El filósofo del metro dice
Una navidad de
platos vacíos y
esperanzas muertas
Salario mínimo, un
regalo inaceptable
Roberto Fuentes Vivar*
Prácticamente hoy es el último día hábil para millones de trabajadores y mañana comienza las vacaciones y se consolida lo que será la temporada navideña más triste de las más recientes décadas.
Con la esperanza inútil de recuperar el poder adquisitivo, el regalo de navidad para los trabajadores fue un aumento de 4.85% al salario mínimo es decir, en promedio, dos pesos con 50 centavos diarios, cantidad que se nulificará solamente con el incremento de un peso que tendrá el metro en el próximo año.
Este aumento también quedará nulificado por la inflación que se espera sea de 5.04% el año entrante y que este año rebasará seguramente el porcentaje en que subió el sueldo mínimo.
Desde luego que los empresarios no reciben un salario mínimo y únicamente lo perciben como una medida de referencia, pero la realidad es que, de acuerdo con las más recientes cifras del INEGI casi 13 millones de mexicanos están desempleados, no reciben salario o perciben menos de un sueldo mínimo, lo que significa el 24% de la población económicamente activa.
Si a esta cifra se le agregan los 10 millones de mexicanos que reciben entre uno y dos salarios mínimos y los 9 millones que reciben de dos a tres salarios mínimos, la cuenta señala que el 75% de los trabajadores percibe menos de tres salarios mínimos, por lo que seguramente en su mesa durante la Nochebuena no habrá grandes viandas, y probablemente tengan que conformarse con algún tequila pirata que puede dejarlos ciegos, porque una botella de tequila legal puede costar, cuando menos de dos a tres salarios mínimos.
A esta situación hay que añadirle el aumento en el precio de los productos básicos: el jitomate a 30 pesos el kilo, el azúcar a 20 pesos y muchos otros básicos que han aumentado hasta en 100% su precio en un mes.
Tan solo para documentar la falta de optimismo, hay que señalar que un kilogramo de pavo, el producto típico de esta temporada junto con el bacalao y los romeritos, cuesta cuando menos 54 pesos, pero puede cotizarse hasta en 80 ó 90 pesos. Por cierto que sólo 2.8 millones de viviendas, es decir apenas el 10% del total de familias del país, tendrá esta navidad un pavo en su mesa y de estos la mitad serán importados de Estados Unidos o de Chile porque en México sólo existe una empresa grande productora de pavos, a pesar de que el guajolote es un producto nativo de nuestro país.
Ni que decir del bacalao que cuesta unos cuatro salarios mínimos diarios pesos el kilo y al que tienen que añadírsele el aceite de oliva –tres salarios mínimos, aceitunas medio salario mínimo los 100 gramos.
Lamentablemente casi todos estos productos son importados porque a las autoridades se les olvidó que la autosuficiencia alimentaria debe de ser una política de estado.
En fin seguramente esta temporada será la más triste en muchos años, con escasa capacidad de compra por parte de los trabajadores, platos semivacíos y esperanzas muertas. Como dice el filósofo del metro: Una nochebuena no hace verano, una noche mala sí.
*Comentario para Radio Educación/18 de diciembre de 2009
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