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Friday, March 29, 2019

El filósofo del metro dice:

Y cuando despertó, la 
tijera todavía estaba ahí

Recorte porque el viejo modelo 
no muere y nuevo aún no nace

Roberto Fuentes Vivar*


Estamos viviendo uno de los momentos más difíciles para la economía mexicana en años recientes, porque el nuevo modelo aún no comienza a funcionar, mientras que el anterior todavía sigue vigente, lo que ha ocasionado una serie de problemas graves.
Nada menos esta semana el jefe de la oficina de la Presidencia, Alfonso Romo anunció un nuevo recorte presupuestal. El ajuste fue confirmado por el secretario de Hacienda Carlos Urzúa y por el subsecretario Arturo Herrera.
Incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador ha tocado el tema en sus conferencias mañaneras. Pero nadie ha informado de cuánto será el monto a recortar, porque dicen que se analizan con sumo cuidado cuáles serán las áreas afectadas.
Todas las versiones oficiales señalan que no habrá más despidos y que se buscará que el ajuste no perjudique los programas prioritarios. El problema es que desde antes de tomar posesión el actual gobierno comenzaron los recortes y probablemente continúen porque el dinero que se recauda no es suficiente.
En este sentido hay que señalar que la necesidad de recursos se ha incrementado, sobre todo por tres razones: una, que los compromisos financieros crecieron al cancelarse el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. Otra que cada día son más los dineros que se utilizan para salvar a Petróleos Mexicanos. La tercera razón es que también se ha incrementado la urgencia de flujo de dinero para cumplir las promesas de campaña a través de diversos programas sociales como los apoyos a la tercera edad o Jóvenes Construyendo el Futuro.
Lamentablemente, los ingresos del sector público no alcanzan para todo y hasta, por el contrario, han decrecido. De acuerdo con los reportes de Hacienda, en enero la captación de ingresos fue de 448 mil millones de pesos cifra 7.5 por ciento menor a la del año anterior. En buena medida esto se debió a que la recaudación de Impuesto sobre la renta solo avanzó 1.4 por ciento, pero los ingresos petroleros se redujeron 52.3 por ciento, debido a que los gobiernos anteriores dejaron a Petróleos Mexicanos convertido en una especie de cuerpo catatónico.
Al recibir menos ingresos de los esperados se anuncia precisamente este nuevo recorte que oficialmente nos llevará de una austeridad republicana a una pobreza franciscana. Existe la promesa de que no habrá despidos y se tratará solamente de ahorros. Lamentablemente este tipo de ahorros también influyen en la economía y se trasladan a los bolsillos de los mexicanos, porque el gasto público, aún en salarios, es una fuente de impulso a la economía interna.
Pero eso sí, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, incurre, como lo hacían los pasados gobiernos neoliberales, en no aumentar el déficit fiscal, sino en recortar presupuesto. Es decir que se intenta crear un nuevo modelo económico, pero respetando al pie de la letra una de las principales reglas del modelo neoliberal.
Precisamente por estas dificultades que experimenta la economía en el cambio de modelo, el Banco de México, señaló esta semana que el entorno actual sigue presentando importantes riesgos a mediano y largo plazos que pudieran afectar las condiciones macroeconómicas del país y su capacidad de crecimiento.
La Junta de Gobierno del Banco Central, con la más pura ortodoxia monetarista, señaló que México debe seguir una política monetaria prudente y firme, que es necesario que se impulse la adopción de medidas que propicien un ambiente de confianza y certidumbre para la inversión, una mayor productividad y que se consoliden sosteniblemente las finanzas públicas.
Hasta el momento el tema que ha sido el pilar del cambio de modelo que se propone es el fortalecimiento de Petróleos Mexicanos. En este sentido quizá el rescate de Pemex no provenga directamente del presupuesto de egresos, sino de los siete mil millones de dólares del Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios, del cual se pagarían 280 mil millones de pesos para pago de la deuda de la empresa.
Es muy probable que precisamente la renuncia de tres consejeros independientes de Petróleos Mexicanos anunciada esta semana se deba precisamente a las diferencias entre ellos y el presidente de la República que está convencido de salvar a la paraestatal, mientras que la visión neoliberal era enterrarla.
Pero el problema actual y coyuntural es que los ingresos petroleros que ayudan a fortalecer las finanzas públicas y a consolidar el gasto del gobierno, tardarán por lo menos un año en comenzar a recuperarse, luego de que surtan efecto los programas actuales de apoyo al petróleo.
Por el momento, México se encuentra en una situación difícil en la que el viejo modelo económico no ha muerto y el nuevo aún está por nacer y las consecuencias las vivimos todos. Dice el filósofo del metro: y cuando despertó, la tijera todavía estaba ahí.


*Comentario para Radio Educación/ 29 de marzo de 2019

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