El filósofo del metro dice:
Más batas de hospitales
menos camisas de fuerza
México necesita el T-MEC,
pero estar cercano a China
Roberto Fuentes Vivar*
La próxima semana entra en vigor el Tratado de Libre
Comercio México, Estados Unidos y Canadá (el famoso T-MEC) y precisamente en
medio de una pandemia, por lo que podría decirse que es el primer acuerdo de la
nueva era que habrá de iniciarse en el mundo, luego de que todo el planeta
inicie su fase de normalización.
Por eso es el acuerdo que podría marcar una pauta en
la economía global para el futuro, siempre y cuando los tres países
(principalmente Estados Unidos, que es el socio más poderoso en materia económica)
estén conscientes de que muchas de las normas pueden cambiar en el planeta y tendremos que adecuarnos a un nuevo mundo
que comenzará a gestarse en los próximos años.
Por lo pronto, estamos a nivel planetario en un
momento crucial, con la mayor recesión de la historia contemporánea y ante una
incertidumbre global por el futuro. Por ello hay que preguntarnos si realmente
es el momento más adecuado para comenzar un nuevo tratado con nuevas reglas que
probablemente envejezcan prematuramente.
Para nuestro país existen infinidad de presiones
para que se incie el tratado. Nada más hay que ver las noticias de las más
recientes 24 horas.
Ayer el
embajador estadounidense en México, Christopher Landau, decía ante industriales
mexicanos que con las reglas actuales que se muestran en nuestro país “no es
momento oportuno para invertir”. Agregó que espera que México no desperdicie la
oportunidad de atraer inversión extranjera.
“Este es un momento dorado para México para atraer
inversión extranjera y espero que no lo desperdicien, francamente, porque para
mí sería una tragedia histórica de perder esa oportunidad y esa ventaja no va a
estar abierta mucho tiempo más, dijo. Hay que preguntarle a este diplotçatico
si él está consciente de que muchas cosas pueden cambiar en los próximos meses
Y hoy, el INEGI dio a conocer la información
oportuna de comercio exterior correspondiente a mayo, en la cual se registra un
déficit comercial de tres mil 523 millones de dólares, saldo que se compara con
el superávit de casi mil millones de dólares obtenido en igual mes de 2019. En
los primeros cinco meses de este año, la balanza comercial presentó un déficit
de dos mil 888 millones de dólares.
Esto se debe a que las exportaciones totales
mostraron una reducción anual de 56.7%, debido a la caída de 56.3 por ciento en
las ventas petroleras y de 63.8 por ciento en las manufactureras. Aquí vale la
pena mencionar que las ventas automotrices tuvieron un desplome superior a 90
por ciento. También hay que señalar que las compras de México al exterior cayeron
pero en un nivel menor al de las exportaciones.
¿Pero qué indican estas cifras? Concretamente dos
cosas: una, que la pandemia del Coronavirus ha sepultado (ojalá y solo sea temporalmente)
una política iniciada por la IV Transformación para mantener un superávit en
nuestra balanza comercial. La otra es que muestra la grave situación de
vulnerabilidad en la que se encuentra México en materia de comercio exterior,
ante el inicio de operaciones del tratado trilateral, sobre todo porque tenemos
que importar muchos de los productos de consumo, intermedios y de capital que
necesitamos para subsistir en medio de una pandemia.
Otro de los puntos que hay que analizar, con miras a
la entrada en vigor del T-MEC es que aún no se han aprobado muchas de las leyes
adicionales a las que se comprometió México y que se encuentran en el Poder
Legislativo, como son algunas ambientales y otras en materia de trabajo.
Aquí también hay que hacerse dos preguntas la
primera es si estas leyes estarán de acuerdo con las nuevas normas que van a
regir al mundo en el futuro y si son o no benéficas para México en estos
momentos.
En lo personal creo que, tanto estas leyes como el
propio acuerdo trilateral incluyen beneficios para el país que no se habían
tomado en cuenta en los otros acuerdos como el TLCAN y ASPAN, en donde aspectos
cruciales como los trabajadores y el medio ambiente prácticamente estuvieron
ausentes y permitieron una depredación laboral y ambiental en nuestro país como
nunca se había visto.
En general los tres países llegan al acuerdo en una
situación de extrema debilidad, y con un mayor nivel de interdependencia que en
los acuerdos anteriores. Los tres con una recesión que aún no se sabe cuándo
terminará. Quizá el más afectado es Estados Unidos, que no sólo enfrenta una
guerra con China por el liderazgo mundial, unas elecciones en puerta, y un
presidente lacerado por decisiones de política interior, tanto en materia de
combate al coronavirus como en materia de racismo.
En fin, ojalá y el Tratado no se convierta en una camisa
de fuerza ante los cambios globales por venir tras la pandemia y en el caso de
México sería deseable que a pesar del acuerdo nuestro país busque una mayor
cercanía con China para no quedarse afuera de los cambios globales que se viven
y se acentuarán en los próximos años.
Dice el filósofo del metro: Hoy necesitamos más
batas de hospital y no camisas de fuerza.
*Comentario para Radio Educación/ 26 de junio de 2020
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