El filosofo del metro dice:

La tortilla globalizada
es redonda como Pacto

Regresan las concertaciones salinistas

Roberto Fuentes Vivar*

Cuando hace 20 años, en 1987, los aumentos de precios se le fueron de las manos al gobierno de Miguel de la Madrid y la inflación oficial llegó a más de 150 por ciento, el director de orquesta en materia económica, Carlos Salinas de Gortari, creó el Pacto de Solidaridad Económica.
Este Pacto sirvió de herramienta para instrumentar la política económica de la globalización, logró que –entre comillas- se controlara la inflación, que se congelaran los salarios, que se liberaran los precios y que se abrieran las puertas a cualquier tipo de producto proveniente del exterior.
Hoy, 20 años después, en la crisis de la tortilla de 2007, nuevamente se recurre al Pacto, al reunir el presidente Felipe Calderón a algunos de los grupos involucrados y acordar –como por decreto de todos los sectores- un aumento de 40 por ciento en el precio de la tortilla, además de otros 12 puntos para, supuestamente, estabilizar el mercado del maíz.
El Pacto representa varios aspectos positivos y varios negativos. En primer lugar se trata de una concertación que sirvió durante los gobiernos de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, pero que fue eliminada como elemento de planeación por Vicente Fox.
En los casi 14 años que funcionó se le llamó Pacto de Solidaridad Económica, Pacto para la Estabilidad Económica o simplemente concertación, aunque genéricamente se le llamó el Pacto.
Bajo este esquema se supone que se reunían semanalmente todos los sectores, detectaban los problemas que podían venir y se intentaba solucionarlos antes de que se convirtieran en crisis. En el caso de productos específicos, se hacían reuniones extraordinarias y se enfrentaban las diferentes posturas por ejemplo para concertar el aumento de un precio.
En el Pacto se cometió, por ejemplo, el error de diciembre y en el Pacto también se acordaron muchas de las medidas macroeconómicas que supuestamente llevaron a la estabilidad que dicen los economistas que hoy gozamos, pero también se cometieron todas las fallas que hoy sufrimos.
Concretamente, en el caso de la tortilla, se recurre nuevamente al Pacto, pero con muchos de los vicios que se tuvieron, durante muchos años como es que en la concertación se sigue la política salinista de que a algunos sectores “ni los veo ni los oigo” y se les elimina, ocasionando una especie de pacto en lo oscurito. Si se desea recuperar el Pacto como una herramienta de planeación económica, lo más importante para que pueda funcionar es que sea lo más abierto posible y que se tome en cuenta la realidad nacional y no la de unos cuantos, de lo contrario se logrará una estabilidad virtual y mediática, pero no real. Por lo pronto, como dice el filósofo del metro: Pacto acordado ni dios lo quita.
Comentario para Radio Educación/19 de enero de 2007