El filósofo del metro dice:
No se puede tapar
el sol con un papa
México, en emergencia económica
Roberto Fuentes Vivar*
Hace
unos días se inauguró la Torre BBVA Bancomer. Tuve la oportunidad de asistir a
ese evento. Ahí, Enrique Peña Nieto celebró que se habían creado en enero 69
mil 170 puestos formales lo que representa 15 por ciento superior a la
registrada hace un año. Ahí el presidente mundial del banco, Francisco González
dijo que México es un ancla para la inversión y Luis Robes Miaja, presidente de
Bancomer resaltó la importancia del crédito en nuestro país. Al día siguiente,
como presidente de la asociación de Bancos de México, dijo que el negocio
bancario creció el año pasado 5.2 veces más que la economía en su conjunto.
Durante
la inauguración de la Torre, hubo risas, brindis, expectativas favorables,
esperanzas, reportes de logros. Pero hay una cosa que vale la pena mencionar.
Desde el piso 50 de lo que es hoy el edificio más alto del país, no se ve la
calle. Desde ahí no se puede ver que, por ejemplo, en el informe de ocupación y
empleo que presentó hoy el INEGI, los subocupados y los empleados informales fueron
los que más aumentaron en el periodo de septiembre a diciembre de 2015, por lo
que hay 30 millones de trabajadores en la informalidad.
Desde
que inició este año, nuestro país vive en una especie de economía de
emergencia, en la que la devaluación de la moneda continúa cotidianamente a
pesar de que el Banco de México sigue usando las reservas para tratar de detener
la caída en picada del peso. Son ya casi 30 mil millones de dólares los que se
han utilizado de reservas en el lapso de un año.
Paralelamente,
los inversionistas extranjeros sacaron, nada más enero, más de seis mil
millones de dólares que tenían colocados en la Bolsa Mexicana de Valores,
mientras que las empresas siguen recortando personal y proyectos. El ejemplo más
claro es que América Móvil, la principal empresa mexicana que cotiza en los
mercados bursátiles, anunció una reducción de hasta 25 por ciento en sus planes
de inversión.
A
todo esto se suma que el secretario de Hacienda Luis Videgaray atendió al ultimátum
que le dio el banco de México hace una semana y que analizamos precisamente el
viernes pasado, en el sentido de que si no había un recorte mayor en el gasto,
el banco central se vería obligado a aumentar las tasas de interés. Ante ello,
Videgaray ya anunció que habrá uno o más recortes en el gasto y con ello más
despidos de trabajadores.
Y
para seguir con el pesimismo, el secretario de Economía Ildefonso Guajardo, señalaba
hoy que sí habrá afectación en los precios por la devaluación. Seguramente
estaba en un edificio tan alto como la torre de Bancomer para no darse cuenta
de que en la calle los precios ya han
subido y no sólo los que están ligados a las importaciones y que se ven
afectados por la cotización del peso, sino los de alimentos como la tortilla,
Para
colmo, la secretaría de Economía y la del Trabajo y previsión Social, trabajan
ya en una nueva reforma laboral, para adecuar la legislación vigente a la
entrada en vigor del acuerdo Transpacífico, lo que significará la segunda reforma
laboral de este sexenio y tendrá como propósito hacer más laxas las leyes para
que supuestamente pueda llegar más inversión.
Sin
embargo, para este año, la caída de la inversión pública y probablemente de la
privada, como lo han anunciado analistas y lo han confirmado personajes como
Daniel Hajj, presidente de América Móvil, tendrá una desaceleración.
A
unas horas de que llegue el papa Francisco a México este es panorama económico
que vivimos los mexicanos. Sólo para utilizar una inicial, la D, tenemos devaluación
desesperanza, desinversión, desesperación, desempleo, deuda y despidos.
Pero
con la llegada del llamado sumo pontífice, todo esto pasará al olvido
mediático. Pero eso sí, como dice el filósofo del metro: no se puede tapar el
sol con un papa.
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