El Filósofo del Metro dice:
El Tratado de la Libre
Comedia ya es drama
Momento de revisar
la UE y el TLCAN
Roberto Fuentes Vivar*
Ayer
varios diarios canadienses amanecieron con la noticia de que ese país suspendía
la cumbre de jefes de estado del Tratado de Libre Comercio de América del Norte
que se realizaría en febrero. A las pocas horas Canadá oficialmente confirmó la
cancelación y también fuentes del gobierno mexicano señalaron haber recibido
información de la administración de Stephen Harper para postergar la reunión.
Las
razones que se han señalado para esta suspensión, cancelación o postergación
son muchas y muy variadas, pero se centran básicamente en las elecciones de
octubre en Canadá. Hay quienes señalan que la razón fue la mala relación que
guarda e primer ministro Harper con sus homólogos de Estados Unidos y México,
Barak Obama y Enrique Peña Nieto, respectivamente.
Otros
señalan puntos más concretos como la construcción de un oleoducto que uniría Estados
Unidos y Canadá que es reprobado por demócratas de Washington. Otros aseguran
que la situación de las visas entre Canadá y México es otra de las cuestiones
que afectan la relación y por eso decidieron suspender la cumbre hasta después
de las elecciones.
Como
sea, el asunto es de primer orden de importancia para el mundo y para México.
Para el mundo porque en estos momentos el principal bloque económico formado en
aras de la filosofía neoliberal, la Unión Europea, se está desmoronando por la
posibilidad de que Grecia, tras las elecciones decida salir de la zona Euro. A
esto se suma la renuncia, esta semana, del presidente italiano, Giorgio
Napolitano y la convocatoria a elecciones generales en ese país.
Para
nadie es un secreto que en Europa la unión comercial no ha sido del todo
benéfica para los ciudadanos, pues el libre mercado ha dejado problemas como un
alto desempleo, gobiernos endeudados y ciudadanos descontentos por haber
perdido un bienestar social del que gozaron durante décadas.
En
el caso de México, concretamente, la cancelación de esta cumbre, adquiere una
dimensión especial en este momento, porque se suma al grave problema económico
financiero que sufre el país tras la caída de los precios del crudo.
En
este sentido hay que hacer algo de historia. Cuando en 1986 se anunció la
incorporación de nuestro país al esquema neoliberal, concretamente al ingresar
al Acuerdo General de Aranceles y Comercio (Gatt, organismo que hoy es la
Organización Mundial de Comercio), uno de los principales fundamentos fue que
México dejaría de depender del petróleo y que al abrirse los mercados la venta
de mercancías manufactureras blindaría la economía nacional.
Este
fue también uno de los principales argumentos que se esgrimieron durante las
negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte que comenzó a
funcionar hace ya 21 años.
Lamentablemente,
ninguno de estos supuestos beneficios de la globalización se ha cumplido a
cabalidad y hoy lo vemos cuando la estabilidad de las finanzas públicas están
ligadas al precio del crudo. Por cierto aquí hay que hacer un paréntesis para
señalar que el futuro de México, por lo menos en materia de petróleo, depende
hoy de naciones no siempre afines a los neoliberales mexicanos como Venezuela e
Irán, que son los que hacen más gestiones para que suba el precio del crudo.
La
cancelación, suspensión o postergación de la cumbre de jefes de estado del
Tratado de Libre Comercio, pone a temblar precisamente a ese acuerdo que ha
sido la biblia de los economistas desde hace casi 30 años.
El
hecho de que se antepongan las elecciones canadienses a una reunión cumbre
quiere decir que, al menos para Canadá, el mercado interno y la situación de
sus electores, es más importante que el propio tratado.
En
términos generales, la suspensión de la cumbre, junto con lo que sucede en la
Unión Europea, en donde está en entredicho la zona euro, hacen necesario que se
inicie un debate mundial y nacional acerca del esquema de globalización que fue
introducido al mundo por los economistas neoliberales.
¿Realmente
ha funcionado este esquema como lo tenían previsto? ¿Ha servido para que haya
mayores niveles de bienestar de los ciudadanos que están dentro de estos
bloques comerciales o sólo ha servido para enriquecer a las llamadas empresas
globales a costa de los ciudadanos? ¿Debe estar el libre mercado por encima del
bienestar social? Estas son solo algunas preguntas que surgen de este nuevo
fracaso del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Como dice el
filósofo del metro: El Tratado de la Libre Comedia se volvió drama.
*Comentario para Radio Educación/16 de enero de 2015
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