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Friday, January 30, 2015

El filósofo del metro dice:

De lo que un cinturón
solo quedó el agujero

Los gurús de Hacienda no dan una

Roberto Fuentes Vivar*


Finalmente ya llegó el recorte de todos tan temido, pues el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, anunció esta mañana desde Palacio Nacional una ajuste de 124 mil millones de pesos en el gasto público para este año.

El recorte incluye la cancelación o postergación de proyectos que se consideraban prioritarios como los ferrocarriles México-Querétaro y el Transpeninsular, por lo que del programa de tres sólo quedó el de México-Toluca, asignado por cierto a la empresa de un ilustre mexiquense, Carlos Hank Rhon.

Otros programas afectados son, los de las paraestatales Petróleos Mexicanos y Comisión Federal de Electricidad, a las que se les recortarán 62 mil y 10 mil millones de pesos, además de que se afectarán programas como el del apagón analógico y los apoyos a adultos mayores.

En términos generales el ajuste equivale a 0.7 por ciento del Producto Interno Bruto, e inmediatamente actores de la economía como el Consejo Coordinador Empresarial aplaudieron la medida e instaron a Videgaray a buscar fórmulas para contrarrestar el deterioro económico que puede ocasionar el recorte.

Pero de esto se va a hablar mucho en los próximos días, por lo que quizá vale la pena utilizar este espacio para hablar del mal papel que han hecho las autoridades hacendarias desde que tomó posesión Enrique Peña Nieto.

De hecho, la brújula de la secretaría de Hacienda ha estado mal enfocada desde hace casi tres años. El primer periodo anual de Peña Nieto, cuando aún no se presentaban problemas como la baja internacional de los precios del crudo, estuvo marcado por un subejercicio en el gasto público, el cual ocasionó que se presentaran incluso diferencias entre la iniciativa privada y el gobierno que no se veían desde hace casi cuatro décadas.

El segundo año, 2014, tuvo como característica que fue un periodo de inestabilidad, con una desaceleración en la economía y un marcado freno al mercado interno, además de que los gurús de Hacienda tuvieron que ajustar a la baja las proyecciones de crecimiento, pues se esperaba un avance de 3.9 por ciento y la cifra oficial que se dará dentro de unos días, seguramente no será muy superior al dos por ciento.

Y este 2015 será el año del recorte, porque los analistas de Luis Videgaray fueron incapaces de anteponer la realidad a sus deseos, a pesar de que todo apuntaba a una tragedia económica por la caída de los precios del crudo, desde hace varios meses.

Desde el punto de vista económico, el recorte era una necesidad impostergable, pero desde el punto de vista político, por el momento en que se anunció, puede decirse que tiene al menos dos vertientes que pueden ser interesantes.

Una es que, tras el anuncio, el caso Ayotzinapa pasa a un segundo o tercer sitio (si se toma en cuenta también el escándalo por el estallido de una pipa de gas en Cuajimalpa), lo que permite al gobierno federal endurecer sus acciones en contra de los disidentes y que muchas de las arbitrariedades que se cometan pasen desapercibidas mediáticamente.

De hecho, el anuncio del recorte hecho precisamente hoy, parece ser una apuesta del gobierno federal, para que el caso Aytotzinapa se acerque cada más al cierre y al olvido, que es lo que desean las autoridades.

Otra vertiente que podría suceder es que en las próximas elecciones, con el recorte y el desencanto hacia el gobierno de Peña Nieto, aumente el abstencionismo, lo que significaría un nuevo triunfo del PRI, que con su voto duro tiene las mayores posibilidades de convertirse en el ganador de la contienda electoral de junio.

Para futuro: hay varios puntos que deben vigilarse en los próximos meses. Primero, estar pendientes de todo lo que sucede en el caso Ayotzinapa, antes de que, como el gobierno pretende, se borre de la lista de asuntos mediáticos importantes.

Otro es que es muy probable que muchas de las obras canceladas puedan ahora, ante el recorte, sean hechas por la iniciativa privada con concesiones o licitaciones a modo para favorecer a algunos grupos empresariales.

En síntesis, el recorte es una muy mala noticia para los mexicanos. Lamentablemente ya estamos acostumbrados. Como dice el filósofo del metro: del cinturón solo quedan los agujeros.
 
*Comentario para Radio Educación/ 30 de enero de 2015

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