El filósofo del metro dice:
FMI no es Fondo Monetario
Internacional, sino Friéguense
Mexicanos Ilusos
Privatizar beneficios
y socializar perjuicios
Roberto Fuentes Vivar*
En la reunión de
otoño del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que se
celebra en Washington, nuevamente México estuvo presente. No nada más con la
asistencia del nuevo secretario de Hacienda José Antonio Meade, sino para ser
víctima, otra vez, de nuevas recetas que tratan de imponer los policías
financieros del mundo.
A diferencia de ocasiones anteriores en que
únicamente se entregaban estrellitas de buena conducta a nuestro país, este año
hubo algo así como la zanahoria y el garrote. Por un lado, sí hubo
reconocimientos y hasta le pusieron palomita a México porque Enrique Peña
Nieto, Luis Videgaray y ahora José Antonio Meade, se portaron bien.
Por el otro vinieron los regaños porque la deuda
pública se les ha salido de control y a pesar de que para pagarla los mexicanos
vamos a tener que sufrir el año entrante un recorte presupuestal que significa algo
así como 3 mil 300 pesos por cada mexicano, los organismos multilaterales y
vigilantes del modelo económico no están contentos.
Por eso, propusieron que nuestro país cree un Consejo Fiscal Independiente que
vigile el crecimiento de la deuda pública y ¡Obvio! como se ejerce el
presupuesto, porque parece ser que el FMI y el Banco Mundial no están de
acuerdo con que se destine dinero a programas como el combate a la pobreza.
La receta del FMI fue presentada textualmente de la
siguiente forma: “La recomendación que nosotros hacemos en la
supervisión bilateral es que México podría beneficiarse si creara un Consejo
Fiscal Independiente; podría tener un vínculo más estrecho entre las metas de
deuda y los objetivos de deuda, podría invertir más en el marco de reglas
sociales para que exista la flexibilidad necesaria a corto plazo, y que eso
coincida con un proyecto de crecimiento bien anclado”.
Quién sabe qué quisieron decir exactamente con toda
esa palabrería, pero una de los hechos interesantes que, quizá por primera vez
en la historia, las autoridades mexicanas dijeron que no a la receta, porque
según ellas no necesitamos ese órgano supervisor independiente y hasta
explicaron que es la segunda vez que el FMI hace la propuesta.
En España sí le hicieron caso al FMI y crearon este
consejo independiente de responsabilidad fiscal, para lo cual tuvieron que
modificar. A cuatro años de haberse creado, lo único que ha hecho es emitir
declaraciones de que España sigue teniendo un fuerte problema de credibilidad y
que si tuviera la credibilidad de países como Bélgica, ahorraría millones de
euros.
Ahora esa receta pretenden imponérsela a México,
cuando prácticamente todas las recomendaciones del FMI y del Banco Mundial han
fracasado. Están concretamente los casos de la reforma energética, de la reforma
laboral, de la reforma fiscal y muchas otras que han mantenido a los mexicanos
al borde de la miseria para satisfacer las necesidades de los organismos
internacionales, de las calificadoras y de los bancos globales.
Desde luego, en esta reunión de otoño, también el
Banco Mundial hizo sus recomendaciones a nuestro país. En México, dijo el
banco, es un misterio que no crezca la economía y sugirió que aún hay mucho
espacio para nuevas reformas estructurales.
Con esta nueva receta del fondo para crear un
consejo independiente que vigile la deuda y el presupuesto y la negativa del
gobierno mexicano a instaurarlo, por lo menos de momento, la reunión de otoño
tuvo un nuevo enfoque, en el cual desde luego estuvieron las malas noticias
como la de del FMI que redujo el pronóstico de crecimiento de la economía
mexicana a solo 2.1 por ciento para este año, desde 2.5 por ciento que había
previsto hace unos meses.
LO que sí es un hecho es que el tema de la deuda
pública, que pasará de 48 a 56 por ciento del producto interno bruto al
finalizar este sexenio (sin contar desde luego algunos aspectos que no se toman
como deuda), es que los agentes internacionales que van desde el FMI hasta las
calificadoras y los especuladores que pueden sacar miles de millones de dólares
de un país en cuestión de segundos, están preocupados porque el gobierno debe
mucho y el problema es que lo debemos todos los mexicanos sin que hubiéramos
tenido un beneficio real.
Ojalá esta deuda que tanto preocupa a la policía
financiera internacional, se la cobraran a los funcionarios que se
enriquecieron en sus cargos públicos y no la socializaran para que la paguen
quienes menos tienen. Otra vez la receta de privatizar beneficios y socializar perjuicios.
Dice el filósofo del metro: FMI no quiere decir fondo monetario internacional,
sino friéguense mexicanos ilusos.
Comentario para Radio Educación/ 7 de octubre de 2016
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