El filósofo del metro dice:

La política es un aguacero
que inunda donde no debe y
donde debe llover no llueve

El gran debate no es la
política sino el modelo

Roberto Fuentes Vivar*


A raíz de las elecciones del domingo pasado en el estado de México, Nayarit, Coahuila e Hidalgo, la política comenzó a dominar la agenda nacional y lo más seguro es que esta tendencia se mantenga durante todo un año hasta que se realice la contienda presidencial del 2012.
Los resultados, envueltos en el escándalo del desvío de fondos del ISSSTE para cuestiones políticas, dejan prácticamente dos lecturas. Una, que el alto abstencionismo, más del 50 por ciento en cada una de las elecciones, indica que a la población poco o nada la interesa la política. La segunda es que el Partido Revolucionario Institucional, con nuevas caras pero las mismas mañas que mantuvo durante 71 años, está decidido, a toda costa, a recuperar la Presidencia de la República.
En esta semana vimos cómo la anterior cargada renació ya con nuevos métodos, como la formación de un grupo priista llamado Expresión Política Nacional, es decir las mismas siglas que el precandidato priista a la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto.
Vimos también como miles de horas en la radio y la televisión comerciales se dedicaron a culpar a Andrés Manuel López Obrador de la derrota del PRD y el PAN en las elecciones del estado de México, por no aceptar una alianza.
Lo más seguro es que esta tendencia mediática para que se realice una alianza entre estos dos partidos continúe a lo largo de los próximos meses en las ondas hertzianas y en los medios impresos, sin importar la pérdida de identidad que representaría para ambos partidos.
No importa que a la población no le interese la política, la carrera presidencial ya se inició.
No importa que vivamos en un país cuya economía se está cayendo a pedacitos.
No importa que cada día haya más población desempleada y que millones de mexicanos no encuentren un trabajo.
No importa si hay una amenaza nacional y mundial por los altos precios de los alimentos.
No importa que el ingreso de los mexicanos vaya en descenso y que cada día sea más difícil satisfacer las necesidades básicas.
No importa que se presenten casos escandalosos como el hecho de que el kilogramo de aguacate tenga un precio de casi 90 pesos y que el guacamole tan mexicano haya desaparecido de la dieta nacional porque los productores prefieren enviar su producto al extranjero que satisfacer el abasto nacional.
No importa que todos los datos económicos recientes sean negativos porque la economía estadounidense no termina de recuperarse.
No importa que en Europa se esté presentando una crisis que tiene a varios países como Grecia, Portugal, Italia, Irlanda, España y muchos otros al borde la bancarrota por un modelo económico que no ha funcionado.
No importa que en las elecciones, a través del abstencionismo y del voto desfavorable, la mayoría de la población esté pidiendo a gritos un viraje en el modelo económico.
No importa nada, sólo la política y ¿para qué quieren los políticos ganar las elecciones? ¿Para mantener los privilegios, la corrupción, la miseria, los desequilibrios sociales?
El verdadero debate no debe ser qué partido va a ganar o si hay alianzas para conseguir un triunfo electoral. El verdadero debate, tanto en México como en todo el mundo es qué economía queremos. Como dice el filósofo del metro: La política es un aguacero que inunda donde no debe y donde debe llover no llueve.
*Comentario para Radio Educación/9 de julio de 2011