El filósofo del metro dice:
No hay mayor estupidez
que cerrar 2 ojos a la vez
Es la economía, estúpidos
Roberto Fuentes Vivar*
En 1992, cuando contendían por la presidencia de
Estados Unidos, Bill Clinton envío un mensaje a su contrincante George W Bush,
quien intentaba reelegirse: Es la economía, estúpido, le dijo mientras el
inquilino de la casa blanca basaba su campaña en sus grandes logros en la
Guerra Fría y en la primera Guerra del Golfo.
En esos momentos, Estados Unidos, a pesar de los
supuestos éxitos de Bush, la economía estadounidense estaba en recesión. Por
eso la frase “Es la economía, imbécil” caló hondo en el sistema político de ese
país y desde luego Clinton ganó las elecciones y el sí se reeligió.
En estos momentos dominados en mucho por las
elecciones presidenciales, la frase “es la economía, estúpidos” adquiere
relevancia en México, porque todos los candidatos y sobre todo los seguidores
de los candidatos intentan desacreditar a sus adversarios por cuestiones de
corrupción o incluso por motivos personales, pero la economía prevalece
prácticamente afuera del debate serio.
El gobierno de Enrique Peña Nieto, desde su posición
casi a diario intenta exponer precisamente datos económicos de su sexenio como
símbolos de logro.
En Querétaro, hace unos días, al inaugurar una
carretera, Peña Nieto destacaba que hoy México goza de mejor infraestructura, que
se han construido seis mil kilómetros de carreteras y autopistas y que en su
gobierno se ha logrado generar el mayor número de empleos que en una
Administración se hayan registrado históricamente.
Prácticamente al día siguiente destacaba que en 2017
arribaron a nuestro país más de 39 millones de turistas provenientes de todos
los continentes del mundo, lo que significó una derrama económica de 21 mil 300
millones de dólares.
Un día después se reunió con el presidente del grupo
francés Safrán, que anuncio de inversión de entre 25 y 30 millones de dólares
para construir una nueva planta industrian en México.
Ayer, el gobierno destacaba que México captó 29 mil
695 millones de dólares en Inversión Extranjera Directa durante 2017, 11 por
ciento más que en el año previo, y que en la actual administración se registró
un monto sin precedentes de capitales foráneos por 171 mil 471 millones de
dólares, con lo que superó en 50 por ciento el flujo reportado en el mismo
periodo del sexenio anterior.
Ayer el INEGI daba a conocer la inflación de la
primera quincena de febrero, con una supuesta reducción en el crecimiento de
los precios, pero hay sectores que muestran una situación que puede
considerarse grave, como la inflación médica que crece a niveles de 15 por ciento
y pone en riesgo la salud de millones de mexicanos.
Y hoy el INEGI dio a conocer que el Producto Interno
Bruto de nuestro país creció solo 2.0 por ciento y no 2.1 por ciento, como se
había anticipado hace unos 15 días.
Muchas de estas cifras, como la de la inversión
extranjera, podrían ser muy buenas noticias. Lamentablemente, ni Enrique Peña
Nieto ni sus colaboradores cercanos se dan cuenta de que este tipo de
información no permea a los bolsillos de los ciudadanos. Simplemente, en el
caso de las inversiones externas, la Comisión Económica para América Latina,
realizó un estudio en el cual desmitifica la inversión extranjera, porque en Latinoamérica
las empresas transnacionales solo crean cinco de cada 100 empleos nuevos y la
mayoría son generados por pequeñas y medianas empresas.
Mientras tanto los ciudadanos, sobre todo de la
clase media, tienen que encontrar dos o tres empleos para poder mantener su
nivel de vida o de lo contrario descenderían hasta niveles de pobreza.
Desde Los Pinos insisten en que las cosas se están
haciendo bien en materia económico y por eso festinan todas estas cifras, pero la
sociedad no piensa lo mismo. Por eso, por ejemplo en la más reciente encuesta
de Reforma sobre preferencias electorales, el segmento de mayor educación da
una preferencia de 43 por ciento al único candidato que plantea modificar el
modelo económico, mientras que los dos que piensan en profundizar el sistema
obtuvieron 17 y 10 por ciento respectivamente. Es decir que la mayoría quiere
un cambio de modelo.
Por eso, la frase “Es la economía, estúpidos”
adquiere relevancia en estos momentos. Dice el filósofo del metro: No hay mayor
estupidez que cerrar los ojos para no ver.
*Comentario para Radio Educación/23 de febrero de 2018
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