El filósofo del metro dice:
Ante Estados Unidos la peor
referencia es la reverencia
La guerra del acero nos afecta,
pero es más grave la afrenta
Roberto Fuentes Vivar*
Finalmente Donald Trump declaró lo que en todo el
mundo se ha llamado una guerra comercial, al imponer aranceles de hasta 25 por
ciento a sus importaciones de acero y aluminio de México, Canadá y la Unión
Europea.
Inmediatamente se presentaron protestas. La Unión
Europea, en bloque rechazó los gravámenes y dijo que era una medida ilegal,
México y Canadá respondieron en forma conjunta que recurrirán a los organismos
internacionales.
También de forma inmediata todos los afectados
anunciaron que impondrán aranceles a diversos productos estadounidenses. La
medida más fuerte fue la anunciada por el primer ministro canadiense Justín Trudeau,
en el sentido de que pondrá gravámenes a bienes estadunidenses por 12 mil 800
millones de dólares.
La Unión Europea y México respondieron que podrán
también aranceles en un monto equivalente a la afectación. En el caso de México
de acuerdo con el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, la afectación
podría llegar a cuatro mil millones de dólares.
Y aquí es en donde vale la pena analizar si es mucho
o es poco. Para empezar estos cuatro mil millones de dólares serían si Estados
Unidos deja totalmente de importar el acero mexicano, lo cual definitivamente
es poco probable.
Sin embargo, hay otras cantidades que son mucho
mayores y que sí afectan al bolsillo de los mexicanos. Por ejemplo, en el
primer trimestre del año la fuga de capitales ascendió a ocho mil millones de
dólares y las inversiones de mexicanos en el exterior sumaron otros dos mil 500
millones de dólares.
Es decir que tan solo de enero a marzo salieron
capitales por más de 10 mil millones de dólares, cifra que representa el doble
de la afectación anual que pudiera preverse por la afectación de los aranceles
impuestos al acero mexicano.
Otra cosa que vale la pena analizar es ¿Cómo está el
mercado del acero en México? En primer lugar se encuentra la empresa de capital
indio Arcelor Mittal, que controla uno de cada cuatro kilos de acero que se
producen en nuestro país.
En segundo lugar Altos Hornos de México, esa sí una
empresa mexicana, que representa uno de cada cinco kilos de acero. Otra
cantidad casi similar es la que fabrica Ternium México, perteneciente al grupo
ítalo-argentino Techint. Le siguen Deacero, con el 14 por ciento de la
producción que también es una empresa mexicana, concretamente de Monterrey y
TAMSA, otra empresa subsidiaria del grupo italiano-argentino Techint. Otras
empresas empresas afectadas podrían ser Campos Hermanos o ICH, Grupo Collado y
Autlán.
Estas son, básicamente las grandes empresas acereras
mexicanas y como puede observarse no son precisamente mexicanas, pues entre dos
consorcios, uno de la India y otro de Italia Argentina, controlan más del 50
por ciento de la producción nacional de acero y buena parte de las exportaciones.
Cabe señalar que desde hace por lo menos 10 años,
estas empresas que operan en México han solicitado –y en algunas ocasiones lo
han logrado- que se pongan impuestos al acero procedente de países como China, Rusia
y Ucrania, porque afectan la producción en México al venir con subsidios.
Otro de los puntos que vale la pena comentar del
caso es que México anunció aranceles para productos estadounidenses como embutidos,
preparados alimenticios, manzanas, uvas y quesos. Lamentablemente, la que
podría ser afectada por esta medida es la sociedad en su conjunto, pues hay
mercados como el de la manzana que están controlados por las importaciones.
Un punto más para el análisis es que ayer después de
que Enrique Peña Nieto habló con Justín Trudeau, el mensaje fue muy claro: no
aceptamos. Sin embargo, más tarde el canciller Luis Videgaray bajó el tono y
dijo que la posición es muy clara: seguiremos trabajando en todos los frentes
para una buena relación con Estados Unidos.
En síntesis, la medida de Trump no afecta tanto como
otros males de la economía, pero lo que no se vale es buscar la amistad, cuando
contraparte se dice enemiga. Dice el filósofo del metro: “ante Estados Unidos
no hay peor referencia que la reverencia”.
Comentario para Pulso de Radio Educación/ 1 de junio de 2018
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