El filósofo del metro dice:
Paseo de la Reforma tiene
carriles de ida y vuelta; la
mitad solo te lleva, no te trae
La reforma laboral, positiva,
pero tiene algunas carencias
Roberto Fuentes Vivar*
Finalmente ayer la Cámara de Diputados aprobó en lo
general y en lo particular la reforma Laboral que será o fue ya enviada al
Senado de la República.
Sin embargo, el dictamen aprobado aún no es
definitivo y todavía faltan muchas discusiones en el Poder Legislativo para que
se consoliden las 535 de los mil 10 artículos de la Ley Federal del Trabajo.
De hecho quedaron pendientes 104 reservas que
tendrán que discutirse en forma particular.
Como está prevista y a reserva de que aún se hagan
cambios al dictamen tanto en la cámara baja por los artículos en reserva, como
en el Senado de la república, puede afirmarse que las modificaciones cumplieron
tres objetivos:
1.- Generar una mayor transparencia tanto en los
sindicatos como en los organismos laborales, incluyendo aquí la creación de nuevas
instancias que sustituyan a las juntas de conciliación y arbitraje.
2.-Cumplir con los compromisos adquiridos durante
las negociaciones con Estados Unidos y Canadá y que se encuentran en el nuevo
tratado trilateral, el cual aún está pendiente de aplicación sobre todo porque
el presidente estadounidense Donald Trump ha retrasado su ratificación.
3.- Adecuar las leyes mexicanas al capítulo 98 de la
Organización Internacional del Trabajo, el cual fue ratificado por México
apenas en septiembre pasado, a pesar de que está vigente hace más de 60 años a
nivel global, y que se refiere a la libertad sindical y al derecho de sindicalización
de los trabajadores y a la negociación colectiva.
En estos tres puntos el dictamen aprobado de la
reforma laboral sí muestra avances en favor de los trabajadores y permite abrir
las puertas para una nueva transparencia en materia de sindicatos, con la
posible desaparición de los sindicatos de protección, blancos, charros y
fantasmas.
En este sentido vale la pena mencionar que el
artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ha
sido modificado en 27 ocasiones y la última reforma en favor de los trabajadores
y no de las empresas se realizó en 1982.
A pesar de estos avances, la nueva reforma tiene
muchas carencias, porque no entra de lleno a resolver los graves problemas que
enfrenta el mercado laboral mexicano.
Por ejemplo, no se mencionan obligaciones para que
los empresarios formalicen a sus trabajadores y les paguen prestaciones. En
este sentido, hay que señalar que actualmente aproximadamente el 60 por ciento
de los trabajadores se encuentra en la informalidad, mientras que sólo el 10
por ciento está sindicalizado.
Esto significa que los avances sobre la libertad
sindical solo van a repercutir en uno de cada 10 trabajadores mexicanos,
mientras que el 90 por ciento restante seguirá en la informalidad o con las
modalidades que han adoptado los empresarios y el sector público de contratar
empleados por la vía de los contratos por honorarios. Nada más hay que señalar
que en el más reciente informe del Servicio de Administración Tributaria se
registra que hay 26 millones de mexicanos como personas físicas, que son los
que trabajan por honorarios y carecen de prestaciones sociales a pesar de estar
en la formalidad.
Otra de las graves ausencias es que en el dictamen se
dejó sin legislar el caso de la subcontratación u outsourcing, sistema en el
cual laboran uno de cada cuatro trabajadores mexicanos. Y este caso es tan
grave que en las discusiones de la reforma un legislador denunció que la
subcontratación afecta no solo a empresas sino a Palacio Nacional y al propio
Poder Legislativo.
Una más de las ausencias es que la reforma no
incluye a los trabajadores que se encuentran bajo el apartado B del artículo
125 constitucional. Es decir a los trabajadores del estado. Esto significa que
el gobierno federal, los gobiernos estatales y municipales y los Poderes
Legislativo Judicial pueden seguir manejando con cierta discrecionalidad las
relaciones con sus trabajadores.
En síntesis, la reforma sí cumple con el objetivo de
sr una especie de contrarreforma a las modificaciones que se hicieron en años
anteriores y de transparentar la operación de los trabajadores, los sindicatos
y las instancias mediadoras en conflictos obrero-patronales, pero tiene muchas
carencias que ojalá sean corregidas en las discusiones posteriores, antes de si
aprobación final. Dice el filósofo del metro: Paseo de la Reforma tiene
carriles de ida y vuelta. La mitad solo te lleva pero no te trae.
*Comentario para Radio Educación/12 de abril de 2019
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