El filósofo del metro dice:
Urge aeropuerto para
aterrizar más dinero
El NAICM, una danza de
millones para muy pocos
Roberto Fuentes Vivar*
Desde
hace más de 20 años la idea de construir un aeropuerto en la zona de Texcoco ha
sido uno de los proyectos más promovidos por grandes grupos empresariales y por
intereses políticos, no solo porque existen entre 120 y 180 mil millones de
pesos en la asignación de obras, sino porque existe todo un gran negocio alrededor,
incluyendo el aumento de plusvalía en las zonas aledañas.
Actualmente
parece existir un aceleramiento de todo lo relacionado con la construcción,
tras de que el candidato del Movimiento de Regeneración Nacional a la
presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador anunció que de ganar
las elecciones cancelaría el proyecto.
De
hecho es interesante como todos los partidos, el gobierno federal y los
empresarios han cerrado filas para hacer hasta lo imposible y garantizar que la
obra se concluirá aunque López Obrador llegara a la presidencia. Hay que
recordar que incluso al presidente del Consejo coordinador Empresarial, Pablo
Castañón, le jalaron las orejas por haber aceptado en principio crear una mesa
sobre la viabilidad del aeropuerto.
Pero,
desde septiembre de 2015, cuando comenzaron los trabajos, el nuevo aeropuerto
de la ciudad de México ha sido ejemplo de irregularidades. Así lo ha señalado,
por ejemplo la Auditoría Superior de la Federación.
Pero
las irregularidades se hicieron más escandalosas en días recientes, básicamente
por dos razones:
La
primera que se descubrió, por parte del equipo de Carmen Aristegui, que la
Secretaría de la Defensa Nacional encareció en 89 por ciento la construcción de
la valla que circunda a los trabajos y utilizó para ello empresas fantasmas. En
este sentido vale la pena señalar la gravedad de que para estas empresas
fantasmas se usaran a personas de carne y hueso que nunca supieron que estaban
involucradas. Eso definitivamente es un asunto grave por la violación de la
identidad y es definitivamente un atentado contra los derechos humanos.
La
segunda es la colocación de bonos en la Bolsa Mexicana de Valores papeles por
30 mil millones de pesos el viernes 23 de marzo, para obtener recursos frescos
para la construcción del aeropuerto. Este asunto también es grave porque se
realizó precisamente en un día en el que el aeropuerto ya estaba como centro
del debate y porque se utilizaron, sin consentimiento alguno los recursos que
los trabajadores tienen ahorrados en sus Afores. En este caso se utilizó el
dinero de los trabajadores del ISSSTE y el de las Afores de Inbursa, Profuturo
y Banorte. ¿Con qué derecho los administradores del dinero de los trabajadores decidieron
financiar el nuevo aeropuerto?
Hay
muchas otras irregularidades más como el hecho de otorgar contratos a empresas
como Aldesa, cuando estaba siendo investigada por el Paso Express, o a la
constructora del yerno de Carlos Salinas de Gortari, Hipólito Gerard. Se
necesitarían muchas horas para explicar cada una de las anomalías.
Pero
quizá lo que valga la pena es señalar, aparte de las constructoras, quienes
serán los más beneficiados con el nuevo aeropuerto. A su alrededor hay ya toda
una fuerte especulación con los predios porque se pretenden edificar hoteles,
centros comerciales, plazas y demás.
En
este sentido hay que señalar dos puntos. Uno que desde finales del siglo
pasado, cuando se decidió que en Texcoco se construiría el aeropuerto y Vicente
Fox dio marcha atrás, empresas como GUTSA, ICA, Tribasa comenzaron a acaparar
predios, lo mismo que grupos empresariales y políticos ligados al Grupo
Atlacomulco.
Un
segundo grupo de beneficiarios está integrado por los exsecretarios de
Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez y Carlos Ruiz Sacristán. Este último
hermano del presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, quienes deberían ser
investigados por la posible propiedad de
predios, lo mismo que el empresario Antonio del Valle Ruiz, quien posee
algo así como dos mil hectáreas que eran de Sosa Texcoco.
¿Por
qué defienden tanto el nuevo aeropuerto? pues nada menos porque es una mina de
oro para negocios que se calculan hasta en cinco mil millones de dólares
anuales. Dice el filósofo del metro: Urge aeropuerto para aterrizar más dinero.
*Comentario para Radio Educación/ 30 de marzo de 2018
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