El filósofo del metro dice:
Los excluidos que se negaron
a ver sí existen y están vivos
Bienestar: lo que los empresarios
no quieren ni quisieron entender
Roberto Fuentes Vivar*
Desde
que el lunes pasado el presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer que
se construirán dos mil 700 sucursales del Banco Bienestar en todo el país en
un lapso de dos años, el tema se
convirtió en polémica y algunos consideran que se trata de un gasto
innecesario, mientras que otros lo ven como un programa no solo necesario, sino
que podría ayudar a reducir la marginación en la han vivido por siglos miles de
comunidades en el país.
En
términos generales, lo que hizo el presidente fue emitir una llamada de
atención a toda la iniciativa privada, en el sentido de que si ellos no
invierten para mejorar la infraestructura en beneficio de los más desprotegidos,
el gobierno sí lo hará.
El
tema desde luego fue abordado en los días siguientes y hoy Reforma destaca que
el banco de Bienestar duplicará su personal a través de la subcontratación,
mientras que La Jornada da cuenta de que ya se iniciaron algunos convenios con
el IMSS, Liconsa y Diconsa para comenzar a operar como una especie de módulos
bancarios temporales.
¿Cuál
fue el problema y porqué el gobierno decidió construir estas sucursales del
Banco Bienestar? Concretamente porque no existen ni la infraestructura bancaria
ni los servicios de traslado de valores que puedan cumplir con las necesidades
para entregar los 300 mil millones de pesos de apoyos de programas sociales de
la IV Transformación. Concretamente se trata de dos actividades, la banca y a
la industria del transporte de valores, que, en apariencia están desligadas, pero
están muy relacionadas entre sí.
En
el primer esbozo de lo que será Banco del bienestar, el presidente López
Obrador aseguró que a la banca comercial le ha faltado dimensión social, ya que
se ocupó “sólo de otorgar servicios donde está el mercado, donde considera que
tienen clientes, porque prevalece el negocio, lo mercantil. No hay inclusión
financiera. Hay mucho atraso”.
Incluso
señaló que la banca ha hecho poco por llevar sus servicios a las zonas más
desprotegidas: de los casi 2 mil 500 municipios del país, sólo hay sucursales
bancarias en aproximadamente mil, y en este caso en las cabeceras municipales,
lo que constituye un problema para la entrega de los apoyos sociales en
entidades como Chiapas, Oaxaca o Veracruz.
Un
asunto es muy claro, durante los pasados sexenios los servicios bancarios y de
transporte de valores evolucionaron, pero sobre todo para satisfacer las necesidades
de las grandes urbes y las ciudades intermedias, pero descuidaron a las
poblaciones marginadas. Por eso el presidente señaló que “el neoliberalismo
dejó un gran rezago, no hay inclusión financiera. Existen bancos en las
ciudades nada más; en el medio rural, no”.
Sobre
esto dijo el presidente “Antes en los bancos se depositaba dinero, se tenían
los ahorros y se obtenían créditos, esa era la función principal. Todo esto fue
cambiando y ahora los bancos tienen otras prioridades. Muchos en un periodo,
después del Fobaproa, vivían de los intereses que cobraban al gobierno por la
deuda pública, por el Fobaproa y demás. Entonces, la función de otorgar
crédito, de prestar dinero se fue haciendo a un lado y sigue todavía faltando
que se entreguen créditos a medianos, pequeños empresarios, sigue habiendo
falta de este servicio; aunque hay más avance -también hay que decirlo- en
cuanto a los servicios bancarios en general, no así en los servicios que se
prestan o que se deben de prestar las comunidades más apartadas”.
En
términos generales se utilizarán cinco mil millones de pesos este año para
construir las primeras mil 350 sucursales bancarias. Para dar una idea de su
modelo, en la capital del país solo se abrirán 21 sucursales, mientras que en
Chiapas o Oaxaca la cifra será de alrededor de 300 en cada caso.
Por
cierto, hoy la Jornada menciona el caso de Olinalá, Guerrero, con casi 25 mil
habitantes que no cuenta con alguna sucursal bancaria. Voy a indicar otro caso,
aquí cerca, a tan sólo una hora de la capital. En el municipio de Sanctorum,
Tlaxcala, con casi ocho mil habitantes tampoco se cuenta con sucursal bancaria.
Esa
es la realidad.
Y
para colmo, según explicó el presidente, hay muchas comunidades a las que las
empresas de traslado de valores se niegan a ir. Por eso anunció que se creará
un grupo especial del Ejército para transportar los apoyos sociales.
Hay
que recordar que la primera empresa de traslado de valores fue Servicio Pan
Americano de Protección (Serpaprosa), constituida en marzo de 1965, precisamente
por los bancos y fue extendiéndose hacia la industria y el comercio. Pero hoy
ni esa empresa ni las de la competencia acuden a poblaciones marginadas.
Dos
cosas le duelen a la iniciativa privada, que Bienestar será el banco con más
sucursales en el país, pues Banco Azteca, BBVA, Banorte o Citigroup no llegan a
dos mil 700. Incluso en un futuro podrían recibir remesas y otorgar préstamos.
La otra que el transporte de dinero, otrora monopolio bancario, definitivamente
será sustituido por el Ejército.
Dice
el filósofo del metro: los excluidos que se negaron a ver, sí existen están
vivos.
Comentario para Radio Educación/ 10 de enero de 2020
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