El filósofo del metro dice:
Buscar culpables
también es negocio
La línea 12 dentro de
la política injustificable
Roberto Fuentes Vivar*
Desde que el 11 de marzo de 2014 se anunció el cierre
de 11 estaciones de la línea 12 del metro, el tema se politizó a tal grado que
muchos analistas consideraron que el propio jefe de gobierno capitalino se
había convertido en el principal enemigo del Partido de la Revolución
Democrática al afectar a los habitantes de uno de los principales bastiones
perredistas, Iztapalapa.
Desde ese entonces comenzó la búsqueda de culpables.
En primera instancia se acusó al consorcio constructor, lo que provocó que el
propio dueño de ICA, Bernardo Quintana, saliera a los reflectores para explicar
que el problema había sido porque el gobierno adquirió trenes que no cumplían las
especificaciones de la obra física. Incluso consideró que no había necesidad de
cerrar el servicio, sino que las fallas podrían repararse estando en operación.
A casi un año de que el gobierno capitalino tomó la decisión,
la línea sigue cerrada, a pesar de que se dijo que la suspensión iba a ser solo
por seis meses, y la búsqueda de culpables continúa a tal grado que hoy por la
tarde se espera la comparecencia del ex jefe de gobierno capitalino, Marcelo
Ebrard, sobre este tema, en la que seguramente dará a conocer detalles de la
politización del asunto.
Fuera de toda la cuestión política, en la que está
inmerso el proceso electoral que ya está en marcha y de que el PRD seguramente
tendrá una baja considerable en su votación en la capital por razones la línea
12, el hoy no circula sabatino y la aparición de Morena en la arena electoral,
el cierre de la línea 12 del metro tiene cuestiones sociales y económicas que
hay que analizar.
En primer lugar se encuentra la situación social.
Alrededor de 400 mil personas son afectadas diariamente. Según testimonios
mediáticos, quienes hacían el recorrido en menos de una hora, ahora tardan
hasta tres horas.
La economía de estas 400 mil personas también ha
sufrido una merma, pues aunque se ofrezca servicio gratuito por parte de los
autobuses de Ruta 100, el aumento en el tiempo de traslado obliga a los
usuarios a hacer gastos diarios adicionales.
En lo económico, hay que señalar que cada estación de
metro representa una derrama económica, porque ya sea al interior o al exterior
de ellas se establecen comercios tanto informales como informales, lo que ayuda
a generar empleo.
Un cálculo conservador es que por cada estación de
metro se generan en promedio 50 empleos. En este sentido, al cerrarse 11
estaciones se han perdido por lo menos 500 empleos, que van desde pequeños
restaurantes hasta tiendas de la esquina que han sufrido las consecuencias de
la medida dictada por Miguel Ángel Mancera.
Ya que hablamos del jefe de gobierno actual, hay
quienes dicen que no se puede negar la cruz de la parroquia y Mancera proviene
de una familia neoliberal priista, por lo que no es muy descabellado pensar en
que precisamente su paso por el PRD ha sido para, dentro de una estrategia política
general, eliminar la fuerza del sol azteca en la capital del país para
fortalecer al PRI.
Pero fuera de esa especulación, el cierre de la línea
12 del metro, por lo menos desde la óptica de los técnicos de las empresas que
la construyeron, fue totalmente injustificada y al respecto han presentado
decenas de informes que señalan que los arreglos pudieran hacerse sin suspender
la operación y sin peligro para los usuarios.
Desde luego que en lo económico, la línea 12 también
registra lo que puede llamarse una la danza de los millones. Hay que recordar
cuando Mancera ordenó el cierre estaba por renovarse el contrato de
mantenimiento. Ya con las estaciones suspendidas, se hizo una adjudicación
directa de un segundo contrato a la empresa IMAS TSO, para que realizara obras
de mantenimiento en vías en la línea 12 del Metro.
Otro contrato es el la empresa española CAF por mil
millones de euros para suministrar trenes y dar mantenimiento a la línea 12, se
encuentra en duda. Hay que recordar que esta empresa, tiene un negro historial
como operador del tren suburbano, pues en ese servicio ha habido por lo menos
cuatro accidentes en menos de seis años.
En términos generales, la línea 12 ha costado casi 45
mil millones de pesos y la cifra aumentará, pero la gran pregunta es ¿por qué
se ordenó el cierre de las estaciones si técnicamente no se justificaba? Como
dice el filósofo del metro: la culpabilidad también es negocio.
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