El filósofo del metro dice:
Guerra por los intereses
va para muchos meses
Rompecabezas de fuerzas
en los conflictos sindicales
Roberto Fuentes Vivar*
Apenas ayer se cumplieron tres meses de que tomó
posesión el nuevo gobierno y ya se comienzan a sentir en el ambiente las
consecuencias de un posible cambio de modelo económico, con una especie de
rompecabezas de intereses que es difícil de poder vislumbrar en su conjunto.
Para comenzar hace apenas unos días tomó posesión el
nuevo presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelín,
el exdirector de la megaempresa que controla Coca-Cola y los Oxxos entre otros
muchos negocios. Al evento asistió el presidente Andrés Manuel López Obrador y
los dos se estrecharon la mano y acordaron “hacer juntos historia” retomando el
nombre de la coalición que llevó al abanderado de Morena a la presidencia de la
República.
Pero dos días después, el pleno de la iniciativa
privada se reunió en pleno y acordó que para hacer juntos historia, el gobierno
federal debe, además de luchar contra la corrupción, garantizar el respeto a los
organismos autónomos y, sobre todo, mantener la paz laboral. Es decir que
nuevamente el sector público debe actuar en beneficio de la iniciativa privada
como sucedía en el modelo imperante durante los más recientes 36 años.
Esta petición mediática, pero también formal, porque
algo así señaló Salazar en su discurso de toma de posesión, se presenta en un
momento en el cual la inversión mostró un descenso en el último trimestre del
año pasado y en el que el Fondo Monetario Internacional nueva presiona con la
consabida receta de que lo único que va a hacer crecer a México es precisamente
la inversión.
Precisamente, sobre la inversión, el INEGI y el
Banco de México dieron a conocer esta
mañana el Índice de Confianza Empresarial que mejoró en el mes de febrero, pero
se mantienen –al igual que desde hace más de dos sexenios- condiciones
desfavorables para la inversión en estos momentos.
Pero qué es lo que hace que este momento sea inédito
y permita afirmar que hay ya un choque de modelos económicos, pues nada menos
que el clima laboral, cuya paz tan fehacientemente exigen los empresarios.
Nada más basta echar una ojeada a las primeras
planas de hoy y nos encontramos con que hay huelgas en algunas universidades e
instituciones educativas públicas, como la Universidad Autónoma Metropolitana
que lleva ya un mes en paro.
Que en Tamaulipas, en donde ha habido paros
históricos de maquiladoras, también ya hay movimientos en siderúrgicas, por lo
que el gobernador de la entidad, Francisco García Cabeza de Vaca culpa a la
nueva central obrera de Napoleón Gómez Urrutia de tratar de desestabilizar y
crear disturbios, es decir de atentar contra la paz laboral.
Un diario, El Universal da cuenta de que 15 paros
activos y 384 emplazamientos y entrevista a analistas que dicen que el aumento
de salarios mínimos y el cambio de gobierno son los factores que enturbian la
calma que se mantuvo durante años en el sector laboral. No lo dice este diario,
pero sí muchos académicos, que esta calma se debía al contubernio entre
sindicatos, gobierno y empresarios.
Aunado a estos movimientos se encuentra la amenaza
de que unos ocho mil trabajadores realicen el próximo martes una megahuelga en
todos los establecimientos de WalMart. En este caso, la amenaza parte de la
Confederación Revolucionaria de Obreros y campesinos, la famosa CROC, que es
uno de los principales brazos obreros del Partido revolucionario Institucional.
Ante todo esto, el presidente López Obrador, ha
insistido, por lo menos en tres ocasiones en esta semana, en que es el momento
en que los sindicatos deben moderar sus demandas. Sin embargo, su gobierno ha
sido claro en que respetará los derechos de los trabajadores.
En el entorno hay otras dos cuestiones más. Una, las
pláticas para una nueva reforma laboral, propuesta por Morena y con la que no
están de acuerdo los sindicatos priistas ni los empresarios y una campaña en
contra de la secretaria del trabajo, Luisa María Alcalde, por supuesto
conflicto de interés, al ser su padre, Arturo Alcalde asesor de sindicatos
desde hace 40 años.
Como puede observarse, hay un coctel de intereses en
el que están inmiscuidos empresarios, grupos de poder, partidos políticos y
sindicatos de todos colores. Y eso que apenas van tres meses de que se planteó
la posibilidad de eliminar el modelo económico dominante en los últimos seis
sexenios. Dice el filósofo del metro: la guerra de los intereses va para muchos
meses.
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