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Friday, December 08, 2017

El filósofo del metro dice;

Lo barato (para el exterior),
sale caro (en el interior)

México, potencia alimentaria, 
según EPN;  sube la agflación

Roberto Fuentes Vivar*


Si se analizan las primeras planas de los diarios de hoy, hay dos noticias que llaman la atención y que, de alguna manera están relacionadas. Una es que se disparó la inflación cuando nos habían prometido que ya iba a comenzar a descender.
La otra es la declaración de Enrique Peña Nieto en el sentido de que ya somos una potencia agroalimentaria, porque enviamos productos alimenticios a todo el mundo y esto nos convierte en una nación con un futuro prometedor en el campo.
En cuanto a la primera noticia, la de la inflación, hay que señalar concretamente que el Índice Nacional de Precios al Consumidor registró en noviembre un alza de 1.03 por ciento, que en términos anualizados significa una inflación de 6.63 por ciento. Desde luego la cifra resulta muy por encima de la que estimaban todos los analistas oficiales y no oficiales.
En términos muy llanos y directos, la inflación es del doble de la que teníamos hace un año, lo que significa un fuerte golpe para el gobernador saliente del Banco de México, Agustín Carstens y para su sucesor, Alejandro Díaz de León.
Pero sobre todo significa un golpe para el bolsillo de todos los mexicanos. De acuerdo con el INEGI el crecimiento de la inflación se debe sobre todo al aumento de los energéticos, sobre todo de la gasolina y la electricidad. Además, muchos analistas habían previsto que la supuesta baja de precios por el bodrio llamado Buen Fin, ayudaría a mitigar el alza de los precios de combustibles, pero no fue así.
Ya hace unas semanas, en este espacio habíamos alertado que se iba a presentar una fuerte escalada inflacionaria por el aumento de los energéticos, porque sus repercusiones abarcan prácticamente toda la gama de sectores. Si aumenta la gasolina, inmediatamente suben los precios de todos los productos y servicios. Pero eso sí, somos una potencia petrolera, gracias a la reforma energética y a que ahora sí hay competencia, pues hace unos días se instaló la primera gasolina que venderá combustible estadounidense en lugar del que procesa Petróleos Mexicanos..
Retomando la otra noticia, Dice Enrique Peña Nieto que México ha logrado consolidarse como una potencia agroalimentaria al ser proveedora de alimentos al mundo, y destacó algunos puntos como que entre enero de 2013 y el tercer trimestre de este año, el sector agropecuario tuvo un crecimiento real de más de 12 por ciento. Previó también que para finales de este año las exportaciones del sector agroalimentario alcanzarán la cifra histórica de 33 mil millones de dólares. Una más es que ya vendemos productos agroalimentarios a más de 100 países.
Estas podrían ser una excelente noticia, pero la realidad no es tan hermosa como la pintan desde Los Pinos. En primer lugar, la mayor parte de las exportaciones, por lo menos en valor, son las que hacen las empresas procesadoras de alimentos, mientras que el sector primario de la economía sigue tan estancado que sólo representa 3.1 por ciento del Producto Interno Bruto y su valor a precios corrientes es de 625 mil millones de pesos. Es decir que solo las grandes empresas que transforman los alimentos o las que los exportan son las beneficiarias de este boom presumido por la Presidencia de la República, mientras que alrededor del 20 por ciento de la población mexicana vive del tres por ciento del producto interno bruto.
Para colmo, si se toman en cuenta los datos históricos de la inflación puede observarse como la agflación (la inflación de productos agropecuarios) ha sido muy superior al índice promedio. Nada más para dar una idea si en noviembre la inflación anualizada fue de 6.63 por ciento y escandalizó a propios y extraños, la inflación en frutas y verduras en el mismo periodo fue de 14.91 por ciento, es decir más del doble y este dato solo muestra una tendencia que se ha mantenido desde hace varios años.

En síntesis, el gobierno puede presumir que México es una potencia energética y agroalimentaria, pero los ciudadanos tenemos que lamentar los altos precios de los combustibles y de los alimentos. ¿De qué nos sirve pues ser una potencia agroalimentaria si no podemos consumir siquiera lo que producimos? Dice el filósofo del metro: lo barato en el exterior, sale caro en el interior.

*Comentario para Radio Educación/ 8 de diciembre 2017

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