El filósofo del metro dice:

Por favor Judas
ya no jodas

El gobierno mexicano, ¿coludido
con Cargill en el caso del azúcar?

Roberto Fuentes Vivar*


Seguramente en este momento el Cristo de Iztapalapa debe estar vapuleado que el temblor de esta mañana y más molido que la caña de azúcar en un ingenio. Y así de vapuleado y molido va a quedar el gobierno de México con las guerras comerciales que va a enfrentar con Estados Unidos.

Como señala una de las frases clásicas de la Pasión de Iztapalapa, en verdad os digo que uno de vosotros me traicionará. No sé si en esta ocasión se refiere a cómo el gobierno de México ha hecho todo para destruir a la industria azucarera y que los ingenios mexicanos pasen a manos de empresarios estadounidenses, en una acción que puede considerarse como “alta traición”, casi como la de judas con sus 30 monedas.

Vayamos por partes, a finales de marzo, la American Sugar Alliance presentó al Departamento de Comercio de EU una solicitud de inicio de investigación contra las exportaciones mexicanas de azúcar, porque supuestamente incurren en dumping.

El gobierno mexicano no ha respondido de manera tajante. Lo único que ha hecho a decir del secretario de economía, es adelantar que va a haber negociaciones. Eso sí, como si fuera la famosa frase, también pasionaria de Iztapalapa, te lo digo Juan para que entiendas Pedro, el gobierno mexicano al enterarse de la solicitud de dumping del azúcar, pidió al gobierno estadounidense que respete la decisión de la Organización Mundial del Comercio y concluya la guerra del atún contra México.

Pero, detrás del azúcar y de la petición de los dueños de los ingenios estadounidenses hay muchas cosas.

Primero, que el gobierno mexicano satanizó en la reforma fiscal al azúcar y le puso altos impuestos, por lo que el consumo de este endulzante se reducirá al menos tres por ciento este año, mientras que aumenta el consumo de jarabe de alta fructosa producido, por supuesto, en Estados Unidos.

Segundo, los que sí han protestado por la posible imposición de aranceles extraordinarios de hasta 63 por ciento a la importación de azúcar mexicana, no son los funcionarios mexicanos que desde sus escritorios de Juanacatlán ven pasar el problema, sino la Asociación de Fabricantes de Productos Alimenticios de Estados Unidos, que en Washington pidió a las autoridades no hacer caso de la demanda antidumping contra el azúcar mexicano.

Tercero y he aquí quizá lo más importante, la petición para imponer aranceles al azúcar mexicano se presentó apenas unos días después de que la empresa Cargill, la principal acaparadora de alimentos a nivel mundial, firmó un acuerdo con la empresa brasileña Copersucar, la principal fabricante del dulce a nivel mundial para crear la mayor empresa mundial de azúcar.

Hasta antes de ese acuerdo, Cargill y Copersucar, se disputaban el liderazgo en la producción de azúcar, pues Cargill había adquirido ya varios ingenios en Brasil. Otra empresa estadounidense que ha adquirido ingenios brasileños es Bunge que adquirió más del 60 por ciento de la propiedad accionaria de la brasilera Moema Participacoes.

Es decir que con sus compras a Brasil, los empresarios estadounidenses controlan ya el mercado mundial del azúcar. En ese entorno es en el que se presenta la petición para imponer aranceles en Estados Unidos al azúcar mexicano.

Ya desde hace tiempo, los empresarios de Estados Unidos andan tras los ingenios mexicanos, pero al parecer los quieren adquirir cuando estén quebrados y en eso les ayuda el gobierno mexicano con medidas como los impuestos a las bebidas y con la falta de defensa ante los ataques extranjeros. Cualquier semejanza de esta traición con las 30 monedas de Judas es mera coincidencia. Como dice el filósofo del metro: Por favor Judas, ya no jodas.

*Comentario para Radio Educación/ 17 de abril de 2014