El filósofo del metro dice:
Progreso: ¡Cuántas barbaridades
se han cometido en tu nombre!
Glifosato, yaquis y la ley oaxaqueña
anti-refrescos, en el centro del debate
Roberto Fuentes Vivar*
Esta semana se registraron en nuestro país tres noticias que aparentemente no tienen que ver nada entre sí, pero que de alguna manera ponen a debate uno de los grandes temas que seguramente serán motivo de profundos análisis cuando se termine la pandemia a nivel global y se sienten los líderes globales a planear el futuro.
Se trata de un tema vital para el futuro no solo de
nuestro país, sino del planeta ¿hasta dónde el progreso entre comillas es
conveniente cuando se trata solamente de acumular ganancias y atenta contra
pueblos enteros o contra sectores específicos afectando la cultura y la salud
de millones?
Concretamente me refiero a tres temas concretos que causaron
polémica: la reunión del presidente Andrés Manuel López Obrador de ayer con los
gobernadores de los ocho pueblos yaquis, la ley que aprobaron en Oaxaca para
prohibir la productos chatarra en la niñez de ese estado y las diferencias
entre los secretarios del medio ambiente y agricultura por el uso de un
insecticida.
Este último caso solo lo menciono porque ya hablaron
de él en este mismo noticiario. Sin embargo vale la pena comentar con algunos
detalles los otros dos.
Vamos primero con el caso de Oaxaca que fue la
primera entidad del país en limitar el consumo de productos chatarra en menores
de edad. Los legisladores, a propuesta del Movimiento de Regeneración Nacional
(Morena) avalaron el artículo 20 Bis a la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes para prohibir la venta, regalo y suministro a menores de edad de
bebidas azucaradas y alimentos envasados de alto contenido calórico.
Esta ley pionera, la cual seguramente será replicada
en otras entidad, como Tabasco que ya anunció una legislación similar, fue
propuesta en el contexto de la actual pandemia que ha ocasionado ya la muerte
de 50 mil mexicanos, la mayoría de estos fallecimientos esta asociada a la mala
alimentación y al consumo de productos chatarra..
Y aquí vale la pena preguntarnos si la supuesta
modernización que implica la comida chatarra es realmente un símbolo de
progreso ¿es progreso que los camiones de Coca-Cola o de Sabritas lleguen hasta
los rincones más apartados de la zona triqui de Oaxaca o a la región zapoteca?
personalmente creo que no y por eso precisamente este caso va más allá de una
prohibición y llega al fondo de un asunto crucial para la sociedad mexicana ¿Qué
tipo de desarrollo queremos?
Vamos al tercer tema de esta semana: la reunión de
ayer del presidente con la tribu yaqui. En primer lugar hay que señalar que
pedir perdón por parte del gobierno mexicano significa un acto de justicia por
las atrocidades que se cometieron por más de 500 años.
Hay que recordar que, precisamente en aras de un
supuesto progreso, Porfirio Díaz promovió que miles de rebeldes yaquis fueran
enviados como esclavos a las haciendas henequeneras de la Península de Yucatán
para fortalecer una industria que en ese momento era sinónimo de modernidad
entre comillas, como lo narró John Keneth Turner en su México Bárbaro.
Pero más recientemente, en la segunda mitad del
siglo XX y durante los dos sexenios pasados, los yaquis fueron víctimas, primero,
del despojo de tierras que pasaron a manos de ganaderos y agricultores privaod.
Posteriormente parte de sus tierras fueron traspasadas como concesiones, a
grupos mineros.
Ya en este siglo hay dos megaobras en las que, sin
su consentimiento y nuevamente en aras de un supuesto progreso o de una
modernización entre comillas, los yaquis fueron afectados en su patrimonio: el
acueducto Independencia y el gasoducto que pasa por su territorio.
Del
primer caso hay que recordar que fue planeado por el exgobernador Guillermo
Padrés y concertado con Felipe Calderón primero y con Enrique Peña Nieto
después. Su idea llevar el líquido a empresas como Ford, Apasco y Big Cola,
quitándole el agua precisamente a los pueblos yaquis. El caso fue llevado a la
Suprema Corte de Justicia y muchos de sus opositores, como Tomás Rojo y Mario
Luna fueron encarcelados, en una de las más recientes ignominias cometidas
contra los yaquis.
El
caso del gasoducto proyectado por la empresa Infraestructura Energética Nova
(IEnova), es interesante porque las obras llevan meses detenidas y el gobierno
tiene que pagar grandes cantidades a esa empresa por la paralización. Por eso
el presidente ayer propuso que se construya el gasoducto sin pasar por las
tierras yaquis.
Nuevamente
en este caso, en el que el presidente creo una comisión de justicia para el
pueblo yaqui que buscará soluciones sin afectar el patrimonio e este grupo
indígena, vuelve la pregunta ¿Es conveniente que en aras de la supuesta modernización,
del progreso entre comillas o de la simple acumulación de ganancias, se afecte
el patrimonio de los pueblos originarios?
En síntesis, creo que uno de los temas para debatir
en el futuro, una vez que pase l pandemia es ¿qué es lo que quiere México y que
es lo que quiere la humanidad? ¿Una modernidad que destruya o un desarrollo
equilibrado? Dice el filósofo del metro: Progreso, cuántas barbaridades se han
cometido en tu nombre.
*Comentario para Radio Educación 7 de agosto de 2020
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