El filósofo del metro dice

Un dólar vale más
que un mexicano

Autoridades regalan
lo que queda del campo

Roberto Fuentes Vivar*


Los datos que dieron a conocer ayer el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional son contundentes: por el aumento de precios de los granos 44 millones de personas se sumaron a las filas de la pobreza y otros 10 millones más se sumarán por cada alza de 10 por ciento en el precio de los granos.
La situación según ambos organismos es grave porque de acuerdo con sus mediciones, los precios subieron 36 por ciento respecto del año previo en el promedio de los granos, pero en el maíz se incrementaron 74 por ciento.
Para el caso de México la información es aún más devastadora, pues ocupamos el deshonroso primer lugar mundial en aumento del precio del maíz en los tres primeros meses de este año, con 37 por ciento, el doble que en Brasil o Argentina, y más que en Somalia o Kenia.
¿Por qué en México sube más el precio del maíz que en otras naciones? Muy sencillo, por la vulnerabilidad en la soberanía alimentaría que vivimos desde que entró en vigor el primer acuerdo de libre comercio en 1994.
Desde entonces estamos sometidos a la especulación internacional y a los caprichos de las grandes empresas transnacionales. El resultado es que el déficit agropecuario significa más de la mitad del desequilibrio total de la balanza comercial. De cada alimento que se consume, la mitad es de importación.
Para colmo, las autoridades siguen empeñadas en más acuerdos comerciales. El caso más reciente es el de Perú, que se firmó hace unos días, a pesar de la oposición generalizada de los productores agropecuarios.
La historia de este acuerdo podría considerarse de novela, pero es real. Durante seis años autoridades y productores tuvieron más de 100 reuniones, en las cuales se acordó sacar de las negociaciones a productos como el frijol y considerar otros 11 como productos sensibles.
Al llegar Bruno Ferrari a la dependencia desconoció los acuerdos y negoció el frijol y los otros productos sensibles, sin consultar a los productores. Lo peor fue que los citó para escuchar sus demandas, unos días antes de la firma en algún lugar de Perú, pero sin explicarles dónde.
La situación es tan grave y solo mencionaré un ejemplo. Zacatecas es el primer lugar en expulsión de migrantes, pero es también uno de los principales productores de frijol y la producción de chiles secos significa el 35 por ciento de su PIB agropecuario.
Perú concentra el 75 por ciento de la producción mundial de chiles secos y en años recientes ha inundado el mercado mexicano con su frijol. La producción de frijol y chile seco en ese país está en manos de empresas transnacionales que además triangulan productos. Con el acuerdo de libre comercio, el chile seco de China llegará a México con consecuencias negativas por ejemplo para el campo zacatecano.
El caso es que esta semana los productores, tanto sociales como empresariales, como es el caso del consejo nacional Agropecuario, denunciaron las anomalías en el tratado de libre comercio y pidieron al senado que impida el atropello que significa para el campo mexicano.
Inmediatamente la secretaría de comercio respondió que introducir los alimentos fue una condición de la parte peruana, que el acuerdo beneficia a casi 4 mil millones de dólares de inversión mexicana en ese país y que entre los beneficiarios se encuentra la industria automotriz, es decir las transnacionales instaladas en México.
Lamentablemente, este acuerdo aumentará la pobreza en el campo y agravará la dependencia alimentaria, pero eso no importa a las autoridades mexicanas. Como dice el filósofo del metro: nuevamente un dólar vale más que un mexicano.

*Comentario para Radio Educación/15 de abril de 2011