El filósofo del metro dice:
Detrás del
accidente
huele a gas
Seis presidentes no han podido
poner en orden a los gaseros
Roberto Fuentes Vivar*
Todo parece indicar que en el caso de la explosión de una pipa de gas en la carretera México-Pachuca, que causó la muerte de al menos 23 personas y varios cientos de damnificados, las autoridades van a tratar de enterrar buscando algún chivo expiatorio que bien podría ser el conductor del camión.
Es cierto que pudo haber impericia del conductor. Sin embargo, detrás del asunto hay muchas otras cuestiones que deberían investigarse a raíz de esta tragedia y que deberían solucionarse antes de que se presenten nuevos dramas que lamentar.
Desde este espacio en Pulso de Radio Educación hemos insistido en la necesidad de sacar a las seis gaseras que desde 1984 debieron haberse reubicado y que siguen operando en San Juan Ixhuatepec, San Juanico y que han convertido a la zona en que ocurrió el accidente en una bomba de tiempo.
Nada más para recordar el asunto hay que recordar que Gas Metropolitano, la empresa propietaria del gas que transportaba la pipa accidentada es una de esas seis empresas que sistemáticamente se ha negado a salirse de la zona.
La empresa Gas Metropolitano respondió a la opinión pública 36 horas después del accidente y luego de que la prensa comenzó a exigir a las autoridades una explicación sobre la responsabilidad empresarial del caso.
Gas Metropolitano es propiedad de Eduardo Ramírez López y está asentada desde hace cinco décadas en Sanjuanico. Después del estallido que causó la muerte de 500 personas en noviembre de 1984 se emitió un decreto para que salieran las gaseras. Gas Metropolitano no hizo caso. En 1991 hubo otro accidente con decenas de muertos. La empresa no atendió ni a los decretos, ni a los exhortos, sino que ilegalmente siguió asentada ahí. Cuando en 2006 las autoridades parecía que iban a exigir su salida, tras de que se cerró el gasoducto de Venta de Carpio, se les volvió a exigir la reubicación. La respuesta de la empresa fue: está bien me voy pero páguenme por salirme y que el gobierno cubra todos los gastos.
¿Porqué mencionar toda esta historia? Nada menos porque los vecinos de San Juan Ixhuatepec ha advertido desde hace varios el peligro en que viven porque todos los días salen de ahí más de 500 pipas de gas que circulan por la zona y que representan un grave problema de seguridad. El simple hecho de que seis gaseras sigan operando desde ahí representa para ellos una bomba de tiempo.
Aparentemente, la pipa o salchicha que estalló hace unos días no tenía nada que ver con el peligro de las gaseras. Sin embargo, hay dos preguntas muy concretas. ¿Por qué el combustible de Gas Metropolitano era transportado en una pipa con el logotipo de Termogas? ¿Por qué el combustible iba (¿o venía?) de Monterrey cuando Gas Metropolitano tiene su planta en San Juan Ixhuatepec?. ¿Por qué siguen en la zona de peligro las gaseras como la de Eduardo Ramírez López? Además ¿porque se sigue permitiendo que unas 200 pipas de gas pirata circulen diariamente por la zona metropolitana?
El accidente de esta semana va más allá de una simple culpa del chofer. Hay mucho escondido detrás que intentan ocultar. Repito: porque una empresa de distribución de gas opera con el logotipo de otra y además contrata a una tercera.
Este es un buen momento para que las autoridades finalmente saquen de SanJuanico a las gaseras, para que se revise la operación de esas gaseras, para que se norme el tránsito de las salchichas en las carreteras y para que se pueda dar seguridad a millones de habitantes que tienen su vivienda en Ecatepec, San Juan Ixhuatepec, Xalostoc y otras comunidades amenazadas por la falta de voluntad política de los gobiernos. Van seis presidentes que no han podido poner orden en esa zona ¡será que los intereses de los gaseros son más poderosos?. Como dice el filósofo del metro, detrás del accidente huele a gas.
*Comentario para Radio Educación/10 de mayo de 2013
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