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Friday, August 12, 2016

El filósofo del metro dice:

Los jóvenes ya no
usan lentes oscuros,
los traen integrados

Los jóvenes mexicanos, 
en la total desesperanza

Roberto Fuentes Vivar*

Hoy se conmemora el Día Internacional de la Juventud y aunque suene a lugar común los jóvenes mexicanos no tienen nada que festejar, pues viven en un mundo que nos entiende ni ellos lo entienden.
Por eso, el panorama que se presenta para los jóvenes mexicanos es el de un futuro incierto, con mercado de trabajo cada día más  precario gracias a la reforma laboral aprobada en 2012 y con una marcada exclusión por la reforma educativa que solo prevé la inclusión a universidades de una minoría de los jóvenes.
Son muchas las estadísticas para demostrar que los jóvenes mexicanos se enfrentan a una fuerte desesperanza. Aquí van algunas:
Según el INEGI en este momento hay 31 millones de jóvenes de entre 15 y 29 años, que representan el  25.7% de la población total. La desocupación en este grupo de edad es del doble del promedio nacional y llega a más de ocho por ciento, mientras que el promedio es de sólo 4 por ciento. Esto indica claramente que el aparato productivo que debe generar casi dos millones de empleos anuales para dar trabajo a este grupo, ha sido incapaz de hacerlo y únicamente genera anualmente entre 500 y 600 mil fuentes de empleo, cuando más 800 mil en un año extraordinario. Esto significa que al menos dos de cada tres jóvenes no encuentran trabajo.
Por eso, tienen que huir del país en búsqueda de mejores oportunidades de trabajo. Así lo demuestra la más reciente encuesta nacional de dinámica demográfica, la cual señala que la mitad de los emigrantes internacionales salieron de México cuando tenían entre 15 y 29 años de edad.
Al no encontrar trabajo millones de jóvenes intentan seguir estudiando, pero sólo uno de cada cuatro mexicanos de 20 a 24 años asiste a la escuela y sólo el 7.1 por ciento de quienes tienen entre 25 y 29 años está inscrito en alguna institución educativa.
Por eso, precisamente el drama los famosos Ninis, que ni estudian no trabajan y cuyo número asciende oficialmente a 6.2 millones de mexicanos, pero algunas cifras de académicos la sitúan en 12 millones.
Qué hacen los jóvenes que no han encontrado ni trabajo ni pueden estudiar: ingresar a la economía informal.  Por eso casi dos de cada tres jóvenes que trabajan lo hacen precisamente en la economía informal, según las estadísticas del INEGI.
Fuera de la informalidad, del trabajo formal y del estudio, los jóvenes se dedican a ver la televisión y participar en las redes sociales, cuando tienen acceso a una computadora. Por eso dos de cada tres jóvenes destinan en promedio 9.7 horas a la semana a ver la televisión, mientras que  casi 60 por ciento de jóvenes de 15 a 29 se dedican a revisar su correo, consultar redes sociales o chatear.
Ante este negro panorama en el cual los jóvenes no pueden integrarse al mercado laboral ni al educativo y ante la desesperanza que significa encontrar una plaza laboral precaria que no pueda cubrir sus necesidades financieras, hay otras dos estadísticas que forman parte de la historia negra del México contemporáneo.
Una de ellas es que  de los nacimientos ocurridos en el trienio 2011-2013, siete de cada 10 se dieron entre las mujeres de 15 a 29 años de edad y uno de cada seis fue de una adolescente de 15 a 19 años de edad. Es decir que se trata de jóvenes, hombres y mujeres que al no tener ocupación, tienen el sexo como una de los pocos elementos de recreación a los que pueden acceder y frustran sus vidas muchas veces con embarazos no deseados.
Otra estadística negra es que más del 50 por ciento de las defunciones totales de los jóvenes se deben a causas violentas como las agresiones, los accidentes terrestres y el suicidio.
Esta es una síntesis de la situación que viven los jóvenes mexicanos el día de hoy, en su día. Pero eso sí, las grandes corporaciones internacionales ya les han aplicado apodos como Generación X, kippers, dinkys, millenialls y más recientemente generación Z, para incluirlos en el mundo como sujetos de consumo, cuando en México, más del 80 por ciento de los jóvenes no pueden satisfacer siquiera sus propias necesidades inmediatas. Como dice el filósofo del metro: la juventud fue un divino tesoro que se ensombreció con lentes oscuros.


 *Comentario Para Radio Educación/ 12 de agosto de 2016

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