El filósofo del metro dice:

De ilusiones y
buenas intenciones
están llenos
los panteones

Cumbre del G20, un club de amigos


Roberto Fuentes Vivar*

Hoy concluyó allá en Cannes, Francia, la Cumbre del Grupo de los 20 y se demostró que, como lo dijo hace unos días El Vaticano, este grupo es sólo un club de amigos, cuyo liderazgo sirve solamente para fortalecer unas estructuras financieras ya caducas y obsoletas.
El documento final es nuevamente un catálogo de buenas intenciones, que no pasan de ser recomendaciones para retomar el crecimiento y el empleo a nivel global. Desde luego, como era previsto, México obtuvo la presidencia del Grupo de los 20, debido a la próxima cumbre que se realizará en junio, en los Cabos.
Algo interesante es que prácticamente todos los asistentes –Hasta Felipe Calderón- culparon de la crisis a la especulación financiera. Sin embargo, a la hora de hacer algo para frenarla y dar prioridad a la economía real, el club de amigos prefirió ignorar las medidas que pudieran detener a los grandes capitales que andan de un país a otro tratando de lograr ganancias rápidas,
Concretamente, el impuesto a las transacciones financieras que promovió la Unión Europea con el apoyo directo de Francia y Alemania, quedó ya no como una recomendación, sino como una mera sugerencia.
En lo que se refiere a las medidas inmediatas para frenar las turbulencias en los mercados financieros internacionales, también fue frustrante, pues la canciller alemana intentó que los países ricos participaran en el fondo de rescate europeo, pero casi nadie le hizo caso, por lo que los analistas internacionales ya calificación la cumbre de Cannes como un fracaso.
Eso sí, todos los países se fueron contra China para que no utilice su moneda como ancla para sus exportaciones y también contra Grecia y comenzaron a ver a Italia bajo microscopio, para que no le pase lo que a Grecia. Es decir que pague a los bancos lo que debe y el Fondo Monetario Internacional reforzará su papel de policía financiero, fiscalizado a detalle a Italia, España, Grecia y demás países emproblemados.
Otro de los compromisos que asumieron los países del grupo de los 20 fue combatir a la evasión fiscal, asunto en el que México ya les tomó la delantera, pues esta semana el Servicio e Administración Tributaria anunció que va contra 600 mil evasores por cinco mil millones de pesos, pero no dijo nada de los grandes evasores que tienen créditos fiscales por 750 mil millones de pesos. Con esto, dejar de cobrar a las grandes empresas, pero perseguir a los ya cautivos que adeudan en promedio menos de 10 mil pesos al fisco, Felipe Calderón se ganó otra estrellita más en el FMI de las estrellas y en el canal de las estrellas.
El documento final dice textualmente: “los países del G20 reafirmamos nuestro compromiso de trabajar conjuntamente y hemos tomado decisiones para revitalizar el crecimiento económico, crear empleos, asegurar la estabilidad financiera, promover la inclusión social y hacer que la globalización sirva a las necesidades de los pueblos. Una estrategia global para el crecimiento y el empleo".
Es decir, buenas intenciones pero las medidas concretas como el apoyo al fondo de rescate europeo y la tasa Tobin o impuesto a las transacciones financieras, solo quedaron como sugerencias. Incluso otra sugerencia se menciona en el documento y ojalá sirviera para que Felipe Calderón le hiciera caso. Se refiere a que los países –sobre todo los que no tienen problemas de deuda externa, como dicen las autoridades que se encuentra México- deben volcarse hacia el mercado interno.
Por lo pronto, hay dos recomendaciones que bien le valdrían a México, el impuesto a las operaciones bursátiles y voltear la vista hacia en mercado interno. Pero solo se trata de recetas no obligatorias. Por cierto, como dice el filósofo del metro en esta temporada de muertos. De ilusiones y buenas intenciones están llenos los panteones.

*Comentario para Radio Educación/4 de noviembre de 2011