El filósofo del metro dice:
La mala intención se
nota en la calificación
Las calificadoras se ensañaron
con nuestro país en esta semana
Roberto Fuentes Vivar*
Esta semana las calificadoras se ensañaron contra
nuestro país, en sólo dos días hubo noticias negativas por parte de las
agencias internacionales que miden la deuda soberana y la capacidad de
solvencia de las principales empresas del estado.
El martes, la agencia Moody’s bajó la perspectiva de
la calificación de la deuda soberana de México de “estable” a “negativa”, mientras
que Fitch Ratings bajo en un grado la calificación crediticia de México. Esta
misma firma Fitch Ratings redujo ayer jueves la calificación crediticia de
Petróleos Mexicanos (Pemex) y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y
dejó a ambas empresas del estado fuera del grado de inversión. Todas estas
Todas estas degradaciones a la deuda soberana y a
las empresas estatales se presentan en un momento delicado para nuestro país,
por la incertidumbre creada por la amenaza de Donald Trump de imponer aranceles
a todos los productos mexicanos a partir del próximo lunes.
Ni moodys ni Fitch mencionaron directamente en sus
respectivos comunicados la posible imposición de castigo a los productos
mexicanos si no se frena la migración hacia el país del norte, sin embargo sí
hay algunos indicios de que están tomando en cuenta la posible aplicación de
aranceles.
Moodys señala concretamente hay un “debilitamiento
del marco de política en dos aspectos clave, con potenciales implicaciones
negativas para el crecimiento y la deuda” y explica que “las políticas que
ahora son menos predecibles están afectando negativamente la confianza de los
inversionistas y las perspectivas económicas de mediano plazo”.
A su vez Fitch Rating dijo que la degradación
obedece a “una combinación del incremento del riesgo para las finanzas públicas
que representa el cada vez más deteriorado perfil crediticio de Pemex además de
pronósticos de crecimiento cada vez más débil, lo cual es exacerbado por
amenazas externas de tensiones comerciales”.
¿Qué significa para la población que las
calificadoras degraden la deuda mexicana y la capacidad de pago de empresas
como petróleos mexicanos y la Comisión federal de Electricidad? Prácticamente
nada, pues estas calificaciones poco tienen que ver con el desenvolvimiento real
de la economía.
Concretamente estas agencias solo califican la
capacidad de pago de deuda de las instituciones en cuestión, ya sea un gobierno
o una empresa. Esto significa en palabras llanas que si el gobierno de México o
una empresa como Pemex o la CFE quieren endeudarse tienen que pagar una especie
de sobretasa para inversionistas por que el riesgo que tienen de no pagar supuestamente
es alto, según los cánones neoliberales que dominan al mundo de las finanzas.
Sin embargo, los errores de estas calificadoras a lo
largo de la historia han sido muchos y el ejemplo más sintomático es que hace
unos 10 años llegaron a otorgar las más altas calificaciones a papeles que
luego se demostró que eran bonos sin valor y que estaban sobrevendidos hasta en
60 veces. O como cuando se aumentaba calificación a Pemex porque se endeudaba
pero no invertía.
Pero fuera de si son confiables o no las
calificaciones de las agencias, sí hay algo que vale la pena analizar.
Las degradaciones a México se presentan en momento
en el cual Estados Unidos insiste en poner aranceles y las calificadoras,
aunque no lo mencionan directamente sí están tomando en cuenta la posible afectación
al mencionar en ambos casos las presiones externas.
Esto definitivamente es un asunto grave para México,
pues se está calificando la soberanía financiera por aspectos que no guardan
relación con el desempeño del gobierno (al cual es el que califican). Parece
ser que las calificadoras estuvieran presionando para que nuestro país pierda
toda su soberanía y actúe como títere del gobierno estadounidense en contra de
los inmigrantes para proteger los intereses de Estados Unidos.
Es decir que a decisión de las agencias
calificadoras Fitch y Moody's para, respectivamente, bajar la nota y la
perspectiva del país, dan una idea de la debilidad del país que dejaron los
últimos seis gobiernos.
Por una medida ajena a México se nos degrada, lo que
significa que nuestro país carece de tal
manera de soberanía financiera que cualquier presidente de otra nación puede incidir
en la calificación que nos otorgan unos terceros.
Por eso es urgente fortalecer la economía interna y retomar
el concepto de soberanía económica y financiera. De lo contrario, cualquier
barbaján de otra nación nos puede afectar nuestra deuda entre comillas soberana.
Dice el filósofo del metro: la mala intención se nota en la calificación.
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