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Friday, August 19, 2016

El filósofo del metro dice:

Si algo huele a
podrido es el gas

Baja en el precio del gas LP 
no eliminará la corrupción

Roberto Fuentes Vivar*

Desde el miércoles pasado se comenzó a aplicar una baja de un peso con 28 centavos al precio por kilo del gas licuado de petróleo o gas LP, el cual es utilizado como principal combustible doméstico por una gran mayoría de los mexicanos, alrededor del 70 por ciento de las familias.
La medida fue anunciada por la Secretaría de Hacienda y Crédito y ratificada por la Secretaría de Energía. Se trata de uno de los pocos precios que aún permanecen bajo control, por lo que la baja en términos generales sí puede resultar positiva para millones de mexicanos.
Sin embargo, detrás de ella hay una serie de escándalos que vale la pena mencionar. Uno de ellos es que las empresas importadoras de gas han tenido ganancias excesivas al adquirir el producto a muy bajo precio en el exterior y venderlo a México hasta con 300 por ciento de utilidad.
Para poner en contexto esta situación, quiere decir que los empresarios mexicanos que compraban gas LP en el exterior lo compran a menos de cuatro pesos el litro en el mercado internacional y lo vendían a casi 15 pesos el kilo. Ahora el precio es de casi 13 pesos, aun así muy por encima del precio internacional del petróleo.
En México existen casi mil empresas distribuidoras de gas LP, de todos los tamaños. Algunas solo surten a una ciudad pequeña, mientras que otras tienen alcance nacional. Incluso solo hay dos cuyo capital supera los mil millones de dólares, ambas de dos primos peleados entre sí y que llevan el mismo apellido Zaragoza.
Uno de ellos es Miguel Zaragoza Fuentes, de Grupo Zeta que cuenta con el mayor puerto de distribución de gas LP en el mundo en Manzanillo y quien actualmente enfrenta litigios personales por su sucesión calculada en dos mil millones de dólares.
En términos generales, son muy pocas las empresas distribuidoras de gas LP que tienen la capacidad de importar. No son más de ocho, entre ellas de las de las familias Zaragoza. Las demás tienen que comprar el combustible a los importadores, al precio que les impongan.
Dentro del mercado, otro de los actores predominantes es Petróleos Mexicanos, que también importa y vende gas LP a los pequeños y medianos distribuidores. En este sentido hay otro escándalo relacionado con el combustible, pues algunos gaseros se quejaron hace unas semanas de que Pemex otorga descuentos de hasta 35 por ciento a algunos distribuidores, de manera discriminatoria. Sin embargo, esos descuentos no llegaban al consumidor.
Incluso, el director  de Pemex, Transformación Industrial, Juan Marcelo Parizot Murillo, ha sido ventilado como uno de los posibles beneficiarios de estos subsidios, pues hay elementos para señalar que se ha enriquecido rápidamente al grado de contar con una millonaria casa en la que es vecino de Carlos Salinas de Gortari.
Dentro de todo el mercado de gas natural, existen tres asociaciones de distribuidores, de las cuales al menos una, Amexgas Asociación Mexicana de Distribuidores de Gas Licuado y Empresas Conexas, ya se quejó de la reducción en el precio. Otra de las distribuidoras es la Asociación de Distribuidores de gas LP del interior (Adigas), de Rodolfo Figueroa, que defiende los intereses de 74 distribuidores pequeños y medianos, que ha sido más cautelosa.
Otro de los contextos en que se presenta esta baja en el precio del gas LP, es que de acuerdo con la reforma energética ese combustible no es el preferido de las autoridades, que pretenden imponer el gas natural en todo el país, a través de las empresas distribuidoras existentes en México, casi todas ellas transnacionales.
Sin embargo, el gas LP seguirá siendo el combustible único para millones de familias que viven en comunidades pequeñas y hasta rurales, a donde no llega ni llegará el gas natural, porque se requerirían inversiones multimillonarias que las distribuidoras transnacionales no están dispuestas a realizar.
A través de la historia contemporánea pocos mexicanos, entre ellos los monopolistas del gas natural y algunos funcionarios públicos se han enriquecido con el mercado de gas natural. En este sentido la reducción es positiva, pero definitivamente no elimina las componendas y el abuso a los consumidores. Incluso no se descarta que los distribuidores descontentos comiencen a fabricar un desabasto artificial.  Seguramente la corrupción continuará por mucho tiempo. Como dice el filósofo del metro: si algo huele a podrido es el gas.

 *Comentario para Radio Educación/ 19 de agosto de 2016

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