El filósofo del metro dice:
Los niños juegan
a los "quemados"; los adultos
hacen negocio con la lumbre
Urge revisar el esquema de subrogación
*Roberto Fuentes Vivar
Definitivamente el tema de la semana ha sido la tragedia ocurrida hace unos días en Hermosillo en la que perdieron la vida 44 niños y otras decenas más quedarán marcados por el resto de sus días. Esta tragedia implica mucho dolor.
Dolor para cada uno de los familiares de los niños que estaban ahí. Ese dolor inimaginable que signfifica la pérdida de un ser querido y máxime cuando era apenas un bebé de escasos meses de nacido y con toda una vida por delante.
Pero también mucho dolor para el país porque representa todos los adjetivos negativos que se puedan emplear. Desde corrupción hasta apatía, sevicia, intransigencia y muchos otros más que pueden ser aplicables a este caso concreto.
En primer lugar esta tragedia ejemplifica la forma en la que el Estado y sus instituciones se han ido desprendiendo de la responsabilidad de los servicios que deben ofrecer. Concretamente, este caso debe servir para revisar el esquema de subrogación de los servicios.
Estudios serios realizados por instituciones como la Red por los derechos de la infancia señalan que un niño bajo el esquema de subrogación llega a costar al IMSS hasta casi seis mil pesos, cantidad cuatro cinco veces mayor que la que se eroga por niños de las guarderías administradas directamente por el Seguro Social. ¿Porqué entonces la subrogación?
Para responder a esta pregunta hay que recordar algunas cuestiones. El accidente ocurrió en Sonora. El actual gobernador de Sonora fue presidente del Consejo Coordinador Empresarial hasta julio de 1999, es decir hasta hace exactamente 10 años. En su gestión fue de los principales promotores de las privatziaciones y subrogaciones.
En esa época el IMSS comenzó a subrogar servicios y, por lo menos en el caso de la guardería ABC, los beneficiarios fueron personajes cercanos a Eduardo Bours y a quienes ponían a la iniciativa privada de ejemplo de buena administración mientras que reprobaban la gestión del estado.
Posteriormente Vicente Fox comenzó a abrir las llamdas guarderías changarro, como una medida publicitaria.
Aquí también puede deducirse que precisamente muchos de los beneficiarios de subrogaciones y beneficiarios son personajes ligados a cúpulas del PRI y del PAN.¿Como podría llamarse a esto? ¿Corrupción? ¿influyentismo?.
Un tercer punto que se desprende de la tragedia es la corrupción en niveles inferiores, es decir en mandos intermedios, pues ¿cómo es posible que en una revisión realizada a esta guardería se haya dictaminado que su estado era de excelencia?.
Lamentablemente, en este caso al parecer no se buscarán culpables directos, quizá tampoco haya dimisiones de alto nivel, salvo algunas renuncias de funcionarios intermedios. Lamentablemente también ya hay voces que pregonan que una vez ahogado el niño hay que tapar el pozo de una manera radical, es decir hasta cerrando las guarderías.
Definitivamente esa solución es inaceptable, pues equivaldría a cancelar definitivamente derechos que han ganado sobre todo las mujeres en años recientes. Además, nada más como dato también emanado de la Red por los derechos de la Infancia, En Sonora esta el municipio con el más alto nivel de niñas mamás, pues dos de cada diez niñas de 15 a 19 años son madres. ¿Qué pasaría si les cierran las guarderías?.
Lo viable en estos momentos es revisar el esquema de subrogación y analizar si realmente ha tenido los beneficios que se pregonaron o solo sirvió para que el estado evadiera la responsabilidad de otorgar prestaciones a los trabajadores.
Como dice el filósofo del metro: los niños juegan a los quemados. Los adultos hacen negocio con la lumbre.
*Comentario para Radio Educación/12 de junio de 2009
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