El filósofo del metro dice:
Con tratado o sin tratado
hace siempre lo que quiere
La IP: preocupada porque el T-MEC
les impide sobreexplotar trabajadores
Roberto Fuentes Vivar*
Finalmente y a pesar de que hace una semana se veía
poco probable que lo hicieran, las tres partes negociadoras llegaron a un
acuerdo y firmaron el documento modificatorio del Tratado México, Estados
Unidos y Canadá, el T-MEC.
Las negociaciones se hicieron, como se dice en
términos económicos, en fast track y en sólo dos días ya se tenía el texto que
firmaron Chrystia Freeland, viceprimera ministra de Canadá; Robert Lighthizer,
representante comercial del gobierno de Estados Unidos, y Jesús Seade Kuri,
subsecretario para América del Norte.
Este método de fast track funcionó tan bien en
nuestro país que el Senado de la República aprobó ayer, me atrevo a decir que prácticamente
sin una lectura a fondo, el documento modificatorio, el cual tendrá que ser
ratificado por los congresos de Estados Unidos y Canadá.
Y aquí vale la pena preguntar ¿por si los
legisladores estadounidenses y canadienses que durante un año no ratificaron el
acuerdo ahora sí le darán su aval en unos pocos días? La pregunta queda en el
aire.
Lo que sí es que aquí en México, el propio presidente
Andrés Manuel López Obrador consideró hoy que la ratificación en el Senado “es
un triunfo ya que va a crear mejores condiciones para la inversión, la llegada
de la inversión extranjera, el fortalecimiento de la industria, van a mejorar
los salarios, las prestaciones, en fin, ayudara al crecimiento de la economía”.
En términos generales sí habrá una mayor vigilancia
de Estados y Canadá sobre la situación laboral de México, al grado de que si
una empresa no cumple con las condiciones de este documento modificatorio,
puede ser sujeta a represalias comerciales e incluso hasta a imposición de
aranceles a sus productos en los países vecinos del norte.
Por eso, la iniciativa privada y los opositores a la
Cuarta Transformación consideran que hay una pérdida de soberanía y que el gobierno
mexicano cedió más que los presidentes anteriores.
Para el gobierno de López Obrador esta ratificación
de las condiciones modificatorias ayuda a que exista una mayor confianza en el
país y que se elimine la incertidumbre que mantenían las calificadoras y muchos
analistas mundiales sobre el futuro económico de nuestro país.
De hecho, hoy en la mañanera, el presidente decía
que existe la esperanza de que los legisladores estadounidenses ratifiquen el
documento antes del 20 de diciembre y hasta dijo que al parecer hay acuerdo
entre republicanos y demócratas y que sólo quedaría pendiente Canadá para
inicios del año próximo.
Pero quienes no están muy contentos son muchos de
los miembros de la iniciativa privada, porque el acuerdo los obliga a respetar muchas
situaciones laborales que tradicionalmente no estaban obligados a cumplir, como
los aumentos salariales y la eliminación de los sindicatos blancos.
De hecho, una de las principales quejas del
empresariado es que se sintió excluido de las negociaciones que se realizaron
esta semana y, por eso, no están totalmente de acuerdo con el contenido
modificatorio al T-MEC.
Y en este sentido permítanme aprovechar precisamente
la firma de este acuerdo para abordar un tema que tiene que ver con las
organizaciones cúpula de la iniciativa privada y su representatividad.
Esta semana el INEGI dio a conocer información
preliminar del Censo Económico 2019. En términos generales fueron encuestados seis
millones 269 mil 309 establecimientos. Esto significó que el número de unidades
económicas creció a una tasa de 2.1 por ciento en promedio anual entre 2014 y
2019.
Paralelamente, si se icontrastan los datos del
Sistema de Información Empresarial Mexicano (SIEM), el organismo público
encargado de contar a los negocios afiliados a alguna cámara, a diciembre de
este año, se registran únicamente 506 mil 406 establecimientos adheridos a
algún organismo empresarial.
Esto significa, groso modo, que menos del 10 por
ciento del total de establecimientos que hay en la República Mexicana, están
afiliados a alguna cámara empresarial, lo que indica que la representatividad
de los organismos cúpula de la iniciativa privada es casi nula para hablar en
nombre de las empresas mexicanas.
Así de simple. De hecho, en el Censo pasado, de 2014
se encuestaron a cinco millones 654 mil 014 establecimientos y de ellos 711 mil
038 estaban afiliados a alguna cámara, de acuerdo con el SIEM. Es decir que
hace cinco años las cámaras representaban al 20 por ciento del total de unidades
económicas, pero la afiliación a ellas disminuyó a una tasa de 10 por ciento al
año en los últimos cinco años.
Así las cosas, los organismos que se dicen excluidos
de las negociaciones prácticamente carecen de representatividad, pero eso sí,
tienen mucha voz para aprovecharse de los trabajadores. Como dice el filósofo
del metro, parafraseando a José Alfredo Jiménez, con tratado o sin tratado
hacen siempre lo que quieren.
*Comentario para Radio Educación/ 13 de diciembre de 2019
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