Porqué el miedo
Roberto Fuentes Vivar*
Esta semana fue plena en información económica positiva. Nada menos el Banco de México subió a 4 por ciento el pronostico de crecimiento para este año, luego de que había iniciado con una previsión de 3.2 por ciento.
El INEGI señaló que el superíndice económico, formado por una docena de índices, aumentó 6.2 por ciento en su más reciente medición. El agropecuario 7.3%, los servicios 6.4% y en el industrial de 5.7 por ciento.
En materia de desempleo, por primera vez en el sexnio se registra oficialmente la creación de 500 mil empleos en un semestre, lo que indica que este año será especial en materia laboral.
Las ventas reportadas por las tiendas de autoservicio son superiores en 15 por ciento al año pasado, mientras que las calculadas por el INEGI avanzan a un ritmo de 12.6 por ciento. A nivel internacional el petróleo sigue alto y la balanza comercial registra un superávit de 622 millones de dólares.
Internamente la recaudación aumenta a un ritmo de 12.5 por ciento, hay equilibrio fiscal y la deuda pública disminuye. La Bolsa nuevamente está arriba de los 20 mil puntos y los inversionistas siguen confiando en el mercado bursátil. La industria está creciendo y en un rato más se deben dar a conocer los resultados de la industria maquiladora, que seguramente serán positivos.
Los secretarios de estado como Francisco Gil Díaz, Sergio García de Alba, Fernando Canales Clariond y Francisco Javier Salazar dicen que México vive un clima de plena confianza en lo económico y lo laboral.
Si todo esto es cierto ¿porqué tanto temor de las acciones de resistencia civil que realizan los seguidores de Andrés Manuel López Obrador? ¿porqué la insistencia de que este tipo de actitudes crean desconfianza? ¿porque los empresarios no están de acuerdo en que ahora sí crezca el país, aunque sea con manifestaciones y marchas?
Si 2006 será el primer año con verdadero crecimiento de este sexenio y durante los últimos cinco prácticamente el avance fue nulo. ¿Cuál fue la fórmula? La respuesta, dice el filósofo del metro, no está en el viento, sino en que ahora hay tres presidentes y tres valen más que uno.
*Comentario para Radio Educación, 29 de julio de 2006
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