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Friday, August 04, 2017

El filósofo del metro dice:

Negociadores del TLCAN:
Su misión es la sumisión

Doble discurso del gobierno 
mexicano ante el extranjero

Roberto Fuentes Vivar*

Como pocas veces, en esta semana se dieron muestras del doble discurso que maneja el gobierno de México en sus relaciones exteriores, particularmente con Estados Unidos.
Por una parte se encuentra la conversación telefónica entre Donald Trump y Enrique Peña Nieto, destapada en Estados Unidos, en la cual la Presidencia de la República, ha intentado manejar la respuesta de Peña Nieto como una muestra de independencia y soberanía de nuestro gobierno ante el prepotente presidente  del vecino país del norte.
Por el otro lado se encuentra el caso de Venezuela, en donde prácticamente todos los días México mantiene una sumisión total a Estados Unidos en su política contra la nación sudamericana. Todavía esta mañana en las redes sociales este affaire estaba vivo por el intercambio de palabras como “cobarde” que mutuamente se dijeron Nicolás Maduro y Luis Videgaray.
La insistencia de México en apoyar el derrocamiento del presidente venezolano ha ocasionado al menos dos sentimientos en buena parte de los mexicanos. Uno que México ha perdido su independencia al apoyar sin recato alguno la política estadounidense. El otro es que definitivamente Luis Videgaray se ha encargado de enterrar la doctrina Estrada que durante décadas fue orgullo de México, al querer intervenir en la vida interna de otros países.
Pero quizá el asunto más grave de este doble discurso, es el de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Resulta que precisamente esta semana, el secretario Economía, Ildefonso Guajardo presentó lo que considero un documento esencial pues resume en cuatro ejes las “Prioridades de México”, en torno a las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
El documento titulado “Prioridades de México en las negociaciones para la modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte” consta de casi 10 mil caracteres, 45 párrafos y mil 431 palabras.
Lo más grave es que en ninguno de estos 45 párrafos se mencionan palabras como “Soberanía”, “Defensa” o “Independencia”, Incluso vocablos como “México”, “País” o “Nación”, son prácticamente inexistentes. Ni siquiera se señala alguna vez la frase “intereses de los mexicanos.
En todo el documento, que fue enviado al Senado de la República y que según Guajardo es algo así como la biblia para las negociaciones, se hace caso omiso de las estrategias, de los principios rectores (como la soberanía) o de la defensa de los intereses de los mexicanos.
En lugar de eso se destaca en los cuatro principios rectores la importancia de lo regional, por sobre lo nacional, de los tres países, por encima de México, a los tres países, por encima del nuestro, y de la integración por encima de los intereses de los 125 millones de connacionales.
Cualquier análisis de contenido, elaborado por estudiantes de comunicación social, puede determinar que el oficio de la secretaría de Economía antepone los intereses de los mexicanos a los intereses de otros países como Estados Unidos y Canadá.
Por eso, ya algunas agrupaciones campesinas y de pequeños industriales y comerciantes, han señalado que más que un documento rector para una negociación parece una carpeta de entrega. Desde luego, el documento mexicano no tiene ni el detalle ni la estrategia que mencionó Donald Trump en sus 20 puntos en defensa de su economía interna y recuperación de empleos, que dio origen a la renegociación del Tratado de Libre Comercio.
Otra de las críticas al equipo negociador mexicano encabezado por Luis Videgaray y Guajardo, es que mientras en Estados Unidos y Canadá sus gobiernos sí consultaron con diversos sectores, aquí todo se ha hecho en lo oscurito y sin tomar en cuenta los intereses y las necesidades de la sociedad, como si México fuera una propiedad privada de unos cuántos.
Esta ausencia de consenso para las negociaciones tiene un origen: el equipo negociador mexicano está compuesto por funcionarios públicos y empresas. Ni por casualidad aparece un líder obrero o uno campesino, ni mucho menos un representante de la sociedad.
¿Quiénes son los negociadores? Desde luego Videgaray y Guajardo, de quienes ya mucho se ha hablado, pero también están Jaime Serra Puche, Herminio Blanco, Jaime Zabludowsky y Luis De la Calle, todos ellos artífices del primer tratado de libre comercio. Con eso se dice todo.
Por la parte empresarial están Valentín Diez Morodo, paisano de Enrique Peña Nieto, promotor de OHL en México, accionista de Citigroup y artífice de la venta de cervecería Modelo a capital extranjero.
Y Moises Kalach, también consejero de Citigroup y dirigente industrial textil, una de las ramas que han sido más afectadas por la liberación comercial. En una entrevista con el Financiero, dio a conocer su estrategia: “que los empresarios estadounidenses hablen por nosotros.

Estos son los defensores de la soberanía nacional y de los intereses mexicanos. Es decir, la iglesia en manos de Lutero o, como dice el filósofo del metro: su misión es la sumisión.
*Comentario para Radio Educación/4 de agosto de 2017

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