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Friday, August 07, 2020

El filósofo del metro dice:

Progreso: ¡Cuántas barbaridades

se han cometido en tu nombre!


Glifosato, yaquis y la ley oaxaqueña 

anti-refrescos, en el centro del debate


Roberto Fuentes Vivar*

Esta semana se registraron en nuestro país tres noticias que aparentemente no tienen que ver nada entre sí, pero que de alguna manera ponen a debate uno de los grandes temas que seguramente serán motivo de profundos análisis cuando se termine la pandemia a nivel global y se sienten los líderes globales a planear el futuro.

Se trata de un tema vital para el futuro no solo de nuestro país, sino del planeta ¿hasta dónde el progreso entre comillas es conveniente cuando se trata solamente de acumular ganancias y atenta contra pueblos enteros o contra sectores específicos afectando la cultura y la salud de millones?

Concretamente me refiero a tres temas concretos que causaron polémica: la reunión del presidente Andrés Manuel López Obrador de ayer con los gobernadores de los ocho pueblos yaquis, la ley que aprobaron en Oaxaca para prohibir la productos chatarra en la niñez de ese estado y las diferencias entre los secretarios del medio ambiente y agricultura por el uso de un insecticida.

Este último caso solo lo menciono porque ya hablaron de él en este mismo noticiario. Sin embargo vale la pena comentar con algunos detalles los otros dos.

Vamos primero con el caso de Oaxaca que fue la primera entidad del país en limitar el consumo de productos chatarra en menores de edad. Los legisladores, a propuesta del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) avalaron el artículo 20 Bis a la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes para prohibir la venta, regalo y suministro a menores de edad de bebidas azucaradas y alimentos envasados de alto contenido calórico.

Esta ley pionera, la cual seguramente será replicada en otras entidad, como Tabasco que ya anunció una legislación similar, fue propuesta en el contexto de la actual pandemia que ha ocasionado ya la muerte de 50 mil mexicanos, la mayoría de estos fallecimientos esta asociada a la mala alimentación y al consumo de productos chatarra..

Y aquí vale la pena preguntarnos si la supuesta modernización que implica la comida chatarra es realmente un símbolo de progreso ¿es progreso que los camiones de Coca-Cola o de Sabritas lleguen hasta los rincones más apartados de la zona triqui de Oaxaca o a la región zapoteca? personalmente creo que no y por eso precisamente este caso va más allá de una prohibición y llega al fondo de un asunto crucial para la sociedad mexicana ¿Qué tipo de desarrollo queremos?

Vamos al tercer tema de esta semana: la reunión de ayer del presidente con la tribu yaqui. En primer lugar hay que señalar que pedir perdón por parte del gobierno mexicano significa un acto de justicia por las atrocidades que se cometieron por más de 500 años.

Hay que recordar que, precisamente en aras de un supuesto progreso, Porfirio Díaz promovió que miles de rebeldes yaquis fueran enviados como esclavos a las haciendas henequeneras de la Península de Yucatán para fortalecer una industria que en ese momento era sinónimo de modernidad entre comillas, como lo narró John Keneth Turner en su México Bárbaro.

Pero más recientemente, en la segunda mitad del siglo XX y durante los dos sexenios pasados, los yaquis fueron víctimas, primero, del despojo de tierras que pasaron a manos de ganaderos y agricultores privaod. Posteriormente parte de sus tierras fueron traspasadas como concesiones, a grupos mineros.

Ya en este siglo hay dos megaobras en las que, sin su consentimiento y nuevamente en aras de un supuesto progreso o de una modernización entre comillas, los yaquis fueron afectados en su patrimonio: el acueducto Independencia y el gasoducto que pasa por su territorio.

Del primer caso hay que recordar que fue planeado por el exgobernador Guillermo Padrés y concertado con Felipe Calderón primero y con Enrique Peña Nieto después. Su idea llevar el líquido a empresas como Ford, Apasco y Big Cola, quitándole el agua precisamente a los pueblos yaquis. El caso fue llevado a la Suprema Corte de Justicia y muchos de sus opositores, como Tomás Rojo y Mario Luna fueron encarcelados, en una de las más recientes ignominias cometidas contra los yaquis.

El caso del gasoducto proyectado por la empresa Infraestructura Energética Nova (IEnova), es interesante porque las obras llevan meses detenidas y el gobierno tiene que pagar grandes cantidades a esa empresa por la paralización. Por eso el presidente ayer propuso que se construya el gasoducto sin pasar por las tierras yaquis.

Nuevamente en este caso, en el que el presidente creo una comisión de justicia para el pueblo yaqui que buscará soluciones sin afectar el patrimonio e este grupo indígena, vuelve la pregunta ¿Es conveniente que en aras de la supuesta modernización, del progreso entre comillas o de la simple acumulación de ganancias, se afecte el patrimonio de los pueblos originarios?

En síntesis, creo que uno de los temas para debatir en el futuro, una vez que pase l pandemia es ¿qué es lo que quiere México y que es lo que quiere la humanidad? ¿Una modernidad que destruya o un desarrollo equilibrado? Dice el filósofo del metro: Progreso, cuántas barbaridades se han cometido en tu nombre.

*Comentario para Radio Educación 7 de agosto de 2020



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