El filósofo del metro dice:
Las armas nacionales
se han cubierto de lana
AIFA, la nueva empresa
para operar Santa Lucía
Roberto Fuentes Vivar*
Una de las noticias más importantes de esta semana,
que pasó inadvertida por la fiebre informativa ocasionada por el coronavirus
fue la creación de una empresa paraestatal que se encargará de la
administración, operación y explotación del
Aeropuerto de Santa Lucia.
En dos ocasiones el asunto fue tratado en las mañaneras
del presidente Andrés Manuel López Obrador, en las cuales se dio a conocer que
la Secretaría de la Defensa Nacional (la Sedena) gestionará esta empresa cuyo
nombre será Aifa SA de CV, y cuya participación mayoritaria será del gobierno
federal. El nombre se refiere concretamente a las siglas de Aeropuerto Internacional
Felipe Ángeles.
De acuerdo con Ricardo Vallejo, general de brigada y
encargado de las obras del aeropuerto, en cuanto esté lista la edificación será
entregada a esta empresa para que la administre y opere.
La historia reciente indica que desde el 29 de mayo
de 2019 fue integrado un comité multidisciplinario para gestionar todo lo relacionado
con la construcción del aeropuerto y para su posterior puesta en marcha.
Por cierto que en la misma conferencia de prensa se
dieron a conocer algunos detalles de los proyectos para la conectividad del aeropuerto,
en los cuales se coordinan las secretarías de la defensa Nacional y de
Comunicaciones y Transportes, así como los gobiernos de la ciudad de México y
del estado de México.
En términos generales se plantean proyectos que
tienen que ver con el tren suburbano, con el Mexibus y con varias carreteras a
través de las cuales se pretende conectar al actual aeropuerto con el nuevo y
con diferentes vías que ya existen.
Pero volviendo a la empresa Aifa, lo que se sabe es
que forma parte de las instrucciones del presidente Andrés Manuel López Obrador
para que la secretaría de la defensa Nacional opere el puerto aéreo Felipe
Ángeles y que aparecen en el programa sectorial de las fuerzas armadas.
También se dio a conocer que en julio de este año se
iniciará con la concesión para la operación, mientras que en julio de 2021 se
comenzarán con las pruebas de operación.
Sin embargo, todavía existen muchas dudas referentes
a esta empresa paraestatal. ¿Una de ellas es cuál va a ser su participación en
las obras de construcción del aeropuerto? En este sentido hay que recordar un antecedente
negativo, pues en el sexenio pasado la Secretaría de la defensa fue encargada
de hacer algunas obras para el aeropuerto de Texcoco, las cuales fueron muy
criticadas.
Otra de las dudas que surgen es la cuestión legal
¿cuál va a ser el fundamento jurídico para su creación? ¿Habrá un decreto
oficial al respecto o únicamente se formalizará ante notario público? Incluso
hasta vale la pena preguntar ¿cuál será su capital inicial ya que se constituye
como sociedad anónima de capital variable?
Una más es que si el gobierno, la Sedena
concretamente será la accionista mayoritaria ¿También habrá participación de la
iniciativa privada? ¿En qué porcentaje y que empresarios formarían parte de la
empresa?
En síntesis se trata una empresa trascendente para
el futuro del país, pero aún hay muchas que requieren transparentarse para
evitar que se pierda la confianza de los mexicanos hacia las fuerzas armadas.
Por lo pronto, dice el filósofo del metro, parafraseando a Ignacio Zaragoza:
las armas nacionales se han cubierto de lana.
*Comentario para Radio Educación/ 20 de marzo de 2020
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