El filósofo del metro dice:
De aquel peso completo
solo quedó una imagen
Se va Carstens y aumentan
las turbulencias financieras
Roberto Fuentes Vivar*
Definitivamente una de las noticias más importantes
de la semana fue la renuncia anticipada de Agustín Carstens al Banco de México,
para presidir el Banco de Pagos Internacionales. Carstens dejará el cargo en
julio y, por lo pronto se han presentado reacciones interesantes como la caída ayer
del peso mexicano a su nivel más bajo de la historia.
Prácticamente todos los actores de la vida económica
han lamentado la salida de este personaje. El secretario de Hacienda José
Antonio Meade, dijo que no genera preocupación y que el gobernador estará
dedicado exclusivamente a los asuntos del Banco de México durante los próximos
meses, hasta que se concrete su partida.
La Asociación de Bancos de México, a su vez, hizo
reconocimiento público de Carstens, y dijo que existirá un plazo suficiente
para que el Presidente del República evalúe y proponga al Senado a la persona
más idónea para reemplazarlo.
Bancos y analistas han llorado su partida y muchos
consideran que no es el momento más oportuno para su salida, porque con ella se
incrementa la volatilidad de la economía mexicana. Incluso Banamex, ya destapó
a Alejandro Werner, Director del
Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, para sucederlo.
El propio Carstens reconoció que en los próximos
meses habrá más inflación y descartó que su salida se deba a las diferencias
entre el Banco de México y la secretaría de Hacienda, las cuales se incrementaron
en las semanas más recientes.
Definitivamente la salida del gobernador del Banco
de México tiene un peso muy fuerte en la moneda mexicana. Uno de los ejemplos
es que ayer, que repuntó el petróleo luego de la reunión de la OPEP; en la que
se acordó una reducción de más de un millón de barriles diarios, la moneda
mexicana podría haberse revaluado al preverse que llegarán más divisas por la
venta de crudo. Sin embargo, el peso cerró en su más bajo nivel de la historia arriba
de 21 unidades por dólar. Esta mañana
comenzó a apreciarse, pero aun así continúa arriba de 20 pesos por divisa
estadounidense y la previsión de los analistas encuestados por el Banco de México
es que cierre el año muy encima de los 20 pesos por dólar.
¿Cuáles son los principales objetivos del Banco de
México y porqué preocupa tanto a los mercados la salida de Carstens? Básicamente
el banco central tiene dos propósitos fundamentales, evitar el crecimiento de
la inflación y mantener el valor de la moneda mexicana.
Sin embargo, todas las medidas que adopta tienen que
ver con el desempeño de la economía mexicana y ahí es en donde hubo frecuentes
enfrentamientos recientes entre el Banco de México y el gobierno de Enrique
Peña Nieto. Concretamente Carstens externó en varias ocasiones diversos
factores de riesgo para la economía, como la propia devaluación de la moneda,
mientras que el secretario de Hacienda, parece no tomar en cuenta estos
riesgos.
Incluso la reciente fijación del salario mínimo, con
un aumento para llegar a 80 pesos diarios, se convertirá en un elemento
inflacionario según los ortodoxos del neoliberalismo.
La encuesta que hoy da a conocer el Banco de México
entre una treintena de analistas privados, es tan contundente que fija para el
año entrante un crecimiento de la economía de sólo 1.80 por ciento, mientras
que Hacienda sigue insistiendo en un crecimiento del PIB superior a 2 por
ciento.
Frente a la supuesta volatilidad por la salida de
Carstens, el anuncio de la OPEP de reducir la oferta mundial ha presentado nuevos
escenarios internacionales de petroprecios y ya se han ubicado en promedio de
entre 55 y 60 dólares para el año entrante. Esto debería ser una buena noticia
para la economía mexicana. Sin embargo, no pudo frenar la devaluación del peso.
En términos generales la economía mexicana está
hecha un desastre al grado de que en lo que va de este sexenio los funcionarios
de la Secretaría de Hacienda y del Banco de México no han atinado en una sola
ocasión en ninguna de las variables anuales que pronostican.
A este desastre se añade la salida de Agustín Carstens
que al menos lanzaba señales de cierta veracidad a los mercados, para mantener
la certidumbre. Ahora, nos esperarán varios meses de inestabilidad por motivos
locales, lo que seguramente redundará en mayores tasas de interés, en el
aumento a la inflación, en debilidad del peso mexicano y en menor crecimiento
económico.
Lo peor que puede pasar es que Enrique Peña Nieto
intente imponer en el Banco de México a uno de sus allegados. Como dice el
filósofo del metro: del peso completo solo quedó la imagen.
*Comentario para Radio Educación/ 2 de diciembre de 2016
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