El filósofo del metro dice:
De chivos expiatorios
le hicieron los tamales
a la economía mexicana
Intentan culpar al Brexit de
todos los errores del gobierno
Roberto Fuentes Vivar*
Hoy comienza el segundo semestre del año y las
perspectivas sobre la economía no son nada halagüeñas. En primer lugar
comenzamos el semestre con un nuevo gasolinazo y lo que es más grave para la
mayoría de la población con un nuevo aumento en las tasas de interés.
Así, de entrada, hay un encarecimiento del crédito y
del combustible, lo que seguramente redundará en un alza en el Índice Nacional
de Precios al Consumidor y en un nuevo dolor de cabeza para los mexicanos que
se han endeudado con los bancos.
Hay que aclarar que en el primer semestre del año,
buena parte del mercado interno estuvo financiado precisamente por el crédito,
porque la mayoría de las familias mexicanas se enfrentó a una situación de
supervivencia debido a los bajos salarios y al aumento en el desempleo.
Aunado a esto, todos los informes oficiales presentado
esta semana por parte de las autoridades fueron negativos. Por parte del INEGI
se dieron a conocer informes del sector comercio, del sector servicios, de la
balanza comercial y del empleo. En todos los casos hay elementos que demuestran
que la economía está prácticamente paralizada, a pesar de que hoy Enrique Peña
Nieto hablaba de cómo ha crecido el comercio por la alianza del Pacífico. Si es
cierto que hubo un incremento comercial, no benefició en nada a los mexicanos
ni a la balanza comercial que muestra un déficit de más de seis mil millones de
dólares.
Pero lo grave es lo que va a suceder en el segundo
semestre. La encuesta que mensualmente realiza el Banco de México entre una treintena
de casas de análisis económico, rebajó por enésima vez consecutiva sus perspectivas de crecimiento para este año.
Paralelamente la agencia globalizada Moodys
considera que México sólo va a crecer 2.0 por ciento en 2015. Es la primera que
se acerca a la barrera de 2.0 por cierto. Seguramente en los próximos días ya
veremos cómo algunos analistas sitúan el crecimiento del PIB en menos de dos
por ciento para este año. Por cierto que Moodys atribuye el escaso avance
económico a la mala política fiscal.
Otra de las grandes casas financieras mundial,
Merrill Lynch adelantó que México moderará su tasa de crecimiento en lo que
resta de 2016 debido a diversos factores, como una baja de las exportaciones y
una débil producción industrial.
En México, mientras tanto, se dio a conocer el
índice de confianza empresarial que en cada uno de sus puntos muestra un
panorama desalentador para lo que resta del año con una caída de 5.7 por ciento
en las ventas comerciales y de 1.0 por ciento en la construcción.
En ese índice se señala que la situación de las
empresas es 3.3 por ciento peor que la del año pasado y que definitivamente no
es momento para invertir, pues ese indicador se encuentra en su punto más bajo
de la historia.
De hecho, 31 por ciento de los empresarios considera
que la situación empeorará en lo que resta del año, por lo que cada mes se
deteriora aún más la confianza de los empresarios en el país.
A todos los datos malos se suman los de la
Secretaría de Hacienda que estima para este año una pérdida recaudatoria de
casi 700 mil millones de pesos, 3.5 por ciento del PIB; por los estímulos
fiscales que otorga a empresas. Mientras tanto, la deuda sube y sube, al grado
de que está por alcanzar nueve billones de pesos.
Muchos de todos estos malos datos, sobre todo el
alza en las tasas de interés, son atribuidos al famoso Brexit o salida de Gran
Bretaña de la Unión Europea. Sin embargo, la mayor parte de la causas de la
desaceleración son internas, como lo señalan por ejemplo Moodys y Merrill
Lynch. Esto quiere decir que en buena medida el gobierno mexicano está tratando
de culpar a eventos externos de la mala economía nacional. Como dice el
filósofo del metro: De chivos expiatorios le hicieron los tamales a la economía
mexicana.
*Comentario para Radio Educación/1 de julio de 2016
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