El filósofo del metro dice:

Matar de hambre
no contamina


La crisis del empleo
continuará hasta 2017


Roberto Fuentes Vivar*


En estos momentos y durante toda la semana entrante se realiza la conferencia internacional del Trabajo en Ginebra. En ella se ofrecieron algunos datos que pueden considerarse salidos de cualquier película d terror.
En primer lugar, la Organización Internacional del Trabajo presentó un informe en el que señala que la crisis de empleo suele prolongarse de seis a ocho más más que las crisis económicas. Esto en términos generales quiere decir que una vez concluida la recesión económica actual, que puede durar dos o tres años más, continuará la crisis laboral por lo menos hasta 2017.
En el caso de México si se asume esta tendencia basada en experiencias anteriores de la OIT, nos enfrentamos a una realidad que más que cruda, es de dar pánico o de perdida miedo, pues significa que al menos dos generaciones hemos vivido toda nuestra vida en crisis laboral.
Es decir que las repercusiones laborales de la crisis de 1975-76 debieron de superarse en 1982. Sin embargo, en ese año hubo otra crisis económica, por lo que los efectos de la crisis anterior no se solucionaron sino que se sumaron a los de la crisis de ese momento. Por lo tanto, sin contar los rezagos, para 1987-1988 podría haber un respiro sin crisis laboral, pero lamentablemente hubo otra crisis económica y nuevamente continuaron los rezagos que aunados a repercusiones de la nueva crisis debieron solucioanrse por ahí de 1994, cuando estalló otra crisis. Así las cosas y las crisis, el rezago continúa hasta este momento en el que se dan esperanzas de que las consecuencias laborales causadas por la actual recesión se resuelvan por ahí de 2016 o 2017.
Para ponerlo en carne y hueso, si alguien comenzó a trabajar en 1976, tiene ya 33 años de crisis laboral y tendrá que esperan ocho años más para estar relativamente estable en materia de empleo.
Otro de los puntos mencionados en el informe es que a nivel mundial habrá a finales de este año 239 millones de desempleados en el mundo, además de que no se crearán 300 millones de empleos que se requieren para que las nuevas generaciones se incorporen al mercado.
Un tercer punto que menciona la Organización Internacional del Trabajo es que, textualmente, las consecuencias de la crisis actual son que la pobreza y el empleo precario aumentan. Las clases medias se debilitan. La falta de trabajo y de protección social alimenta la inestabilidad, y multiplica la violencia, el malestar social y los disturbios políticos.
Cualquier relación con México es mera coincidencia, pero si tomamos en cuenta este diagnóstico nos encontramos con algo más grave. A pesar de que la clase media cave su tumba, de que la inseguridad aumente y de que el malestar social detone cada día más, en nuestro país hay un subejercicio del gasto público en áreas que podrían ayudar a solucionar o al menos a paliar la crisis laboral, como la seguridad, la infraestructura o desarrollo social, como lo explicó ayer la Auditorio Superior de la Federación al referirse al ejercicio de 2007.
¿Qué quiere decir todo esto en términos generales y llanos? Sencillamente que mientras no logran aún superarse los rezagos laborales de la crisis recurrentes, que vienen desde 1976, el gobierno prefiere no gastar en desarrollo social o infraestructura?. Como dice el filósofo del metro celebrando el día mundial del medio ambiente, matar de hambre no contamina.


*Comentario para Radio Educación/5 de junio de 2009