El filósofo del metro dice
La inseguridad nace
cuando la única
seguridad es no ceder
Estamos hasta la madre
de una guerra ficticia
Roberto Fuentes Vivar*
Esta semana los mexicanos estamos viviendo horas intensas en las que dos caras de la misma moneda se enfrentan entre sí. Por una parte, un jefe del poder ejecutivo que se empeña en mantener una guerra ficticia en la que lo único real son los muertos y, por la otra, una sociedad que ya está, hasta la madre, de violencia e inseguridad y lo único que clama es paz.
Desde que salió de Cuernavaca la Caminata-Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad, encabezada por Javier Sicilia, Felipe Calderón se encuentra prácticamente aterrado, al grado de que ese día interrumpió la transmisión de un partido de la liguilla mexicana para emitir ahí su mensaje en el sentido de no ceder en su guerra contra un enemigo invisible llamado crimen organizado. El mismo mensaje lo repitió al día siguiente y es muy probable que lo reitere hoy o en los próximos días.
La realidad es que los mexicanos, no sólo los de la marcha, sino en las calles, ya estamos hartos y exigimos un hasta aquí a una guerra que sólo ha dejado viudas y huérfanos.
Como muestra del sentir de la sociedad vale pena mencionar que hoy, en su reporte mensual sobre la percepción de la inseguridad, el INEGI, explica que el 71 por ciento de la sociedad piensa que la inseguridad pública es mayor o mucho mayor que hace un año.
En síntesis, los mexicanos estamos hartos, o hasta la madre, de muchas cosas:
-De una guerra iniciada desde el sexenio pasado y en la que las autoridades no saben contra qué o quiénes están luchando.
-De que desde el gobierno no se estudien y mucho menos se ataquen los verdaderos orígenes de la inseguridad en el país.
-De la falta de estrategias del gobierno federal en materia de seguridad pública.
-De la militarización cada vez mayor de todas las actividades en aras de una supuesta guerra en la que no se sabe quién es el enemigo.
-De la actitud beligerante de Felipe Calderón que insiste una y otra vez en mantener a un país en pie de guerra, cuando lo que deseamos precisamente es vivir en paz.
-De ser los conejillos de indias de una guerra que parece ser más un laboratorio en el que cada día mueren más mexicanos.
-De contar cada día el número de víctimas de una guerra sin razón de ser.
-De poner los muertos, los heridos, los huérfanos y las viudas.
-De exponernos cada día a las equivocaciones del Ejército o de las diferentes policías
-De no poder circular tranquilamente por el territorio nacional
-De los retenes que sólo afectan a la población civil.
-De las explicaciones simplonas del porqué de esta guerra
-De las violaciones a los derechos humanos cometidas al amparo de una guerra.
-De las imágenes de un país armado hasta los dientes.
-De que buena parte de las justificaciones para mantener esta guerra provengan del extranjero.
-De poner a las víctimas y desconocer a los victimarios.
-De que el dos de noviembre se convierta en cotidiano.
-Del dolor de nuestras víctimas
-De permanecer secuestrados, no por lo que llaman el crimen organizado, sino de una actitud beligerante del gobierno federal, cuyo único y reiterado objetivo es mantener el estado actual.
Por eso, al igual que los participantes en la marcha por la paz, exigimos un hasta aquí. Porque a unos días de que se celebre el día de las madres, estamos hasta la madre.
Como dice el filósofo del metro: la inseguridad nace cuando la única seguridad es no ceder.
*Comentario para Radio Educación/6 de mayo de 2011
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