El filósofo del metro dice:
Sobrevivir, sucede hasta
en las mejores familias
La familia priista una que
puede festejar el domingo
Roberto Fuentes Vivar*
Este domingo
se festeja el día de la Familia. Desde que se decretó hace 10 años que el
primer domingo de marzo de cada año se celebraría este día, se trata de una
fecha que definitivamente no cuaja ni siquiera con fines comerciales.
Pero eso sí
hay muchos tipos de familias. En primer lugar, de acuerdo con el INEGI, 96.8
por ciento de los mexicanos vive en un hogar familiar.
Claro que en
México hay de familias a familias. La familia priista por ejemplo es una de las
más felices del país, aunque es odiada por el 80 por ciento de la población,
como lo demuestran los resultados electorales, en los que sólo el 20 por ciento
de los posibles votantes sufraga a favor de esa familia que a veces parece ser
como las familias italianas de la mafia y se protegen entre sí. Ya ven nada más
como extendieron sus tentáculos hasta España para apoyar al expresidente
priista Humberto Moreira. Hoy esta familia va festejar por la noche su 87
aniversario, pero el jefe de familia, Enrique
Peña Nieto no va a asistir a la fiesta. De todas maneras, la familia priista a
pesar de ser de las pocas que gozan de prebendas y canonjías se encuentra
también dividida, pues el nombramiento de candidatos a gobernadores no ha
dejado a todos satisfechos.
La familia
panista es la que no sabe ni para dónde va, pues por una parte quiere
emparentarse o unir los lazos familiares con otros partidos, mientras que
muchos otros panistas prefieren seguir siendo una familia endogámica, porque
las bodas con otros acaban en divorcio, como sucedió con su alianza con el
Partido del Trabajo en Oaxaca.
La familia
perredista está peor, pues se ofrece como novia despechada a ver quién le hace
caso, pero casi nadie quiere unírsele, luego de que ha perdido todo su valor
ideológico familiar y ancestral que le dieron origen. Incluso hasta la
virginidad tan apreciada en las familias hace algunos años.
El caso de la
familia Morena es muy probable que no puedan festejar el domingo, pues el jefe
de familia, Andrés Manuel López Obrador, ya ha comenzado a sufrir las
desavenencias y su hermano se pasó al PRI y se ha convertido en uno de los
principales opositores al peje. Como dirían los clásicos. Todo queda en
familia.
La familia
empresarial tampoco tiene nada que festejar. Por una parte, hay miembros que
están enterrando a sus muertos porque en lo que
va del sexenio, según el Sistema de Información Empresarial mexicano
(SIEM) han tenido que cerrar sus puertas unas 70 mil empresas. Además hay otras
40 mil empresas que se encuentran en situación difícil y pueden quebrar porque
la familia priista no les paga los que les debe y tienen que estar realizando
el carrusel de 60, 90 0 180 vueltas a ver si en alguna les pagan.
También esta
familia empresarial se adelgazó. De acuerdo con Forbes, casi todos los
mexicanos redujeron su capital en el último año, además de que dos familias
definitivamente salieron de la lista, la de los Vigil, dueños de Campos
Hermanos y la de Max Michel Suberville, dueño de Liverpool, aunque otras dos
familias levantaron su cabeza para aparecer entre las más ricas del mundo la de
Achar que vendió su empresa Comex y la de Espinosa Abdala, quienes vendieron su
farmacéutica Rimsa a la israelí Teva.
La familia
sindicalista en vez de festejar está de pésame, pues de 55 millones de
mexicanos que conforman la población económicamente activa, apenas hay menos de
un millón 500 mil sindicalizados por lo que se trata de una familia en vías de
extinción.
La familia
neoliberal seguramente sí festejará porque según ellos la economía mexicana
aguanta a pesar de todas las turbulencias extranjeras, aunque como vive fuera
de México y fuera la realidad, seguramente lo festejará en otro país o en otro
planeta, en el cual sí existe el México maravilloso.
Pero en
términos generales la familia mexicana, como promedio, está fregada y no sabe
cuándo podrá salir de la crisis. Uno de sus miembros acaba de ser despedido.
Otro tiene cuatro meses buscando trabajo y el único que mantiene el hogar
aguanta tres trabajos para poder solventar los gastos de la casa, mientras los
niños definitivamente tienen que acostumbrarse a comer rebanadas de aire,
aunque eso sí, enriquecido por la contaminación. En fin, el domingo es el día
de la familia y como diría el filósofo del metro: sobrevivir sucede hasta en
las mejores familias.
*Comentario para Radio Educación/ 4 de marzo de 2016
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