El filósofo del metro dice:
No hay peor copia que
falsificar un original
México copió al revés el
modelo petrolero noruego
Roberto Fuentes Vivar*
En
estos momentos está en México la primera ministra de Noruega, Erna Solberg.
Ayer visitó Los Pinos y ahí Enrique Peña Nieto dijo que la empresa petrolera de
ese país Statoil, fue uno de los modelos utilizados para la reforma energética.
Esta
afirmación puede ser cierta porque los funcionarios públicos encargados de la
propuesta de reforma en efecto estudiaron el caso Noruego, pero lo aplicaron al
revés.
Dice
Peña Nieto que de la experiencia noruega se tomaron para la reforma energética el
enfoque de transparencia en las licitaciones y el Fondo Mexicano del Petróleo
para la Estabilización y el Desarrollo.
En
el caso de las licitaciones, se calcula que antes de que termine el sexenio se
habrán firmado unos 100 contratos, los cuales son tan transparentes que nadie
sabe cuánto es lo que realmente ha ingresado al país y cuánto es lo que se refiere
a promesas de inversión. De hecho hay una guerra de cifras, todas oficiales,
que van desde los 80 mil hasta los 200 mil millones de dólares, en inversiones
comprometidas a través de las licitaciones.
En
lo que respecta al Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el
Desarrollo, en Noruega existe un Fondo Global de Pensiones Gubernamentales,
creado en 1990 y operado por el banco central, que vale actualmente alrededor de
700 mil millones de dólares.
En
Noruega, el gobierno sólo puede gastar cuatro por ciento de los rendimientos
que se generan de este fondo y el dinero utiliza básicamente para realizar
inversiones en infraestructura y desarrollo petrolero. En México, el fondo se usa
para financiar el gasto corriente, es decir para la supervivencia.
Statoil,
la empresa noruega de petróleo fue creada en 1972, por lo que es muy probable
que sus fundadores estudiaran el caso de Petróleos Mexicanos que en ese momento
era de las principales empresas petroleras del mundo y se aprestaba en unos
años más “administrar la abundancia” de la que hablaba José López Portillo.
Desde
la fundación de Statoil al momento actual, Noruega se ha convertido en la sexta
productora de crudo, una de las principales exportadoras de hidrocarburos y la
principal exportadora de gas natural al continente Europeo.
En
ese lapso, México ha dejado de ubicarse entre los principales productores de
crudo, pues ya ni siquiera aparece entre los primeros 10 y es importador de
gasolina y de petróleo crudo, a tal grado que la balanza comercial petrolera
tiene un déficit de tres mil millones de dólares solo en los dos primeros meses
de este año.
En
Noruega existe una oficina especial de impuestos petroleros que permite fortalecer
a la empresa Statoil para ser el motor de la economía y contribuir a un modelo
económico en el que casi todo, incluyendo la salud y la educación son servicios
públicos.
En
México, el impuesto petrolero significa casi el 40 por ciento del total de los
ingresos presupuestarios, para un modelo económico en el cual casi todo se ha
privatizado incluyendo los recursos naturales.
En
Noruega todas las decisiones de corto, mediano y largo plazo son tomadas para favorecer
a Statoil y a la firme rectoría del estado en la economía.
En
México todas las decisiones son para empequeñecer a Pemex y destruir la ya muy
mermada rectoría del estado en la economía.
Ahhh
se me olvida una diferencia más: en México, el director de Pemex y hasta el
líder de los trabajadores petroleros viajan en auto con choferes y guaruras
pagados por los todos los mexicanos. En Noruega sus pares viajan en transporte
público y hasta la distinguida visitante que se encuentra en México, se
transporta en metro.
Dice
el filósofo del metro: No hay peor copia que la que falsifica el original.
*Comentario para Radio Educación/ viernes 13 de abril de 2018
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