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Friday, April 28, 2017

El filósofo del metro dice:

Inflación es que un huevo
cueste un peso; realidad es 
que un huevo cueste un ídem

Grave que a los albañiles no les 
alcance ni para queso de puerco

Roberto Fuentes Vivar*

Quiero aprovechar que el próximo lunes se celebra el día del trabajo, para hacer un análisis de la grave situación en que se encuentran los trabajadores mexicanos, sobre todo porque se enfrentan a una inflación desmesurada que rebasa cualquier aumento salarial.
Brevemente quiero comentar que en términos generales, de acuerdo con Carlos Noriega Curtis, presidente de la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el retiro (Amafore) dijo que seis de cada 10 trabajadores no tienen acceso a la Seguridad Social ni a prestaciones y menciona que los trabajadores mexicanos tienen como principal prioridad adquirir vivienda y como segundo ahorrar para el retiro. Se le olvido decir que la primera prioridad real de los trabajadores es sobrevivir.
Por cierto, que además del día del trabajo el primero de mayo es día internacional del pintor de brocha gorda, según un informe especial que difundió el INEGI en el cual se indica que en México hay 190 mil trabajadores ocupados como pintores de brocha gorda.
Todo esto lo comento porque ayer se me ocurrió ir al supermercado, a una de las pequeñas tiendas de autoservicio que se encuentran en Polanco. Mientras unas pequeñas compras vi a varios grupos de albañiles que intentaban comprar algunos alimentos para su comida.
Desde luego, que no se pararon en la zona de las carnes, porque cualquier carne de res o de cerdo superaba sus expectativas, al cotizarse arriba de los 200 pesos por kilo. Tampoco por la de los pescados, en donde el más barato estaba a 150 pesos el kilo. Tampoco podrían comprar aguacates que estaban nada menos que a 80 pesos el kilogramo.
A uno de los grupos los vi en el espacio de salchichonería. Craso error para ellos, pues el dinero no les alcanzaba ni siquiera para comprar queso de puerco, un alimento que durante años fue uno de los más baratos para poder hacerse una torta. El queso de puerco más barato, por lo menos en ese súper estaba en 174 pesos el kilo. Finalmente tuvieron que resignarse a comprar varios kilos de tortilla, una lata grande de chiles y una de las presentaciones más grandes de refresco de cola.
En ese sentido, hoy aparece una información en primera plana de Reforma que da cuenta de que de acuerdo con la Unión Nacional de Industriales de Molinos y Tortillerías (UNIMTAC), el consumo en 2016 se ubicó en 110 kilos per cápita, un incremento de 34 por ciento en relación a los 82 kilos de 2012. En este mismo lapso, dice Reforma, la capacidad para comprar alimentos cayó, pues mientras que el salario medio de los trabajadores formales afiliados al IMSS subió 17.4 por ciento, el precio de los alimentos se incrementó 19.7 por ciento, en promedio.
Esta imagen de los albañiles, seguramente algunos eran pintores de brocha gorda que van a festejar su día el próximo lunes, me llevó a hacer me una pregunta ¿Creerán realmente los funcionarios del Banco de México y de la Secretaría de Hacienda que la inflación se encuentra únicamente en cinco por ciento?
Es cierto que cada día que se presenta el informe del Índice Nacional de Precios al Consumidor el Banco de México, los empresarios y los funcionarios públicos reconoce que se trata de la inflación más alta de años recientes, pero seguramente no tienen idea de lo que sucede en las calles, en donde no sólo los albañiles, sino las amas de casa tienen que hace un esfuerzo sobrehumano por tratar de llevar a la mesa algún alimento para sus compañeros, en el caso de los albañiles, o para sus familias, en el caso de las amas de casa.
Por ejemplo, Francisco Chew Plascencia, i de la Comisión Ejecutiva del Movimiento Social por la Tierra, señala que en lo que va del sexenio del Presidente Enrique Peña Nieto se ha perdido el 11.11 por ciento del poder adquisitivo del salario mínimo, los precios de los productos básicos han aumentado en un 26.9 por ciento, mientras el salario mínimo sólo un 12.8 por ciento y, con ello, más de un millón de personas en este lapso registró problemas debido a su sueldo que se vio mermado. Explicó que el porcentaje de población con ingreso inferior a la línea de bienestar, es decir que no tiene recursos para comprar la canasta alimentaria, pasó de 60.6 millones (51.6 por ciento) a 63.8 (53.2 por ciento), es decir, uno de cada dos mexicanos.
Esta situación y en línea con lo que dice Reforma, vale la pena mencionar que las Ventas Netas de Gruma, la empresa que surte a la mayoría de los tortilleros del país, aumentó sus ventas 12 por ciento, según su informe del primer trimestre del año, en el que destaca que Grupo Industrial MASECA –la filial que se encarga de las ventas en México-  anunció su compromiso de mantener, durante el primer semestre de 2017. Ojalá sea cierto.
La situación es que ese cinco por ciento que se mide en el INEGI como indicador de la inflación está muy lejos de la realidad y así lo demuestra un simple paseo por un supermercado, en donde hasta el queso de puerco se encuentra ya fuera del bolsillo de los albañiles.
Dice el filósofo del metro: inflación es que un huevo cueste un peso, realidad es que un huevo cuesta un ídem.
*Comentario para Radio Educación/ 28 de abril de 2017

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