El filósofo del metro dice:
El patatús viene
Ayer
el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer que, preliminarmente,
el PIB entre abril y junio cayó 17.3 por ciento frente al primer trimestre del
año y 18.9 por ciento con relación al mismo periodo del año pasado.
En
el acumulado de los primeros seis meses del año, la contracción es de 10.5 por
ciento respecto a igual lapso de 2019. Se trata, según los especialistas y el
propio presidente del INEGI, Julio Santaella, del mayor desplome desde que se
mide la economía mexicana a través del Producto Interno Bruto.
La
información es preliminar porque aún no se contaba con información relevante al
cierre del mes de junio, en algunos sectores como el minero o el maquilador. De
hecho, hoy mismo el propio INEGI publica los resultados a mayo de estos dos
sectores e indica que en ese mes les fue mal, pero no tanto. De hecho en la
maquila a tasa anual, el personal ocupado total reportó una variación cayó 5.8
por ciento, las horas trabajadas de 27.9 por ciento y las remuneraciones medias
reales de 3.3% en el quinto mes de 2020. En cuanto a la minería señala que en
mayo creció nueve por ciento, con relación a abril.
Y
todavía faltan algunas estadísticas más que se reportarán en agosto, para saber
la cifra definitiva del descenso del PIB. Lo que sí es un hecho es que la caída
de la economía fue de tal magnitud que podría considerarse la mayor de la
historia contemporánea.
Pero
México no es el único país en el que se presenta este colapso. En Estados
Unidos el producto Interno Bruto se desplomó 32.9 por ciento y a pesar de que la cifra fue mejor que las
previsiones, que apuntaban una caída de más del 35 por ciento, los analistas la
consideran como mayor debacle económica
desde la Segunda Guerra Mundial. Frente al primer trimestre de 2020, la caída
sería del 9.5 por ciento, cifra también sin precedentes
En
Alemania, el producto interior bruto (PIB) tuvo en el segundo trimestre del año
una caída del 10.1 por ciento, la más fuerte desde que se comenzó a registrar
este dato en el país. La Oficina Federal de Estadística (Destatis) indicó que
la caída fue más del doble de la más alta registrada durante la crisis
financiera y económica del 2008 y el 2009. Con respecto al segundo trimestre
del 2019 la caída del PIB fue del 11.7% por ciento el mayor descenso en la
historia, o por lo menos desde que se registran los datos como se hace
actualmente.
Se
trata pues de una debacle económica que está sacudiendo a todo el planeta y que
puede considerarse mayor a las tormentas, los resfriados y las burbujas que
habían afectado al mundo desde hace varios años.
De
hecho, desde que sucedió la llamada burbuja hipotecaria, hace poco más de 10
años, que provocó una crisis financiera global, analistas globalificilos y
globalificos habían previsto que vendría una debacle económica porque el
sistema “ya no aguantaba más”.
Así
lo expusieron políticos como el expresidente estadounidense Barak Obama o uno
de los padres del neoliberalismo, Alan Greenspan, quien dijo que los
economistas globalifícios se habían equivocado porque pensaron que el auto del
neoliberalismo necesitaba solo un cambio de aceite cuando lo que se requería era
un cambio de modelo.
Algunos,
como Jim Rickards, quien fue asesor de la CIA en los mercados financieros y
escribió el libro “La Gran caída”, hasta le pusieron fecha para el inicio de la
debacle. Este personaje auguró que sería en febrero de 2019. Se equivocó por un
año, pero la debacle económica mundial comenzó precisamente en febrero de 2020.
Fueron
muchos los agoreros del desastre por venir, pero ninguno se imaginó que los
billones de dólares que sostenían al mundo se iban a caer por un virus que es
prácticamente invisible sin un microscopio. Todos pronosticaban que la caída sería
directamente por los mercados.
En
este entorno de colapso económico, vale la pena hacer una aclaración. Una
debacle económica, como la consideran en Estados Unidos y Europa, es bastante
mayor que una crisis financiera que solo afecta precisamente al sector
financiero, es decir las bolsas, los bancos y los mercados, pues abarca a todos
los sectores de la economía.
También
hay que señalar que faltan muchos países por reportar su caída en el PIB, lo
cual seguramente sucederá en agosto. Pero el hecho es que vivimos una especie
de catástrofe económica que no se va resolver poniendo parches al sistema.
Creo
que así como al finalizar la segunda guerra mundial se reunieron los representantes
de 44 países para firmar el pacto de Bretton Woods que dio origen a organismo
como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización
Mundial de Comercio y prácticamente todos los organismos que rigen la vida
económica global, ahora será necesario un nuevo pacto tras la pandemia
sanitaria y la debacle económica.
Para
el ciudadano común y corriente de un país como México es previsible que la
caída económica la afecte no solo en lo inmediato, sino en el corto plazo,
porque definitivamente la economía del mundo ya no aguantaba más. Aunque sí hay
que señalar que el gobierno actual ha tomado medidas que podrían considerarse
futuristas a nivel global. Dice el filósofo del metro: el patatús viene después
del exceso de pus.
*Comentario para Radio Educación/ 30 de julio de 2020
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