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Friday, December 02, 2016

El filósofo del metro dice:

De aquel peso completo
solo quedó una imagen

Se va Carstens y aumentan
las turbulencias financieras

Roberto Fuentes Vivar*

Definitivamente una de las noticias más importantes de la semana fue la renuncia anticipada de Agustín Carstens al Banco de México, para presidir el Banco de Pagos Internacionales. Carstens dejará el cargo en julio y, por lo pronto se han presentado reacciones interesantes como la caída ayer del peso mexicano a su nivel más bajo de la historia.
Prácticamente todos los actores de la vida económica han lamentado la salida de este personaje. El secretario de Hacienda José Antonio Meade, dijo que no genera preocupación y que el gobernador estará dedicado exclusivamente a los asuntos del Banco de México durante los próximos meses, hasta que se concrete su partida.
La Asociación de Bancos de México, a su vez, hizo reconocimiento público de Carstens, y dijo que existirá un plazo suficiente para que el Presidente del República evalúe y proponga al Senado a la persona más idónea para reemplazarlo.
Bancos y analistas han llorado su partida y muchos consideran que no es el momento más oportuno para su salida, porque con ella se incrementa la volatilidad de la economía mexicana. Incluso Banamex, ya destapó a Alejandro Werner,  Director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, para sucederlo.
El propio Carstens reconoció que en los próximos meses habrá más inflación y descartó que su salida se deba a las diferencias entre el Banco de México y la secretaría de Hacienda, las cuales se incrementaron en las semanas más recientes.
Definitivamente la salida del gobernador del Banco de México tiene un peso muy fuerte en la moneda mexicana. Uno de los ejemplos es que ayer, que repuntó el petróleo luego de la reunión de la OPEP; en la que se acordó una reducción de más de un millón de barriles diarios, la moneda mexicana podría haberse revaluado al preverse que llegarán más divisas por la venta de crudo. Sin embargo, el peso cerró en su más bajo nivel de la historia arriba de 21  unidades por dólar. Esta mañana comenzó a apreciarse, pero aun así continúa arriba de 20 pesos por divisa estadounidense y la previsión de los analistas encuestados por el Banco de México es que cierre el año muy encima de los 20 pesos por dólar.
¿Cuáles son los principales objetivos del Banco de México y porqué preocupa tanto a los mercados la salida de Carstens? Básicamente el banco central tiene dos propósitos fundamentales, evitar el crecimiento de la inflación y mantener el valor de la moneda mexicana.
Sin embargo, todas las medidas que adopta tienen que ver con el desempeño de la economía mexicana y ahí es en donde hubo frecuentes enfrentamientos recientes entre el Banco de México y el gobierno de Enrique Peña Nieto. Concretamente Carstens externó en varias ocasiones diversos factores de riesgo para la economía, como la propia devaluación de la moneda, mientras que el secretario de Hacienda, parece no tomar en cuenta estos riesgos.
Incluso la reciente fijación del salario mínimo, con un aumento para llegar a 80 pesos diarios, se convertirá en un elemento inflacionario según los ortodoxos del neoliberalismo.
La encuesta que hoy da a conocer el Banco de México entre una treintena de analistas privados, es tan contundente que fija para el año entrante un crecimiento de la economía de sólo 1.80 por ciento, mientras que Hacienda sigue insistiendo en un crecimiento del PIB superior a 2 por ciento.
Frente a la supuesta volatilidad por la salida de Carstens, el anuncio de la OPEP de reducir la oferta mundial ha presentado nuevos escenarios internacionales de petroprecios y ya se han ubicado en promedio de entre 55 y 60 dólares para el año entrante. Esto debería ser una buena noticia para la economía mexicana. Sin embargo, no pudo frenar la devaluación del peso.
En términos generales la economía mexicana está hecha un desastre al grado de que en lo que va de este sexenio los funcionarios de la Secretaría de Hacienda y del Banco de México no han atinado en una sola ocasión en ninguna de las variables anuales que pronostican.
A este desastre se añade la salida de Agustín Carstens que al menos lanzaba señales de cierta veracidad a los mercados, para mantener la certidumbre. Ahora, nos esperarán varios meses de inestabilidad por motivos locales, lo que seguramente redundará en mayores tasas de interés, en el aumento a la inflación, en debilidad del peso mexicano y en menor crecimiento económico.

Lo peor que puede pasar es que Enrique Peña Nieto intente imponer en el Banco de México a uno de sus allegados. Como dice el filósofo del metro: del peso completo solo quedó la imagen.
*Comentario para Radio Educación/ 2 de diciembre de 2016

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