El filósofo del metro dice
Dios los cría y
Peña los junta
Las mentiras acerca de
promesas empresariales
Roberto Fuentes Vivar*
Ayer, en un rimbombante evento ante Enrique Peña
Nieto, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón,
anunció que la iniciativa privada invertirá este año al menos tres billones y
medio de pesos en capitales productivas como muestra de su compromiso con el
país y trabajarán en una agenda con la que se logre aumentar la competitividad.
El evento, en el cual se festejaron los primeros 40
años del Consejo Coordinador Empresarial, fue un espaldarazo a Peña Nieto por
parte de los comprometidos empresarios mexicanos. El propio evento en sí, da
muchos elementos para el análisis.
En primer lugar, el anuncio de inversión por 3.5
billones de pesos resulta algo novedoso, pues es la primera vez que la llama
cúpula de cúpulas de la iniciativa privada presenta sus expectativas o promesas
de inversión para un año que recién comienza.
El año pasado el anuncio de inversión lo realizó el
Consejo Mexicano de Hombres Negocios, que agrupa a los 40 empresarios más
importantes del país. En ese momento este élite de élites anunció que
invertirían 33 mil 500 millones de
dólares durante 2016. En el evento ante Peña Nieto, se dijo que ese monto era
22 por ciento mayor que el de 2015.
Pero resulta que en 2015, este consejo de hombres de
negocios había anunciado también una inversión para ese año del orden de 33 mil
millones de dólares, algo así como 600 mil millones de pesos, mientras que otro
organismo, el Consejo de Empresas Globales se comprometía a realizar para para
2015 una inversión directa de 11 mil 172 millones de dólares y 13 mil 503
millones de dólares adicionales en gastos de inversión.
Lamentablemente, todas estas cifras se han quedado
en promesas, pues desde hace varios años la inversión en México que reporta
mensualmente el INEGI se ha visto estancada y el caso más reciente es el de la
inversión extranjera directa que en 2016 tuvo una caída de 5.8 por ciento con respecto a 2015.
Lamentablemente, en
México no existe una metodología ni los suficientes dientes en materia de transparencia
para poder llevar un seguimiento de estos niveles de inversión. Lo único que sí
podría decirse es que si realmente los empresarios hicieran esas inversiones en
el país, México no estaría en crisis, ni siquiera en un desafío económico como
el que dice Peña Nieto que vivimos. Pero ojo, no es crisis sino desafío
económico.
En síntesis, el anuncio
del Consejo Coordinador Empresarial, no pasa de ser una simple promesa que es
imposible de verificar, pero que sí logra mediáticamente hacer ver que el presidente
Peña Nieto cuenta con el apoyo irrestricto del sector empresarial.
El otro punto que vale
la pena analizar del anuncio de ayer es qué demonios es el consejo coordinador
empresarial. Tuve la fortuna hace 41 años, no 40 como dice Juan Pablo Castañón,
en la fundación de este consejo.
Su objetivo no escrito
era precisamente coordinar a todo el sector privado, a la sazón afiliado
obligatoriamente a alguna cámara empresarial, para enfrentar lo que llamaron
las ideas socializantes de Luis Echeverría.
Con dinero de
empresarios como Juan Sánchez Navarro, Claudio X. González, Emilio Azcárraga,
Rómulo O Farrill, Agustín Legorreta,
Gabriel Alarcón, Manuel Espinoza Iglesias y otros que en ese momento integraban
el consejo mexicano de hombres de negocios, se creó este organismo para
cabildear ante el gobierno lo que más tarde fueron las reformas estructurales.
No pasaron ni 10 años
de su fundación cuando en los años ochentas comenzaron a presentarse grupos
disidentes en el consejo, sobre todo entre dirigentes empresariales ligados al
PRI y al PAN.
El caso es que hoy el
Consejo Coordinador empresarial no representa más que al 15 por ciento de las
empresas establecidas en el país. Según el INEGI hay más de cinco millones de
establecimientos, pero de estos solo 700 mil están afiliados a alguna cámara
empresarial y no siempre a cámaras afines al CCE.
El caso es que este
organismo, con escasa representatividad, se atreve a anunciar inversiones
billonarias, de las cuales nadie, ni siquiera ellos mismos pueden llevar la contabilidad.
Dice el filósofo del metro: Dios los cría y Peña los junta.
*Comentario para Radio Educación/ 17 de febrero de 2017
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