El Filósofo del Metro dice:
¿Cuanta energía será
necesaria para apagar la
energía el descontento?
La ley de expropiaciones
podría incendiar al país
Roberto Fuentes Vivar*
Las nuevas medidas que impulsa el Partido Revolucionario Institucional para expropiar terrenos dentro de las leyes secundarias de la Reforma Energética, podrían crean un clima de tensión similar al de hace un siglo, cuando estalló la revolución.
Vamos por partes: la propuesta priista indica que un predio puede ser declarado de utilidad pública cuando se demuestre que en él hay petróleo, gas o algunos otros minerales que pudieran ser importantes para el sector energético.
Por eso, los propietarios de estos predios, sean privados, comuneros o ejidatarios, se someterán a una ronda de negociaciones con los posibles compradores. De no llegar a una cuerdo, el gobierno expropiaría los terrenos y los entregaría a la iniciativa privada, pagando a los propietarios la indemnización correspondiente.
Según las primeras investigaciones legislativas al respecto, habría 400 mil kilómetros cuadrados de terrenos en 12 entidades del país, en estas condiciones, que podrían afectar a más de 400 municipios.
Esto sin contar con el hecho de que, por ejemplo, el gobierno podría decretar de interés público los terrenos en los cuales las empresas han instalados plantas de energía eólica y que actualmente mantienen en pie de guerra a algunas etnias mexicanas como los huaves y zapotecos en Oaxaca y a los paipai en Baja California.
Nada hay que recordar que en el Istmo de Tehuantepec, miles de indígenas han protestado por el despojo de tierras que han hecho las plantas de energía eólica que pagan una renta miserable, menos de mil pesos anuales por hectárea en algunos casos.
Hay también en pie de lucha, miles de yaquis y tarahumaras porque les han despojado sus predios para que se establezcan las empresas mineras sobre todo canadienses. En estas minas puede haber gas shale y el gobierno terminaría expropiando los terrenos en fast track y cediéndolos a la iniciativa privada sin el menor pudor.
Ya en días pasados se han presentado las primeras manifestaciones en contra de esta medida incluida en las leyes secundarias de la reforma energética y campesinos y organismos ambientalistas como Greenpeace han manifestado la gravedad del problema en caso de que sea aprobada esta legislación.
Qué pasará por ejemplo con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, si se intenta expropiar las tierras en los municipios libres donde está asentado este movimiento. ¿Regresará a la lucha armada?
La situación en principio parece grave, pues muchas de las tierras de los grupos étnicos mexicanos se encuentran asentados en territorios en los que hay minas, de donde podría extraerse gas y, por lo tanto, serían susceptibles de ser declaradas de utilidad pública.
Lo mismo sucede con grandes extensiones agrícolas de donde los campesinos obtienen su subsistencia. El gobierno declarará que ahora son tierras aptas para la energía y por lo tanto tendrán que ser abandonadas por los campesinos, quienes obtendrían un ingreso miserable.
El principal problema es la política, pues todo parece indicar que la ley será mayoriteada por el PRI y finalmente pasará. La actual oposición del PAN a esta medida, seguramente será olvidada con alguna prebenda obtenida por ese partido.
Ojalá realmente los legisladores piensen que una medida como esa puede lograr que el campo se encienda y que millones de indígenas y campesinos están dispuestos a defender su tierra con su propia vida si es necesario.
¿Qué queremos para México un país en el cual los empresarios obtengan ganancias millonarias del sector energético mientras que en el campo se generan focos de tensión social o un país en el cual se mantenga la paz social?
Ojalá los legisladores, incluso los priistas, piensen antes de votar a favor de esta ley. Como dice el filósofo del metro: Cuanta energía se requerirá para apagar el fuego del descontento?
*Comentario para Radio Educación/20 de junio de 2014
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