El filósofo del metro dice:
Inflación es que un huevo
cueste un peso; realidad es
que un huevo cueste un ídem
Grave que a los albañiles no les
alcance ni para queso de puerco
Roberto Fuentes Vivar*
Quiero
aprovechar que el próximo lunes se celebra el día del trabajo, para hacer un
análisis de la grave situación en que se encuentran los trabajadores mexicanos,
sobre todo porque se enfrentan a una inflación desmesurada que rebasa cualquier
aumento salarial.
Brevemente
quiero comentar que en términos generales, de acuerdo con Carlos Noriega
Curtis, presidente de la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para
el retiro (Amafore) dijo que seis de cada 10 trabajadores no tienen acceso a la
Seguridad Social ni a prestaciones y menciona que los trabajadores mexicanos
tienen como principal prioridad adquirir vivienda y como segundo ahorrar para
el retiro. Se le olvido decir que la primera prioridad real de los trabajadores
es sobrevivir.
Por
cierto, que además del día del trabajo el primero de mayo es día internacional
del pintor de brocha gorda, según un informe especial que difundió el INEGI en
el cual se indica que en México hay 190 mil trabajadores ocupados como pintores
de brocha gorda.
Todo
esto lo comento porque ayer se me ocurrió ir al supermercado, a una de las
pequeñas tiendas de autoservicio que se encuentran en Polanco. Mientras unas
pequeñas compras vi a varios grupos de albañiles que intentaban comprar algunos
alimentos para su comida.
Desde
luego, que no se pararon en la zona de las carnes, porque cualquier carne de
res o de cerdo superaba sus expectativas, al cotizarse arriba de los 200 pesos
por kilo. Tampoco por la de los pescados, en donde el más barato estaba a 150
pesos el kilo. Tampoco podrían comprar aguacates que estaban nada menos que a
80 pesos el kilogramo.
A
uno de los grupos los vi en el espacio de salchichonería. Craso error para
ellos, pues el dinero no les alcanzaba ni siquiera para comprar queso de
puerco, un alimento que durante años fue uno de los más baratos para poder
hacerse una torta. El queso de puerco más barato, por lo menos en ese súper
estaba en 174 pesos el kilo. Finalmente tuvieron que resignarse a comprar
varios kilos de tortilla, una lata grande de chiles y una de las presentaciones
más grandes de refresco de cola.
En
ese sentido, hoy aparece una información en primera plana de Reforma que da
cuenta de que de acuerdo con la Unión Nacional de Industriales de Molinos y
Tortillerías (UNIMTAC), el consumo en 2016 se ubicó en 110 kilos per cápita, un
incremento de 34 por ciento en relación a los 82 kilos de 2012. En este mismo
lapso, dice Reforma, la capacidad para comprar alimentos cayó, pues mientras
que el salario medio de los trabajadores formales afiliados al IMSS subió 17.4
por ciento, el precio de los alimentos se incrementó 19.7 por ciento, en
promedio.
Esta
imagen de los albañiles, seguramente algunos eran pintores de brocha gorda que
van a festejar su día el próximo lunes, me llevó a hacer me una pregunta ¿Creerán
realmente los funcionarios del Banco de México y de la Secretaría de Hacienda
que la inflación se encuentra únicamente en cinco por ciento?
Es
cierto que cada día que se presenta el informe del Índice Nacional de Precios
al Consumidor el Banco de México, los empresarios y los funcionarios públicos
reconoce que se trata de la inflación más alta de años recientes, pero
seguramente no tienen idea de lo que sucede en las calles, en donde no sólo los
albañiles, sino las amas de casa tienen que hace un esfuerzo sobrehumano por
tratar de llevar a la mesa algún alimento para sus compañeros, en el caso de
los albañiles, o para sus familias, en el caso de las amas de casa.
Por
ejemplo, Francisco Chew Plascencia, i de la Comisión Ejecutiva del Movimiento
Social por la Tierra, señala que en lo que va del sexenio del Presidente
Enrique Peña Nieto se ha perdido el 11.11 por ciento del poder adquisitivo del
salario mínimo, los precios de los productos básicos han aumentado en un 26.9
por ciento, mientras el salario mínimo sólo un 12.8 por ciento y, con ello, más
de un millón de personas en este lapso registró problemas debido a su sueldo
que se vio mermado. Explicó que el porcentaje de población con ingreso inferior
a la línea de bienestar, es decir que no tiene recursos para comprar la canasta
alimentaria, pasó de 60.6 millones (51.6 por ciento) a 63.8 (53.2 por ciento),
es decir, uno de cada dos mexicanos.
Esta
situación y en línea con lo que dice Reforma, vale la pena mencionar que las
Ventas Netas de Gruma, la empresa que surte a la mayoría de los tortilleros del
país, aumentó sus ventas 12 por ciento, según su informe del primer trimestre
del año, en el que destaca que Grupo Industrial MASECA –la filial que se encarga
de las ventas en México- anunció su
compromiso de mantener, durante el primer semestre de 2017. Ojalá sea cierto.
La
situación es que ese cinco por ciento que se mide en el INEGI como indicador de
la inflación está muy lejos de la realidad y así lo demuestra un simple paseo
por un supermercado, en donde hasta el queso de puerco se encuentra ya fuera
del bolsillo de los albañiles.
Dice
el filósofo del metro: inflación es que un huevo cueste un peso, realidad es
que un huevo cuesta un ídem.
*Comentario para Radio Educación/ 28 de abril de 2017
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