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Friday, April 10, 2020

El filósofo del metro dice:

No hay nada más oscuro
que no creer en el futuro

Aceptar la reducción de la OPEP
hubiera sido un balazo en el pie

Roberto Fuentes Vivar*


Las reuniones que se sostienen entre los países petroleros del mundo para reducir la producción global en 10 millones de barriles diarios, adquieren una importancia crucial para nuestro país, en este momento en el que la economía nacional está agobiada por el Coronavirus.
En principio parece ser que existe ya un acuerdo para esta reducción, lo que podría estabilizar el mercado de crudo y aumentar los precios, para evitar que un litro de petróleo sea más barato que un litro de agua embotellada, como ha sucedido en días pasados.
En el caso concreto de nuestro país, la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus agregados como Rusia, impusieron una reducción de 400 mil barriles diarios, lo cual no fue aceptado y el gobierno mexicano se mantuvo firme en reducir únicamente 100 mil barriles diarios.
Finalmente, tras una conversación entre el presidente mexicano y su homólogo estadounidense, Donald Trump, se acordó que el país vecino del norte reduzca su producción en 250 mil barriles diarios adicionales, con lo que la contribución de México a la baja mundial quedó en 350 mil barriles diarios.
Lamentablemente la actitud del gobierno mexicano y concretamente de la secretaria de energía, Rocío Nahle, fue considerada de esquirolaje, principalmente por quienes durante las más recientes dos décadas se encargaron de destruir la industria petrolera y principalmente a Petróleos Mexicanos.
¿Qué hubiera pasado si México hubiera aceptado reducir en 400 mil barriles diarios su producción? Definitivamente hubiera sido como darnos un balazo en el pie o definitivamente echar por la borda uno de los principales programas del actual gobierno que busca lograr un repunte de la industria petrolera nacional.
Vamos a ver un poco la realidad mexicana. En primer lugar desde hace años México, además de ser exportador de petróleo se ha convertido en importador. Nada más para dar una idea, desde 2015 nuestro país firmó acuerdos para importar 100 mil barriles diarios de crudo ligero de Estados Unidos para procesarlo en nuestras obsoletas refinerías. Tan sólo en 2019 importamos más de un millón de barriles para ese fin.
En este sentido, hay que tomar en cuenta otros aspectos por los cuales México no podía aceptar la reducción impuesta por los demás países petroleros. Nuestro país logró ubicarse hace poco más de dos décadas como el sexto productor de crudo del mundo, con el abandono a esta industria pasó pelear el lugar 13 o 14, al ser superado, en distintas épocas por Brasil, Nigería y otros países.
En ese entornó, desde que tomó posesión el presidente López Obrador, se convirtió en un proyecto prioritario la reconfiguración de la industria petrolera, para aumentar la producción de crudo y refinarlo de tal manera que dejemos de ser importadores netos de gasolinas.
Tan sólo el domingo pasado el presidente dijo que el país se disponía a enviar 400 mil barriles diarios al sistema de refinación nacional. Si esa cifra la dejamos de producir, automáticamente quedaría invalidado cualquier proyecto para reducir la importación de gasolinas.
Otro elemento que debe tomarse en cuenta es que por primera vez, Petróleos Mexicanos comenzará a trabajar con menos impuestos por las leyes aprobadas el año pasado en el Poder Legislativo. Bajar el nivel de producción definitivamente eliminaría ese beneficio para Pemex.
En términos generales, México reducirá su producción de un millón 781 mil barriles a un millón 681 mil barriles, lo que puede permitir un equilibrio para lograr la reconversión de la industria petrolera nacional y la contribución al mercado global para estabilizar los precios del crudo.
Desgraciadamente, los técnicos que promovieron la baja en la producción de 400 mil barriles diarios para México, parecen desconocer la realidad nacional y propusieron una cifra que definitivamente era inviable en estos momentos en los que se busca rescatar una industria que parecía perdida y para la cual existen proyectos a futuro, como los que anunció el pasado domingo el presidente López Obrador, como uno de los puntos para la recuperación económica tras la crisis del Coronavirus.
Algo que parece ser la tesis de quienes están en contra de que México se haya mantenido firme en solo reducir 100 mil barriles diarios, es que sale más barato importar petróleo que producirlo. Esta tesis es muy similar a la que se manejó sobre el maíz desde que se negoció el primer Tratado de Libre Comercio. Es más barato comprar que producir.
Los resultados hoy están a la vista de todos, México es el principal mundial de maíz y la soberanía alimentaria está vulnerada por eso. ¿Queremos que pase lo mismo con el petróleo? Quizá lo más preocupante de todo este caso es ¿Cómo nos cobrará Estados Unidos a futuro el favor de apoyarnos? Dice el filósofo del metro:.No hay nada más oscuro que no apostar por el futuro.



*Comentario para Radio Educación/ 10 de abril de 2020

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