El filósofo del metro dice:
En política, el de atrás paga
En la realidad, es el de abajo
¿Para qué es la campaña
de que metro no funciona?
Roberto Fuentes Vivar*
En
días recientes y como si fuera una campaña orquestada desde dentro de la
jefatura de gobierno del Distrito Federal, se han presentado informaciones
diversas acerca del deficiente servicio del metro capitalino y de sus difíciles
condiciones de operación.
Que
sus tableros son obsoletos, que trabajan con teléfonos de disco de 1969, que
hay trenes detenidos por falta de mantenimiento, que debe ponerse orden, que se
impedirá el paso a vagoneros, que el dinero no alcanza para la operación, que
los de atrás tienen la culpa y hasta se dio a conocer que el caso de la línea
12 será llevado a la Suprema Corte de Justicia.
La
lista de deficiencias dadas a conocer es de tal magnitud que hasta en el senado
de la República se presentará un punto de acuerdo para que las autoridades den
a conocer un diagnóstico de cómo se encuentra el Sistema de Transporte
Colectivo.
La
realidad es que el jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, se ha
envuelto en sus propios conflictos y no sabe cómo resolverlos, cuando en algunos
casos ha sido él mismo quien los creó.
Un
ejemplo es el de la línea 12 del metro. Hace unos días, se cumplieron dos años
de que se descubrieron algunas fallas en la línea 12 del metro, la línea
dorada, en agosto de 2013. La línea tenía sólo 7 meses de haber sido inaugurada
y tuvo que suspenderse parcialmente el servicio por mantenimiento.
En
marzo de 2014, se decidió cerrar 11 estaciones de esa línea en una medida que
ha sido ampliamente controvertida, pues según especialistas no era necesario
suspender el servicio y podían haberse hecho adecuaciones en horarios nocturnos
sin problema alguno.
Ahora
es tal el debate del cierre de esas estaciones que el gobierno del Distrito
Federal llevará el caso a la Suprema Corte, cuando más que un problema jurídico
se trata de un asunto de operación y hasta político, pues gracias a ese
conflicto se rompieron relaciones entre Mancera y su antecesor Marcelo Ebrard.
Eso,
nada más en cuanto a la línea 12. En todas las demás, el problema que se ha
difundido en días recientes es que funcionan sostenidas por alfileres, como se
dice coloquialmente, pues el equipo es obsoleto, los trenes también, los
tableros parecen del jurásico cibernético y hasta el personal no es el
adecuado.
Recientemente
el jefe de gobierno capitalino designó a Jorge Gaviño como director del metro,
en sustitución de Joel Ortega quien unos días antes de que se aceptara su
renuncia dijo que el metro necesitaba una inyección de 30 mil millones de
pesos. La salida de Ortega fue solicitada por el dirigente sindical de los trabajadores
del metro, Fernando Espino, quien lleva 33 años en el cargo.
Tanto
Miguel Mancera, como Gaviño, han comenzado a asombrarse de las supuestas
irregularidades, cuando Mancera pudo conocerlas desde hace casi 10 años y el
nuevo director del metro, desde que fue diputado.
Llama
la atención que en diciembre de 2013, Mancera aumentó de tres a cinco pesos el
boleto del metro porque supuestamente así lo quisieron los usuarios, según una
encuentra entre 7,200 ciudadanos, aplicada en las 12 líneas del metro.
El
dinero captado por ese aumento iba a ser utilizado para mejorar el servicio, comprar
45 trenes nuevos con aire acondicionado
para la Línea 1 y 12 trenes más para la Línea 12. Según informe de Acción
Nacional, de diciembre de 2013 a junio de 2015, el GDF ha recaudado 3 mil 902
millones de pesos de los cuales se reportan como gastados sólo mil 328 millones
de pesos, es decir, apenas el 34 por ciento.
Según
las filtraciones del diagnóstico que no se ha hecho público, el metro necesita 500
trenes en operación pero solo se cuenta con 390. De los cuales más de la mitad,
ya cumplieron su vida útil de 25 años.
Después
de dos años del aumento en el precio del boleto, finalmente ahora sí se lanzan
una licitación para casi 60 trenes, de los 105 que significan el déficit.
En
2007 había una falla en un tren cada 5 mil 756 kilómetros y ahora hay una falla
cada mil 700 kilómetros.
Los
45 trenes de la Línea 2 necesitan mantenimiento mayor urgente. Pues llevan ya
un millón 400 mil kilómetros, sin servicio y la norma dice que deben recibir mantenimiento
a los 700 mil.
Las
fallas más comunes de los trenes son: mal funcionamiento de puertas,
ventilación insuficiente, lámparas apagadas, cristales rayados, ventanas
trabadas, audio deficiente, paros frecuentes en estaciones o túneles, pisos
desgastados, entre otros.
Paralelamente,
Existe deterioro en el interior y exterior de las estaciones; filtraciones en
estaciones y túneles; falta de techumbres en puntos específicos, vías con
riesgo de deslizamiento. Las
En
cuando a delitos, el segundo semestre del 2014 detuvo a más de 220 personas,
los cuales fueron enviados al Ministerio Público. Diariamente se detienen 100
vagoneros.
El
Plan Maestro del Metro formulado en 1996, es obsoleto, De las seis mil cámaras 367
no funcionan. De los 21 centros de monitoreo pero de ellos 11 no se encuentran
en funcionamiento.
¿Y
cuál es el objetivo de denunciar todas estas anomalías, pero no de hablar de la
corrupción que prevalece en el sistema? Seguramente eliminar más subsidios y ¿por
qué no?, hasta un nuevo aumento en el precio del boleto. Como dice el filósofo
del metro: En política el de atrás paga, en la realidad el usuario es el que
paga, hasta la corrupción.
*Comentario para Radio Educación/ 14 de agosto de 2015
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