El filosofo del metro dice:
Lágrimas que se
volvieron pasta
Tras el escándalo minero,
la pérdida de soberanía
Roberto Fuentes Vivar*
Todo lo que ha sucedido esta semana con relación a la minería, a raíz del accidente de hace un año en Pasta de Conchos, es definitivamente inédito y forma parte de una maraña de enfrentamientos que es difícil poder desentrañar.
En primer lugar estamos ante el enfrentamiento de dos fuerzas políticas que se manifiestan en diversos aspectos: el PAN por un lado y el PRI y el PRD, sumados, por el otro.
En segundo lugar estamos ante dos sindicatos o dos fuerzas que se dirimen la dirigencia de un sindicato: por un lado una priista –e incluso seguida por el PRD- que apoya a Napoleón Gómez Urrutia como dirigente de los mineros y, por la otra, la panista que hace lo mismo con Elías Morales.
En tercer término estamos ante una lucha entre dos empresas. Por un lado Industrial Minera México y por otro Altos Hornos de México. La primera que al parecer apoya al sindicato panista y la segunda que se siente más a gusto con Napoleón Gómez Urrutia.
Dentro de todo esto han ocurrido una serie de eventos extraordinarios: la acusación verbal del gobernador priista de Coahuila en contra de Vicente Fox por haberle ordenado actuar contra inocentes y que ya se convirtió en demanda formal por parte del PRD.
Paralelamente, Altos Hornos de México anunció su salida de la Cámara Minera de México por no responder a sus intereses. Curiosamente esta cámara es dirigida por un funcionario de Industrial Minera México.
En medio de esta guerra, hay asuntos que han pasado desapercibidos. Primero, que una de las principales empresas del sector, la siderúrgica Lázaro Cárdenas fue vendida al capital extranjero, concretamente a Mital Steel de la India.
Segundo, que desde hace tres años, México mantiene un déficit en su balanza comercial minera, después de siglos de haber mantenido superávit y de haber sido la principal industria durante cuatro siglos de colonia.
También en el ínter, las dos empresas mineras que cotizan en la bolsa de Valores aumentaron su valor en 50 por ciento y los accionistas ganaron un rendimiento de 70 por ciento en un año.
Ante todo esto, los deudos siguen exigiendo justicia o como diría el filosofo del metro: las lágrimas se convirtieron en pasta de escándalo ¿o de ganancias?.
*Comentario para Radio Educción/22 de febrero 2007
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