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Palestina y AMLO

Roberto Fuentes Vivar

Lo que está sucediendo en estos momentos en el cercano oriente, concretamente en Líbano, es parte de la polarización mundial que cada día se incrementa más dividiendo al mundo en dos: los pobres y los ricos; los que están con el poder de hecho, ejercido de manera unilateral por Estados Unidos, y los que no confirman con la hegemonía internacional, los que tienen el poder mediático y los que no lo tienen.
La destrucción masiva que han hecho las tropas israelíes en Beirut , tiene como objetivo final, según lo han denunciado personajes como José Saramago y Noam Chomsky, destruir a Palestina y para ello se utilizan artilugios como la manipulación informativa, la fuerza militar y el apoyo total de Estados Unidos.
Lamentablemente, los jueces que debían ser imparciales, como el Grupo de los Ocho, han demostrado no sólo su incapacidad para encontrar soluciones justas, sino que también ha dejado constancia, en su reunión de San Petersburgo, de su incondicionalidad al jefe del imperio mundial, es decir a George Bush.
La forma en la que se ha hecho aparecer a nivel mundial la actitud de Israel es sin duda un acto de arrogancia internacional, en el cual la vida de un soldado israelita, vale más que miles de vidas de ciudadanos libaneses o palestinos.
La otra institución que pudiera ayudar a pacificar la zona es la Organización de las Naciones Unidas, cuyas decisiones generalmente están marcadas por la buena voluntad, pero también por el poder de hecho que ejercen las grandes naciones en su seno. Todo esto sólo crea un ambiente de polarización mundial, muy similar al que se vive al interior de México, en donde prevalece un conflicto postelectoral, en el cual uno de los candidatos cuenta con el apoyo incondicional no sólo del Poder Ejecutivo, sino del Legislativo, como se vió con la Ley Televisa, y habrá que esperar si también del judicial.
Los organismos ciudadanos, están marcados por una filiación que procede básicamente de tres grupos de poder, el PAN, el PRI y Elba Esther Gordillo. Es decir que al igual que el grupo de los Ocho, en donde no están representados los intereses de Palestina o Líbano, pero sí los de Israel y los de las grandes corporaciones internacionales, el grupo de los nueve consejeros del IFE representa a los poderes de hecho que están en contra de uno de los candidatos en disputa, concretamente de Andrés Manuel López Obrador.
En síntesis, en el mundo, la hegemonía utiliza, con arrogancia, todos los medios, incluyendo a los árbitros, para acabar con la oposición que en este caso es Palestina. Como diría el filósofo del metro, cualquier parecido con la situación electoral de México no es coincidencia.