El filósofo del metro dice:
No hay peor enfermedad
que una mala economía
Radiografía del trabajador
mexicano: un parapléjico
que pide caridad en la calle
Roberto Fuentes Vivar*
Esta mañana el INEGI dio a conocer la Encuesta
Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) correspondiente al primer el trimestre y
fuera de cómo se comportó el medio laboral entre enero y marzo y compararlo con
la situación que guardaba hace un año o en diciembre pasado, quizá vale la pena
hacer una radiografía del trabajador mexicano.
Si se tomara esta radiografía para hacer una
caricatura, en principio, el trabajador mexicano estaría postrado en una silla
de ruedas, en estado parapléjico, porque de las 50.8 millones de personas que
tienen trabajo, 29 millones 127 mil están en la informalidad. Es decir, como en
la paraplejia que significa Parálisis de la mitad inferior del cuerpo y que se
debe a una lesión nerviosa en el cerebro o en la médula espinal. Claro que en
este caso la parálisis representa la mitad del cuerpo, más una mano adicional.
Lamentablemente, por las mismas condiciones
laborales, este trabajador parapléjico no tiene acceso a atención médica, pues
el reporte del INEGI indica que sólo 18.6 millones de los trabajadores, tienen
acceso a instituciones de salud.
De las partes del cuerpo que sí funcionan, varias presentan una especie de contradicción, pues debido a
las enfermedades neuronales que se manifiestan en esta radiografía, 6.4 por
ciento del cuerpo (o de los trabajadores) labora menos de 15 horas a la semana,
mientras que el 27.3 por ciento labora más de 48 horas a la semana. Si se
tratara de exponer gráficamente sería como si la tercera parte del cuerpo
estuviera sobreexplotada, mientras que una de las manos estuviera casi
inactiva.
Lamentablemente, la población subocupada, es decir
que tiene necesidad de trabajar más tiempo, lo que se traduce en la búsqueda de
una ocupación complementaria o de un nuevo trabajo con mayor horario, es una
parte sana del cuerpo que no está aprovechada y quizá por eso termine en la
población informal.
La Tasa de Condiciones Críticas de Ocupación, que incluye
a las personas que se encuentran trabajando menos de 35 horas a la semana y las
que trabajan más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al
salario mínimo, además de las que laboran más de 48 horas semanales ganando
hasta dos salarios mínimos, fue de las que más creció en el trimestre, pues
pasó de 12.2 a 14.0 por ciento en el lapso de un año. Esto significaría que nuestro parapléjico tiene por lo menos una
mano en condiciones críticas de salud.
Si se observa a la población ocupada en función de
la posición que guarda dentro de su trabajo, resulta que poco más de dos
terceras partes del total, 34.8 millones son trabajadores subordinados y
remunerados; 11.4 millones trabajan por su cuenta, 2.4 millones son
trabajadores que no reciben remuneración, y 2.2 millones son propietarios de
los bienes de producción, con trabajadores a su cargo.
Esto significaría que la mayor parte del cuerpo de
nuestro trabajador depende de las órdenes que le envía el nervio patrón, los
2.2 millones de propietarios. Pero al mismo tiempo cuenta con algo así como dos
miembros del cuerpo que actúan por la libre y cobran cuando se puede o como se
puede. Es decir como si los dos pies estuvieran dando vueltas para ver cuándo
puede cobrar y comenzar a funcionar. Paralelamente hay otra parte del cuerpo,
la de los de trabajadores sin remuneración que quién sabe cómo viven y a lo
mejor se convirtieron en hematomas o en quistes que si no se extirpan pueden
crecer hasta acabar con el parapléjico.
Al mismo tiempo que se mencionan todos estos datos
del panorama laboral, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, dio a conocer
que hay 221 mil personas que cumularon más de nueve billones de pesos y cuya
fortuna creció 7.7 por ciento en el primer trimestre del año. Esta parte del
cuerpo es algo así como el dedo del pie izquierdo, que es el que menos sirve
para el funcionamiento del cuerpo, pero que puede succionar toda su energía.
En fin, el perfil del
trabajador mexicano de este principio de año, es algo así como el de un
inválido que más de la mitad del cuerpo podrida que pide limosna en una
esquina. Como dice el filósofo del metro: no hay mayor enfermedad que una mala
economía.Comentario para Radio Educación/ 13 de mayo de 2016
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