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Friday, January 31, 2020

El filósofo del metro dice:

No es extraño
el primer año
sí hace daño

Caída de la economía en 2019
Igual que en sexenios anteriores

Roberto Fuentes Vivar*


Ayer El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEG) presentó la Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto (PIB) Trimestral, los cuales confirman (aunque preliminarmente) que el año pasado no hubo crecimiento económico, sino un decrecimiento anual de 0.3 por ciento en el cuarto trimestre o de 0.1 por ciento en 2019, con relación al año anterior.
Estos datos seguramente avivarán de nuevo y con mayor enjundia la polémica en el sentido de si estamos o no en recesión.
Como sea, si vale la pena analizar esta caída de la economía, desde varios puntos de vista que confluyen, directa e indirectamente.
En primer lugar, hay que tomar en cuenta el entorno económico global, en el cual la economía de toda América Latina se encuentra estancada, al grado de que el Fondo Monetario Internacional calcula que el año pasado el crecimiento del subcontinente fue nulo, por lo que advierte graves presiones sociales. Este freno a la economía se agudiza principalmente en los sectores industrial y comercial, que son los pilares de la economía mexicana desde hace seis sexenios, cuando se inició la globalización. Tan solo las exportaciones representan 63 por ciento del PIB.
Otro de los factores que hay que analizar es la economía interna y aquí hay varios aspectos interesantes. El primero es que la iniciativa privada prácticamente se negó a invertir el año pasado y en este sentido los empresarios son corresponsables de este decrecimiento en 2019. Incluso no sólo no invirtieron, sino que bloquearon proyectos emprendidos por el gobierno federal.
Por eso, esta semana se tuvo que crear la figura de un coordinador de gabinete económico que recayó en Alfonso Romo. La idea es que él, como empresario, intente convencer a la iniciativa privada para reactivar la inversión.
Otro de los elementos internos que hay que tomar en cuenta es que el propio gobierno también ha incurrido en la falta de inversión, sobre todo para infraestructura, a lo que se añade el posible subejercicio de presupuesto en algunas áreas económicas.
Además del entorno internacional y de los aspectos económicos per se, hay otro elemento que tiene que ver con el nulo crecimiento del año pasado, es el político.
En este sentido hay que señalar que los primeros años de gobierno no han sido siempre exitosos y menos aun cuando hay cambios, ya sea de modelo económico o de partido en el poder, pues generalmente al iniciar un sexenio se presenta un ajuste.
Incluso el subgobernador del Banco de México, Gerardo Esquivel, señala que el fenómeno de escaso o nulo crecimiento económico se ha registrado en nueve de los últimos 10 cambios de gobierno. Sin embargo, hay casos muy concretos al respecto:
Así, por ejemplo en el primer año de gobierno de Miguel de la Madrid, cuando no solo cambio el gobierno sino el modelo económico, el PIB cayó 4.3 por ciento respecto al año anterior; durante el primer año de Ernesto Zedillo, el descenso fue de 6.3 por ciento, y en el primero de Vicente Fox, cuando además de cambio de gobierno hubo cambio de partido en el poder disminuyó 0.4 por ciento.
Hay que recalcar que cuando ha habido un cambio de modelo económico el descenso duró más de un año, como en el sexenio de Miguel de La Madrid, cuando se inició el camino hacia el neoliberalismo, y hubo estancamiento durante los seis años.
En el caso actual, es comprensible que en el primer año de Andrés Manuel López Obrador haya este ligero decrecimiento, sobre todo porque se ha tenido que enfrentar a boicots y sabotajes por parte de personas y grupos afectados por el cambio de modelo.
En lo que se refiere a si estamos o no en recesión: hay dos puntos de vista. Uno que señala que se entra en recesión cuando se acumulan tres trimestres consecutivos con decrecimiento. Bajo este concepto sí puede señalarse que estamos en recesión prácticamente desde junio de 2018.
La otra acepción, más amplia, indica que la recesión significa una caída del crecimiento económico, aunada a un mal comportamiento en otros indicadores, como el empleo, el comercio, las finanzas. En este concepto no estamos en recesión y al respecto valgan dos datos: Ayer presentaron sus reportes anuales dos bancos, BBVA y Santander, ambos tuvieron un crecimiento de más de 8 por ciento en sus utilidades.
Otro ejemplo, el comercio: Walmart reportó que sus ventas comparables aumentaron 5.4 por ciento, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), registró un crecimiento de 3.6 por ciento en sus ventas y las tienditas de la esquina, incrementaron sus ventas 7.3 por ciento en 2019.
Si el comercio y las finanzas tuvieron un buen año, quiere decir que no existe recesión en el sentido amplio de la palabra, aunque sí hay un estancamiento, como cuando se iniciaron muchos sexenios: Dice el filósofo del metro: No es extraño, el primer año sì hace daño.


*Comentario para Radio Educación/31 de enero de 2020

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