El filósofo del metro dice:
Andando la carreta se
acomodan las calabazas
El sabotaje empresarial
a la economía nacional
Roberto Fuentes Vivar*
Ayer el Jefe de la Oficina de la Presidencia de la
República, el empresario Alfonso Romo, dijo que las cifras del trimestre que
concluyó el domingo pasado no serán positivas como se esperaba. Y argumento
como motivos el impacto de la política fiscal y monetaria restrictivas y la
presión de las calificadoras.
Desde luego descartó la posibilidad de una recesión
y fue muy cauto en sus opiniones. Incluso señaló que entre abril a junio hubo varios
desencuentros entre la iniciativa privada y gobierno, por el aeropuerto de
Texcoco, el nuevo aeropuerto de Santa Lucía y la revisión de cláusulas en
contratos de la Comisión Federal de
Electricidad.
Sin embargo consideró que las reuniones con el
sector empresarial son muy positivas, aunque se tengan puntos de vista diferentes.
De hecho según sus palabras la iniciativa privada y el gobierno siguen en luna
de miel y se encaminan hacia el matrimonio.
La realidad es que las cifras sí muestran una desaceleración
de la economía, pero no una recesión. Incluso, como lo he comentado aquí en
varias ocasiones, las estadísticas son ambivalentes y hasta contradictorias en
muchos casos.
Por ejemplo, ayer se dio a conocer la confianza de
los consumidores en la economía del país, que retrocedió en junio por cuarto
mes consecutivo. Este índice, medido por el INEGI y el Banco de México cayó en
junio 0.6 por ciento respecto a mayo. Esa noticia, la caída, aparece en primera
plana en muchos diarios. Pero si se analiza a fondo puede observarse que el indicador
está muy por arriba del nivel de hace un año o de noviembre pasado.
Paralelamente, esta mañana el INEGI dio a conocer
que la Inversión Fija Bruta, que representa los gastos realizados en Maquinaria
y equipo de origen nacional e importado, así como los de Construcción, registró
un avance en términos reales de 2.5 por ciento durante abril de este año frente
marzo, aunque en su comparación anual descendió 2.4 por ciento. Esto indica que
hay menos inversión que hace un año, pero más que al término del primer
trimestre del año.
Otro indicador que reportó el INEGI esta mañana es
el del Consumo Privado en el Mercado Interior que aumentó 1.3 por ciento en
abril con relación a marzo. Incluso el consumo en Bienes de origen importado
creció 5.3 por ciento y los de origen nacional subieron 0.5 por ciento con respecto
al mes previo. En este caso, la comparación anual es positiva, pues indica que
el consumo privado en abril fue 1.4 por ciento mayor al del mismo mes de 2018.
En resumidas cuentas, todas las cifras y
estadísticas se mantienen con altibajos durante el segundo trimestre de este
año, al que se refería Alfonso Romo. Y aquí vale la pena mencionar un aspecto
que definitivamente, no menciona el jefe de la Oficina de la Presidencia de la
República, pero que sí denunció el presidente de la república en su informe a
un año de haber ganado las elecciones: el sabotaje legal, al que se enfrenta su
gobierno.
¿Puede un gobierno crecer a un ritmo considerable
cuando todos los proyectos y planes son boicoteados por grupos de poder como la
iniciativa privada y algunas organizaciones no gubernamentales?
Es cierto como dice Romo que el gobierno de Andrés
Manuel López Obrador y el empresariado van de la mano, pero, por cuando salen
de Palacio Nacional, muchos empresarios ya están planeando como frenar los
planes de la Cuarta Transformación.
Por ejemplo el sabotaje legal se ha visto de manera
concreta en proyectos como el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos
Bocas, el Tren Maya y hasta en la insurrección policiaca que se registra desde
el miércoles.
Detrás de muchos de los amparos (también de que han
presentado los policías federales despedidos) hay organizaciones no
gubernamentales que son apoyadas por la iniciativa privada.
Nada más para reafirmar esta tesis, hay que señalar
que dentro del motín policiaco están ONGS como Ciudadanos Uniformados, Construyamos
Seguridad y Familias Unidas, las cuales mantienen vínculos con la asociación civil
Causa en Común, la cual se encuentra detrás de muchos de los amparos contra el
aeropuerto de Santa Lucía y es apoyada financieramente por organismos
empresariales
Esto se llama boicot o para decirlo en palabras de
López Obrador, sabotaje legal. De hecho, ningún presidente en la historia contemporánea
se había enfrentado a tal conspiración al inicio de su sexenio. ¿Puede la
economía crecer cuando existe un complot de esa magnitud? Como dice el filósofo
del metro recordando un viejo refrán: andando la carreta se acomodan las
calabazas.
*Comentario para Radio educación/5 de julio e 2019
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