El filosofo del metro dice:
La vida no vale nada
si no es marca registrada
Roberto Fuentes Vivar*
En los últimos días hemos visto, a través de diversas informaciones cómo los derechos humanos de los ciudadanos de México y el mundo se encuentran cada día más vulnerables e incluso llegan a carecer de valor alguno.
No sólo se encuentran los casos como el de las clases de tortura que se enseñaron a los policías de León, en Guanajuato. O el espionaje a que han sido sometidos los legisladores y ocho gobernadores. En ambos casos se trata de prácticas violatorias a las garantías individuales que se suponía ya habían desaparecido de la política mexicana, pero ejercidas a ciudadanos cuyo valor económico sí es alto y por lo tanto sus derechos humanos también.
Pero paralelamente a esos hechos, hay otros que definitivamente demuestran que los derechos de los ciudadanos comunes y más si son indígenas no tienen valor alguno. Concretamente, por ejemplo se encuentra el caso de los 14 indígenas mixtecos de Guerrero que fueron esterilizados sin su consentimiento y a quienes, como indemnización se les ofrecieron unos tinacos y una cantidad de 35 mil pesos que aún no se les ha entregado. Imagínese usted 35 mil pesos y unos tinacos por haberse sometido a una de las más graves violaciones a los derechos humanos que puede tener una persona.
Pero la cosa no queda ahí, pues también en esta misma semana se informó que un ciudadano británico australiano vendió su vida en 380 mil 286 dólares, en la casa de subastas de Ebay, la misma en donde en 1999 se logró subastar en casi seis millones de dólares un riñón humano, aunque la transacción fue finalmente impedida.
Esta mañana, en internet, había unos 15 riñones a la venta, desde una señora que lo ofrece para pagar la operación de su hija, hasta un salvadoreño que quiere regresar a su país. Desde luego que es común que profesionistas sin trabajo ofrezcan un órgano para poder sufragar los gastos inmediatos de sus hogares.
El valor un riñón en internet se encuentra ya en menos de tres mil dólares.
Pero mientras seres humanos desesperados por la situación económica intentan flagelarse y hasta autoviolar sus derechos humanos, como es el caso de vender su vida, el comercio de principio de milenio refuerza su imperio.
Específicamente la misma casa de subastas e-bay fue multada por las autoridades europeas y obligada a pagar 63 millones de dólares a la empresas Louis Vuitton por haber subastado productos piratas de su marca y también, por el mismo motivo debe pagar 27 millones de Christian Dior.
Son muchas las personas que han vendido o un órgano por internet y son muchas las violaciones a los derechos humanos que son indemnizadas con cantidades ridículas, lo que indica que persiste en el mundo un desajuste moral y ético del valor del dinero, pues con una multa como la impuesta e-bay se pueden pagar 21 mil riñones o dos mil vidas. Incluso se podrían indemnizar 20 mil casos de esterilización involuntaria como la de los indígenas mixtecos. Como dice el filósofo del metro, parafraseando al filosofo de Guanajuato: la vida no vale nada si no es marca registrada..
*Comentario para Radio Educacion/4 de julio de 2008
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