El filósofo del metro dice:
Ya se inventaron las escaleras
unidireccionales: solo de bajada
Cambian en México a los dos
jefes de la economía nacional
Roberto Fuentes Vivar*
Esta semana se registró un cambio de mando en las
dos principales oficinas operadoras de la economía mexicana: la secretaría de
Hacienda y el Banco de México. Desde luego se trata de algo insólito porque es
raro que coincidan los enroques en estas dos instancias.
A la secretaría de Hacienda llegó José Antonio
González Anaya, quien era director de Petróleos Mexicanos y es uno de los
hombres más cercanos al ahora aspirante del PRI a la Presidencia, José Antonio
Meade.
Al Banco de México arribó como gobernador Alejandro
Díaz de León, el menos experimentado de todos los miembros de la Junta de gobierno,
pues tenía menos de un año en el Banco central, pero tiene como expediente ser
personaje cercano a Enrique Peña Nieto.
Desde luego, la llegada de ambos fue saludada por el
sector privado e inmediatamente la Asociación de Bancos de México y el Consejo
Coordinador Empresarial externaron su beneplácito por los nombramientos.
Quizá lo interesante es que la primera medida de
ambos tuvo que ver precisamente con el cargo que antes ocupada el ahora
secretario de Hacienda y fue la liberación de los precios de la gasolina, la
cual por cierto dará muchos de cabeza a los mexicanos, sobre todo por el efecto
inflacionario que puede ocasionar y que será motivo de preocupación del nuevo
gobernador del Banco de México.
Nada más como antecedente hay que mencionar que a un
año que se liberó el precio del gas LP, ha subido nada menos que 60 por ciento,
un porcentaje que supera desde luego al aumento del salario mínimo y a cualquier
medición del Índice Nacional de Precios al Consumidor.
¿Y qué van a hacer González Anaya y Díaz de León
para frenar la escalada inflacionaria por el precio de las gasolinas?
Seguramente nada, pues como lo dicen los empresarios y aduladores de José
Antonio Meade y de los nuevos operadores política, habrá continuidad en el
manejo económico y en las variables macroeconómicas.
Pero, lamentablemente esto es lo que piensan y aseguran
los dirigentes empresariales y políticos cercanos al neoliberalismo, pues la
realidad es otra. Hay descontento incluso en la iniciativa privada por la
situación actual.
En este sentido, hoy el Banco de México y el
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dieron a conocer los Indicadores
de Confianza Empresarial (ICE) correspondientes al décimo primer mes de 2017,
es decir al recién terminado noviembre.
Estos indicadores, elaborados con base en la
Encuesta Mensual de Opinión Empresarial indican que en términos generales los
índices de confianza empresarial por sectores se mantuvieron a la baja. En el
caso de las manufactura se mantuvo al mismo nivel, pero en construcción se
redujo.18 puntos y en comercio 1.5 puntos.
Pero quizá lo más grave es que uno de los
indicadores de esta encuesta señala que en lo que se refiere a si este es el
momento adecuado para invertir en el sector manufacturero, en diciembre se
cumplieron 120 meses por debajo del umbral de los 50 puntos.
Esto, en términos generales significa que se
cumplieron 10 años de que, por lo menos en el sector manufacturero, los
empresarios reprueban a México como lugar para invertir en este momento. Pero
no solo es en las manufacturas, en el comercio van 78 meses por debajo del
nivel aprobatorio y en la construcción también 78 meses.
Es decir que en todo este sexenio no ha habido un
buen momento para invertir en construcción, manufacturas o comercio y eso según
los propios empresarios entrevistados por el Banco de México y el INEGI.
Pero eso sí, argumentan los aduladores de los nuevos
funcionarios, hay continuidad y hay sólidos fundamentos macroeconómicos.
Lamentablemente no hay condiciones para invertir. Dice el filósofo del metro:
En México se inventaron las escaleras unidireccionales: solo de bajada.
*Comentario para Radio Educación/ 1 de diciembre de 2017
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