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Friday, September 29, 2017

El filósofo del metro dice:

Después del sismo vienen
las réplicas hasta de datos

Comenzó la guerra de cifras

Roberto Fuentes Vivar*

Después de los sismos que sacudieron a varias entidades de la República Mexicana, ya comenzó un nuevo temblor: el de la guerra de cifras, mediante la que cada quien intenta llevar agua a su molino.
Hace una semana comenté aquí que la primer cifra estimada de los daños del terremoto del 19 de septiembre había sido calculada por Banamex y se situaba en alrededor de 22 mil millones de pesos.
Una semana después, en una reunión con la iniciativa privada y gobernadores, Enrique Peña Nieto, dijo que el sismo había ocasionado daños por 38.1 millones de pesos y dio a conocer una serie de datos que ayer mismo fueron desmentidos por sus propios secretarios.
Por ejemplo, mencionó que había un total de 250 mil damnificados. Poco más más tarde, Rosario Robles, la secretaría de Desarrollo Urbano, Territorial y Urbano dijo que no se trataba de damnificados, sino de casas destruidas, lo que significa que el número de afectados sería cuando menos del triple, es decir de 750 mil, si se calcula un promedio de tres habitantes por vivienda.
Pero las contradicciones no paran ahí, sino que son mucho más graves, pues ayer mismo algunas fuentes oficiales señalan que había 355 mil víctimas del terremoto, mientras que otras señalaban 426. La diferencia, según trataron de explicar, es que en la segunda se están contabilizando a los fallecidos del terremoto del 7 de septiembre. Pero ni así salen las cuentas.
Incluso si se estudian con detalle algunos otros datos específicos, puede concluirse que definitivamente las cifras no cuadran por ningún lado. El gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, en su recuento, señaló que los daños por los sismos representan 18 mil millones de pesos, tan sólo en infraestructura y en escuelas, a los que habría que agregar otro número no cuantificado por las viviendas destruidas. Esto querría decir que tan sólo esa entidad requerirá para su reconstrucción más de la mitad de los 38 mil millones de pesos calculados por Peña Nieto, y eso sin contar con los enormes daños en Chiapas, Morelos, Puebla y la zona metropolitana de la ciudad de México.
Nada más para contrarrestar las cifras oficiales mexicanas, el Servicio Geológico de Estados Unidos, calculó que para reparar las zonas dañadas se requerirán hasta 10 mil millones de dólares de dólares, cifra que supera con mucho las estimaciones de Peña Nieto y su equipo.
Aquí vale la pena mencionar que en todos los recuentos que han hecho el gobierno federal y los gobernadores, no se han tomado en cuenta muchos lugares que ni siquiera han sido visitados y a los que tampoco les llega ayuda solidaria de la sociedad.
Ayer tuve la oportunidad con un amigo de una Organización No Gubernamental que se ha dedicado durante la última semana precisamente a llevar ayuda a los lugares afectados. Me decía que tan sólo en Puebla y Morelos, las autoridades y muchos de los grupos de ayuda llegan únicamente a las avenidas principales, pero no se han metido a las calles y callejones, en donde existe un panorama desolador, porque no solo no les llega ayuda, sino que ni siquiera han recibido visitas de autoridades para conocer los daños.
En este sentido, el verdadero recuento de los daños todavía está muy lejos de definirse. Tan sólo aquí en la ciudad de México, en donde se calcula que hay alrededor de tres mil edificios afectados, todavía pueden verse cientos de inmuebles que podrían estar dañados y a los que ni siquiera se les ha puesto un listón amarillo de protección, por lo que se desconoce si tendrán que ser demolidos, remozados o apuntalados, lo cual definitivamente deberá tomarse en cuenta para conocer la cifra exacta de los daños.
Otras dos guerras de cifras que se presentan, son las de las propuestas y las de las donaciones. En el primer caso, prácticamente todos los partidos han hecho sugerencias para enfrentar la reconstrucción, con cifras y asignaciones presupuestales para el año que entra. Pero la mayor parte de ellas son inviables y únicamente intentan ganar simpatías con miras a las elecciones de 2018.
En cuanto a las donaciones, todavía es muy pronto para hacer estimados de las cifras, pero sí hay hechos que dan vergüenza, como la donación personal de Miguel Ángel Mancera, de mil pesos, que significa menos del uno por ciento de sus percepciones mensuales.
El Economista realizó esta semana un aproximado, tomando en cuenta las donaciones de los corporativos, los personajes famosos como futbolistas y estrellas de cine y los apoyos de países y organismos internacionales y llegó a la conclusión de que iban casi 40 millones de dólares.
El problema es que mucho de este dinero puede contabilizarse dos veces y generalmente se presenta para que la iniciativa privada y hasta los organismos internacionales hagan caravanas con sombrero ajeno. Por ejemplo, un futbolista anunció una fuerte donación en euros, a través de la Unicef.  Aquí el dinero podría contabilizarse en dos ocasiones: la del futbolista y la de la Unicef.
Lo mismo va a suceder con los bancos y con las grandes empresas que redondean el dinero. Va a ser contabilizado como dinero de la sociedad o como aportación de esas empresas. En fin, la guerra de las cifras ya comenzó y va a durar muchos meses, en los cuales la solidaridad de la sociedad.
Lamentablemente, mientras no exista una información transparente, hasta la solidaridad social puede convertirse en lucro político o publicitario de algunos. Dice el filósofo del metro: Después del sismo vienen las réplicas, incluso las económicas.

*Comentario para Radio Educación/29 de septiembre de 2017

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